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martes, 7 mayo, 2024
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■ Plantea la participación de universitarios para legitimar el proyecto, no su reconstitución

La reforma que promueve la Rectoría de la BUAZ es, esencialmente, antidemocrática

■ El sector estudiantil ha vivido un periodo de destierro de política universitaria: Figueroa

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA •

La reforma institucional que promueve la Rectoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ) es, esencialmente, antidemocrática, pues las autoridades en realidad no plantean la participación de los universitarios en su reconstitución, sino sólo legitimar su proyecto, afirmó Víctor Figueroa Sepúlveda, ex director de la Unidad Académica de Ciencia Política.

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Comentó que el acto inicial consistió en instalar una Comisión Organizadora, cuya legitimación fue depositada en el Consejo Universitario, “un órgano cuya práctica es ampliamente conocida: existe para la aprobación, normalmente acrítica, de las decisiones de la Rectoría”.

“Así, lo primero que han logrado los organizadores es garantizar un control pleno de un proceso que deberá culminar con la santificación del mismo Consejo Universitario que acordó las condiciones de su funcionamiento. Este proceso nada tiende de novedoso ni de autónomo, excepto algunas propuestas sin sentido. En lo fundamental, siguen los lineamientos que las autoridades educativas del país vienen trabajando desde algún tiempo”.

Según expuso, esa situación generó cuestionamientos sobre el papel de los estudiantes en este proceso, y ante las críticas suscitadas por este “olvido” de los jóvenes en la Comisión Organizadora, reaccionaron con rapidez y convocaron a un “Foro Estudiantil Autogestivo”.

El académico jubilado expuso que el sector estudiantil ha vivido un largo periodo de destierro de la política universitaria, sometido a un rol pasivo en la docencia, apenas entrenado en la investigación en niveles de posgrado, carente de organización y de experiencia de diálogo y vivencias interdisciplinarias, alejado de la construcción de currículos, es decir, se desenvuelven muy apartados de la figura del actor dinámico y proactivo en la construcción de su entorno.

En ese contexto, Figueroa Sepúlveda afirmó que la idea es conseguir la participación estudiantil en el conjunto de la estrategia académica diseñada y difundida desde la Coordinación de la Reforma Universitaria.

El “Foro Estudiantil
Autogestivo” protege
la agenda oculta: la
imposición de un
modelo autoritario
y excluyente

“Dicha estrategia ya existe, pero como en su diseño nada tuvieron que ver los estudiantes es necesario buscar que ellos se apropien de la misma. Y en esa perspectiva, es necesario ‘acercar’ a la comunidad de alumnos a otras actividades (definidas por los promotores) donde se presentarán los ‘fundamentos’ de la ‘autotransformación’ que son: pensamiento crítico y carácter complejo del desarrollo zacatecano”, dijo.

Por tanto, indicó que la convocatoria a los estudiantes refleja “un enorme esfuerzo por superar la gigantesca grieta que existe entre los afanes reformadores y los verdaderos agentes de cambio. Buscan este objetivo, incorporándolos, al igual que a los maestros, bajo la condición de que adopten los lineamientos estratégicos definidos por ellos. Lo que proponen, pues, es una reforma superestructural, no una verdadera transformación, es decir, una burda representación caricaturesca”.

Entonces, reiteró que el “Foro Estudiantil Autogestivo” no es más que una fórmula para proteger la agenda oculta: la imposición burocrática de un modelo autoritario y excluyente de Universidad”.

Figueroa Sepúlveda también se refirió a la elección de delegados para el Foro de Reforma Universitaria que, desde su perspectiva, es un hecho que la BUAZ debe registrar en su historia como uno de los acontecimientos más antidemocráticos, pues la votación efectiva fue de mil 866 universitarios, 4 por ciento de la comunidad universitaria, contra 41 mil 980 que se abstuvieron, equivalente a 96 por ciento.

“Su resultado es contundente: la reforma carece completamente de apoyo en el seno de la comunidad; carece de actores legítimos. Si recurren a los propios documentos que los organizadores publican, deberían concluir que una auténtica reforma es imposible en estas condiciones. La reforma es la refundación de la vida de la comunidad y no hay manera de que este cambio le sea impuesto. Sólo la soberbia de una cúpula insensible podría pensar que ello es posible. Y, éste es, desafortunadamente, el caso de la élite de poder inhibitorio que conduce la mal llamada reforma”, expresó.

Se refirió a comentarios del presidente de la Comisión Organizadora, Raúl Delgado, quien explicó que los delegados serán “una corriente de transmisión hacia toda la comunidad de la BUAZ y de lo que estamos haciendo del Proceso de Reforma, que es como un lanzamiento inicial, y lo que queremos es que ese proceso se vaya enriqueciendo con la participación y el concurso de todos los universitarios”.

En pocas palabras, señaló, “los delegados no son representantes de las comunidades que los eligieron, sino que son los representantes de la conducción del proceso ante las comunidades de base. La super élite les transmitirá su sabiduría para entrenarlos en el manejo de los ‘nuevos’ conceptos que presiden el proceso”.

En la elección de
delegados votaron
mil 866 universitarios,
contra 41 mil 980
que se abstuvieron

Figueroa Sepúlveda opinó, entonces, que “se trata, ni más ni menos, que del intento de llevar a cabo una profunda regresión maligna que debería superar las dificultades que los impulsos democráticos generan al poder. Se valen de la distorsión de las instituciones democráticas para destruir la democracia, lo que lograrán si consiguen sacar adelante sus proyectos”.

En suma, manifestó que, lo que se le ha planeado a la comunidad de la BUAZ es un proyecto autoritario, impulsado por una minoría rectora, autosuficiente, excluyente y antidemocrática.

Por otra parte, explicó que la Universidad no genera un plan de acción para la transformación de la sociedad como lo argumentan los promotores a través de la reforma, sino que en ella coexisten las más diversas tendencias de la sociedad: revolución y contrarrevolución, colonialismo y anticolonialismo, progreso y conservadurismo, democracia y autoritarismo, libertad y opresión.

Aunque es cierto que, desde las universidades, los sectores que apoyan las causas populares han hecho enormes aportaciones a las luchas revolucionarias y democráticas en términos de ideas, cuadros políticos, víctimas fatales, demandas, heroicas resistencias, masivas movilizaciones, “pero tratándose de triunfos de avanzada, que modifiquen la estructura social, los verdaderos agentes han sido los pueblos”.

Figueroa Sepúlveda indicó que la transformación social es un proceso que incumbe a la sociedad en su conjunto, conduciendo así, a cambios en la funcionalidad universitaria. Una transformación significativa, que modifique la posición del país en el plano internacional y avance en terrenos como la superación de la pobreza, el desempleo, la violencia, la exclusión social, etc., exige un proyecto de nación que permita avanzar hacia la independencia económica, política y cultural del país.

“Esto implica movilizar los anhelos de cambio de todos los sectores sociales que buscan la felicidad en su tierra. Es una tarea que va más allá de la Universidad. Ésta no es un agente autónomo que puede aproximarse a su entorno para cambiarlo, es parte del ‘entorno’”, concluyó.

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