En el sistema educativo mexicano prevalece la violencia en varias formas: académica, sexual, discriminación, entre otros, por lo cual se deben impulsar nuevas formas de entender el ejercicio del poder de parte de autoridades, docentes, trabajadores y estudiantes, afirmó Irene Aguado Herrera, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante su conferencia magistral impartida en el Congreso Internacional de Divulgación de la Investigación Educativa y la Intervención Pedagógica, evento organizado por la Unidad Académica de Docencia Superior de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), detalló que la violencia es un fenómeno complejo que afecta a la comunidad escolar.
“Tiene que ver ahí un tema fundamental con las formas en las que se manifiesta y ejerce el poder. No hay relación humana exenta de poder, pero el problema no es el poder, el problema es cómo se ejerce”, expresó.
En ese contexto, dijo que es necesario “no culpabilizar, sino para responsabilizarnos tanto en los actos violentos que nosotros llevamos a cabo como todos en aquellos que permitimos”.
Asimismo, Aguado Herrera señaló que la escuela, como institución, debe establecerse como espacio en el que tenga lugar la producción de saberes, creaciones artísticas y actividades deportivas, estén presentes.
También expuso que es importante un proceso de intervención para prevenir la violencia en cualquiera de sus formas, y para ello los casos con buenos resultados en donde se han implementado metodologías de resignificación entre los jóvenes por medio de la creación artística, juegos, etcétera, ya que “o es la actividad en sí misma, sino lo que esta actividad nos va a permitir, trabajar, apalabrar, narrar”.
Mencionó que, entre las acciones de violencia que se han identificado en el ámbito escolar, está la violencia sexual que se ejerce de los profesores hacia los estudiantes, entre ellos mismos y de los administrativos.
Aguado Herrera también mencionó otras formas de violencia comunes, tales como la discriminación por las preferencias sexuales, por lo cual “debemos parar este ejercicio de violencia cotidiano, sistemático porque, además, generalmente no ocurre nada cuando se denuncian ante las instancias que deberían sancionarles”.