2021 nos ha hecho repensar el concepto de violencia contra las mujeres. Desde la entrada en vigor de la Ley Olimpia, que más que una Ley fue una serie de reformas para visibilizar los diferentes matices de la violencia que las mujeres sufren en razón de género en espacios digitales. De repente, y como señaló ONU Mujeres, “Lo que es virtual es también real”. La violencia digital en razón de género toma muchas formas, generalmente que reproducen el comportamiento en el espacio físico en el plano virtual. Una de sus vertientes más conocidas es la del ciberacoso. De acuerdo al estudio de “Violencia contra mujeres y niñas en el espacio digital”, el ciberacoso afecta alrededor de 9.4 millones de mujeres en México, principalmente a mujeres entre 18 y 30 años. México es uno de los pocos países donde más mujeres que hombres utilizan o tienen acceso a internet de acuerdo a la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), por lo que la violencia en el plano digital es de especial relevancia. Los espacios digitales han sido tanto lugares de acoso y violencia, como lugares donde las mujeres han manifestado su presencia y descontento. Desde los Tendederos Virtuales, donde las mujeres expresaban y se solidarizaban con situaciones de violencia y discriminación sexual, hasta espacios de creación comunitaria.
Otra expansión a nuestro concepto de violencia contra las mujeres fue el que se dio relativo a la conciliación laboral y personal. La necesidad de promover la corresponsabilidad de las labores de cuidado y domesticas ha sido una vieja bandera del feminismo. En 2021, entradas y entrados en un segundo año de actividades a veces hibridas a veces digitales, el peso de la carga del espacio doméstico y de cuidado se hizo más evidente. Las familias mexicanas, y sobretodo sus mujeres, se enfrentaron al catastrófico panorama de tener que educar a sus hijos e hijas en casa, cuidar de sus enfermas y enfermos, del COVID, y cuidar del entorno familiar. De acuerdo a ONU Mujeres, el 89% de las personas en el sistema educativo dejaron de ir a clases. Muchas de estas personas, mujeres y niñas, no regresarán a clases. El matrimonio infantil, como una respuesta a la falta de acceso a educación y medicina aumentó. Esto puede crear una cadena de riesgo, en que las mujeres que dejaron de ir a clase y se casaron antes de los 18 años, se aten a una vida de violencia y pobreza.
Otra de las grandes crisis ocultas se hizo evidente con la crisis de enfermeras. Una crisis global, en México la UNAM estima que en 2021 hicieron falta al menos 115 mil enfermeras y enfermeros, y que después de la pandemia se cree se necesitarían al menos 350 mil más. La enfermería ha sido una profesión que se ha feminizado, en México el 88% de quienes ejercen la carrera son mujeres, y por lo tanto ha enfrentado los problemas relacionados a esa feminización: bajos sueldos, horarios extendidos y poco reconocimiento de su trabajo.
2021 nos ha obligado a entender que la desigualdad de género es un componente importante de todos los grandes problemas de la agenda pública. Se ha invisibilizado, y pensado como un problema ajeno. La realidad es que la violencia contra las mujeres es una de las raíces principales de los grandes problemas sociales. Este es el espíritu detrás de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer este 25 de noviembre. La fecha se eligió para conmemorar el asesinato en 1960 de tres activistas políticas en República Dominicana, las hermanas Mirabal. Las Estadísticas proporcionadas por INEGI en estas fechas prueban que en nuestro país falta mucho por hacer en materia de atender, prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. No obstante, existen importantes victorias que denotan que las cosas si han cambiado: la citada entrada en vigor de la Ley Olimpia, las reformas constitucionales en materia de paridad en todo y violencia política contra las mujeres en razón de género. El proceso de creación de un Sistema Nacional de Cuidados que será pieza clave en la corresponsabilidad de labores domésticas y de cuidados. El fallo histórico de la Suprema Corte de Justicia Nacional que declara inconstitucional la prohibición absoluta del aborto hacia mujeres y personas gestantes. La lucha por la igualdad entre mujeres y hombres es una carrera de resistencia. Hay que celebrar nuestras victorias, pero jamás perder el pulso de lo que aún falta por hacer.
