28.1 C
Zacatecas
miércoles, 24 abril, 2024
spot_img

La política no es caridad

Más Leídas

- Publicidad -

Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

No engañábamos a nadie. Contrario a lo que pensábamos, los profesores no asentían conmovidos cuando respondíamos que estudiábamos psicología por querer ayudar a las personas.

- Publicidad -

No. La respuesta que obteníamos podía ir en dos sentidos: la de los docentes que sonreían pacientemente y guardaban silencio sin confrontarnos con nuestro desesperado anhelo de validación, o la de los que respondían simplemente que, si esa era la motivación, estábamos en el lugar equivocado. La vida profesional del psicólogo y la disciplina misma es mucho más complejo que un camino para ayudar a las personas.

La política y el servicio público no escapan de esa complejidad, y tampoco es el camino directo para ganarse la salvación o el reino de los cielos.

No nos malentendamos, por supuesto que por definición estas actividades implican servir a la sociedad y son un camino insuperable de trabajar por lo colectivo, pero su punto de partida no es ni la filantropía, ni la caridad social.

No es un espacio donde se da lo que sobra, sino donde se trabaja para que el otro obtenga aquello a lo que tiene derecho. No significa que no haya mérito en ello, ni posibilidad de reconocer a quien hace esto posible. Significa únicamente distinguir lo que se hace por justicia social, de lo que se hace por caridad.

La diferencia no es sencilla, y menos aún en esta cultura política donde se califica de populistas los programas sociales universales, pero se aplauden los reality shows en redes sociales.

No puede haber ejemplo más claro de la confusión, que lo que sucede en el estado de Nuevo León, donde poco se sabe de acciones para combatir la pobreza, aumentar el acceso a educación, salud, desarrollo social, hogares libres de violencia, etcétera, pero nada de ese vacío importa porque se compensa con esfuerzos millonarios por llenar de juguetes, tennis, regalos, y atenciones a 300 niños que viven en una casa hogar.

Una red de drenaje en una colonia popular requiere más dinero y trabajo que rentar una botarga y preparar un día de fiestas en una casa hogar, y sin duda también resuelve mucho más. Pero eso no sale en las fotografías, no pega en la sensibilidad social.

En el colmo de los impudores, la pareja gobernante en dicha entidad llevó a su casa por un fin de semana a uno de los pequeños de la casa hogar. Lo cuidaron, lo vistieron con los colores propagandísticos, revelaron su identidad, estado de salud, y posaron con él tantas veces como fue necesario para sus cuentas de Instagram.

Fotografiaron hasta las lágrimas de despedida antes de limpiarlas, y re-publicaron cuanto elogio recibieron en las propias redes sociales.

Los expertos en los derechos de la infancia, y las instituciones relacionadas al tema ya abrieron investigaciones al respecto que, aunque muy probablemente no terminarán en nada, sirvieron cuando menos para que los protagonistas del reality enfriaran la visibilidad de los infantes y cambiaran de estrategia para ahora centrarse en otro sector vulnerable: el de los adultos mayores en situación de calle.

Pero lo que hacen los regios no está lejos de lo que quisieran hacer muchos políticos zacatecanos a quienes detiene más la torpeza tecnológica y comunicativa, que la falta de afanes protagónicos.

Se les ve, toda proporción guardada, haciendo cosas similares, asumiendo como acto de generosidad personal lo que se hace por programas sociales, y como mérito propio lo que hizo otra administración u otro nivel de gobierno.

Se les ve incluso promoviendo en sus páginas de redes sociales los anuncios de interés público que tendrían que darse en cuentas institucionales.

Aunque lo prohíbe la ley, hay una tolerancia a estas conductas porque se disfraza de información lo que a todas luces es promoción.

Se tolera también porque es parte de la cultura política que cada vez menos, pero todavía, tolera las fotografías de los abrazos campechanos que se dan únicamente en campaña, aunque éstas a veces duran todo el encargo de gobierno.

Afortunadamente el cambio de mentalidad empieza a notarse y casos como el de Nuevo León ya llegan cuando menos a la polémica, si no es que al rechazo.

Ese cambio de cultura política estará en evaluación las próximas semanas cuando los cabildos de todos los municipios del estado tengan que tomar una decisión con respecto a la reforma al artículo 65 constitucional que pretende regresarle al legislativo la facultad de jugar a Santa Claus con cargo al erario.

Esto, conocido como “herramientas legislativas” que se había modificado en la antepasada legislatura, hoy tiene la posibilidad de revivirse gracias a la propuesta de un legislador del Partido del Trabajo, que hoy, sin embargo, encuentra oposición en cuando menos dos de sus compañeros de Morena.

Está por verse si el cambio cultural es suficiente, o si veremos, otra vez, el lucro descarado con la pobreza de la gente.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -