Salió el Plan Nacional de Desarrollo y sorprendió a muchas comentaristas la existencia de dos documentos. Es cosa de observar el objetivo de cada documento. Uno es para exponer el proyecto político del nuevo gobierno, casi la oficialización del instrumento de campaña donde se anuncian la orientación y las grandes preocupaciones. El documento que presenta la Secretaria de Hacienda sí tiene estructura lógica de Plan, con elementos diagnósticos, la localización de problemas, objetivos, indicadores y ejes estratégicos. Nos hubiera gustado una estructura lógica más completa, con árboles y marcos lógicos, pero con lo que leímos sí nos damos una idea qué quieren hacer con el gobierno. Sólo esperamos que al momento de traducir el plan en los 44 programas prometidos se resuelvan las insuficiencias lógicas.
En las orientaciones hay luces y sombras. Aspectos que entusiasman y otros que llegan a la decepción. Si logramos evaluar las luces y sombras caeremos en la cuenta que se trata de decisiones producto de un cálculo de fuerzas y poderes. Esto es, no sólo se trata de ponderar las decisiones técnicas, sino de apreciar las decisiones políticas. Veamos.
El problema que ha estancado el crecimiento económico, que ha provocado la ecología de la violencia y generado la persistencia de la pobreza es la Desigualdad Extrema. La cual se reproduce por un mecanismo estudiado en el mundo: la tasa de ganancia de las grandes empresas es mucho mayor que los niveles de crecimiento general de los países. Junto a la desigualdad extrema se localiza un segundo macro-problema: la captura del Estado por poderes fácticos perfectamente localizados. Este segundo macroproblema genera otros problemas que son la atención del PND: la corrupción y la prioridad de los intereses privados por encima de los beneficios públicos. Pues bien, el modelo de desarrollo que pretende impulsar el PND y responde a estos grandes problemas atractores es uno que combina una economía orientada al mercado interno y la reconquista del Estado, tanto respecto a su relación con el mercado como en cuanto a la autonomía relativa que debe tener respecto de otros poderes sociales. El enfoque del Desarrollo que asume el plan es el Desarrollo Humano y una versión del liberalismo igualitario.
En el marco que acabamos de describir en el párrafo de arriba, localizo 6 dificultades que en seguida comento. Primer dificultad: la relación que tendrá la orientación de una economía centrada en el mercado interno y el empuje de la Demanda Agregada, lo cual implica apoyo a pobres, formalización laboral, el cierre de brechas en empleo de mujeres y jóvenes y una política salarial decente; con respecto a la conservación de la liberalización comercial y una política monetaria autónoma. Con la conservación de estos dos rasgos neoliberales se limitan mucho las posibilidades de maniobra macroeconómica y de protección de los emprendimientos nacionales.
Segunda dificultad: la pretendida re-ingeniería del gasto público para lograr presupuestos cada vez más progresivos y la política hacendaria que no toca a los ricos. Me explico. El gasto púbico para que se pueda convertir en detonante de la Demanda, deben ser montos altos, pero si no hay una reforma hacendaria que permita desconcentrar el enorme poder del Capital, como el caso de un impuesto especial dirigido no al ingreso, sino al Capital, no habrá recursos para este objetivo. En el PND anuncian algunas medidas fiscales que tienen por objetivo mejorar la recaudación, como el caso de prohibir devoluciones escandalosas y evitar las llamadas ‘consolidaciones’. Y está bien que hagan eso; sin embargo, es completamente insuficiente. Por ello, quieren ajustar con propuestas de austeridad. Pero dicha austeridad puede ir en contra justamente del gasto progresivo. Es un boomerang.
La tercera dificultad: una recuperación insuficiente de las capacidades directivas del Estado y la consecuente desproporción de expectativas. Derivado de lo dicho arriba, el Estado se ve limitado en su posibilidad de generar cambios sociales importantes, y se ve en el plan la desproporción de la pretensión de hacer de este sexenio el motor de un cambio histórico (es lo que significa la 4ta) y las metas inerciales y muy conservadoras del plan de Hacienda. Es cosa que se revisen las metas de los indicadores propuestos. Por ejemplo, en violencia la línea base son 39 mil delitos, y la meta sexenal es llegar a 33 mil delitos. Así están todas las metas de los indicadores, modificarán un punto porcentual, o décimas de punto o cero puntos. Si se cumplen las metas del documento de Hacienda no se creará ningún cambio histórico. Ninguno, serán apenas modificaciones incrementales. A menos que la llamada 4ta transformación sea un periodo de 5 sexenios.
Cuarta dificultad: en la forma de elevar la percepción fiscal y mejorar los ingresos salariales pasa por mejorar la productividad de los nuevos emprendimientos. Y esa productividad es posible sólo con las formas de la economía del conocimiento. En el PND, una luz es su visión sobre el tema de la innovación. Pero una sombra inmediata es su nulo apoyo a las universidades y centros de investigación. Estamos de acuerdo que las universidades deben cambiar, ahora mismo son centros escolásticos que han servido para publicar ‘papers’ que a nadie sirven. Sin embargo, la modificación de las universidades no se logra quitándoles el apoyo financiero, sino condicionando el mismo a cambio de impacto social de sus modelos educativos. Es impensable la innovación en el país sin las universidades.
La quinta dificultad consiste en la política administrativa, donde el PND sugiere gobernanza para incluir la participación ciudadana en las decisiones del gobierno y al mismo tiempo un proceso de hipercentralización de esas decisiones. La sexta dificultad es que Zacatecas no aparece en ninguna de las prioridades del Plan. Estamos fuera del radar del gobierno federal. Pero quiero cerrar con una pregunta respectiva a la segunda dificultad: ¿se puede transformar el país sin tocar al capital?
