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viernes, 19 abril, 2024
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La presencia Insurgente en Aguascalientes

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Por: Christian Medina López Velarde •

La Gualdra 476 / Arqueología e Historia / Ollin: Memoria en movimiento

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La Villa de Aguascalientes fue fundada en 1575 un 22 de octubre, y durante el periodo novohispano se fue conformando como un lugar próspero que, gracias al paso del Camino Real de Tierra Adentro y a su posición estratégica, fue una parada casi obligada entre el norte del territorio y la región del Bajío; logró conformarse como una región rica de la Nueva Galicia y con las reformas borbónicas terminó siendo parte de la Intendencia de Zacatecas, territorio al que todavía pertenecía en el año de 1810 cuando inició el movimiento insurgente que a la postre traería como resultado la independencia y formación de lo que hoy es México.

En este tenor, vale la pena recordar que fue en la región del Bajío, no tan distante de Aguascalientes, donde el movimiento independentista cobró fuerza bajo la dirección de Miguel Hidalgo y que después del fracasado intento de tomar la Ciudad de México, se refugió en Guadalajara de donde salió a combatir a los realistas en Puente de Calderón, para salir huyendo con miras de llegar a los Estados Unidos; sin embargo, y a pesar de la cercanía de Aguascalientes con estos lugares, la presencia Insurgente fue menor de lo que se podría pensar, es por ello que en los próximos párrafos daremos cuenta de los tres momentos en que la gesta independentista dirigida por los insurgentes dejó huella más profunda en la villa y sus alrededores:

La participación insurgente del sacerdote José Pablo Calvillo. Nacido en 1763 en la población de Huejúcar -hoy Calvillo, Aguascalientes-, desempeñó su ministerio sacerdotal en varios lugares y para 1810 tenía el grado de Teniente de Cura en el Pueblo de Indios de Jesús María, Ags., puesto que abandonó al enterarse del levantamiento de Hidalgo para unirse a él cerca de Guadalajara, una vez que había reclutado una tropa de indios flecheros en la región de Colotlán; con ellos participó en la batalla de Puente de Calderón, de donde escapó junto a Hidalgo para guiarlo hasta su pueblo natal, Huejúcar, para después cruzar la Sierra de Guajolotes y llegar a la Hacienda de San Blas de Pabellón, donde se separaron y el padre Calvillo regresó para combatir en la región de los cañones. Después de la muerte de los cabecillas de la insurrección en Chihuahua, logró el indulto y fue destinado para Aguascalientes donde permaneció durante 1814; debido a su pasado insurgente se vio envuelto en reyertas con las autoridades, mismas que decidieron recluirlo en el antiguo convento de Guadalupe Zacatecas donde murió apenas dos años después confinado en una especie de prisión domiciliaria debido a su participación en el movimiento independentista.

La deposición del padre Miguel de Hidalgo como jefe de las tropas insurgentes. Fue el 24 de enero de 1811 y después de haber perdido la Batalla de Puente de Calderón contra Félix María Calleja, que Hidalgo llegó con las pocas tropas que le quedaban a la Hacienda de San Blas de Pabellón, perteneciente a la alcaldía de Aguascalientes; ahí ya lo esperaban Allende y otros jefes insurgentes, que molestos con él desde tiempo atrás, aprovecharon el desastre ocurrido en la batalla para echarle en cara sus fallas y atropellos como dirigente de la insurgencia y al final relevarlo del mando, continuando con ellos su marcha al norte casi en calidad de prisionero y solo como una figura moral que alentaba a los pocos hombres que quedaban fieles a la causa. Tal vez por lo importante de la figura de Hidalgo en la gesta independentista, este hecho acontecido en Aguascalientes es el que más se recuerda y que llevó a que aquella hacienda de San Blas trocara su nombre por “Pabellón de Hidalgo”.

La batalla del Maguey. Para 1811 el cabecilla insurgente que se movía en las tierras hidrocálidas era Ignacio López Rayón, quien para el 2 de mayo de aquel mismo año fue avisado de la presencia de tropas realistas provenientes de Zacatecas al mando de Miguel Emparan, por ello salió al Rancho del Maguey, a poca distancia de la Villa de Aguascalientes, con el fin de combatirlo; así, en este lugar se dieron algunas escaramuzas que terminaron con la huida de Rayón, quien no paró hasta llegar a la Piedad en Michoacán, dejando la plaza hidrocálida en manos realistas en las que permaneció hasta el triunfo del ejército Trigarante.

Todo parece indicar, por los pocos datos que se tienen de aquella época, que más allá de estas acciones Aguascalientes se mantuvo al margen de la lucha de independencia, pues incluso cuando Agustín de Iturbide logró consumarla, la única noticia de festejos que se tiene en la Villa se reduce a una lacónica nota del párroco José María Berrueco que a la letra dice: “Nota importante: se juró la independencia en esta Villa el día 6 de julio de 1821”.

 

 

* Subdirector del Centro INAH Aguascalientes.

 

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