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viernes, 26 abril, 2024
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Morir matando

El mejor Haghenbeck

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Por: Mauricio Flores •

La Gualdra 532 / Libros / Op. Cit.

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Haghenbeck parece ser el novelista policiaco más versátil de estas (nuestras tierras) tristemente pobladas de nota roja. Adjetivo que suena a supermercado, pero es que en su bibliografía, listado al alcance en cualquier librería, nos encontramos con la recuperación histórica, el sortilegio oscuro, el narcotráfico criminal, las cloacas del poder político y más referentes de marcada oportunidad.

Como en la más reciente entrega, Morir matando, novela publicada de manera póstuma, donde el autor recrea en sendos escenarios variopintos, historia de violencia política y delincuencial. Ahora destacando la inquina del mal, que no se detiene ni ante ese sinónimo de justicia nombrado niñez.

Hay ya una biblioteca Haghenbeck muy bien definida y dispuesta al lector (también resultado de la buena relación establecida entre autor y editor, hace casi dos décadas). Inició con Trago amargo, finalista del premio “Una vuelta de tuerca”, en el que también se descubrió la fuerza narrativa de escritores como Bef, Tiempo de alacranes. Años en los que, advertido por el mismo Bef, “aún era un suicidio social proclamarse autor de novela policiaca”.

Continuó con diversos títulos donde es constante la presencia de Sunny Pascal, el investigador privado, elemento vertebral de casi toda la novelística negra desde sus comienzos. En El caso tequila, además de trasladarnos a los años de esplendor cinematográfico hollywoodense (incluido el idílico Acapulco), Haghenbeck (1965-2021) da cátedra de coctelería, repasando la elaboración de bebidas en cada capítulo (desarmador, martini, coco loco, grog, margarita, gin fizz, etc…).

De manera alternada Haghenbeck se fue haciendo de una destaca obra en los terrenos del comic; tal vez la más importante sea la publicada con Bef, Matar al candidato, novela gráfica que se apunta en el subgénero true crime, rescate de hechos conocidos sumándoles mucha imaginación. La historia recreada es la del magnicidio del político Luis Donado Colosio, el 23 de marzo de 1994, en plena campaña por la Presidencia de la República.

Es el tejido de los universos criminales y políticos el que mayormente destaca en la obra de Haghenbeck, y puede apreciarse bien ahora en Morir matando. Novela de esas que el lector devora en pocas sentadas, y que aunque sin contar con el investigador ya referido, sí perfila un personaje anti, Damián Ross, Lobo, encargado de los destinos de la pequeña Renata de la Colina.

La niña, no se adelantará más, es la única sobreviviente de una matanza en la que perdieron la vida casi la totalidad de los chiquitines invitados a su fiesta, y algunos de sus padres, de ahí la etiqueta periodística del suceso, la masacre de la piñata.

Viejo régimen

Un sentido desarrollado por Haghenbeck a fuerza de observar detenidamente la realidad, supuesto de su ulterior posible imaginario, hacen de esta novela un espejo de los años recientes, frontera de la descomposición mayor y final del viejo régimen. Materiales con los que el novelista ofrece al lector un mundo doblemente creíble.

En Morir matando confluyen, en una misma violenta realidad, la esencia y las voces de los integrantes de esas dos innegables castas de los años recientes, las de los delincuentes y los políticos, en tan buenos despliegues que nos recuerdan obras como las de Luis Spota. Juzgue el lector:

“Ser secretario de Gobernación en México te hace mitad dios, mitad rey. Ni siquiera general, que sólo es designado por el que se sienta en la silla grande. Tampoco eres un peón, de los que usan para hacer enroques o se sacrifican en nombre del partido. No hay mucho que hacer con eso: casi eres, pero no. Así son las cosas no escritas en la política de este país”.

Descripciones de tal certeza, entretejidas por una trama de violento vértigo, del tipo de: “La prensa en México es un juego popular desde tiempos de la Revolución […]. Ten pueden matar siendo periodista, o no. Sólo basta que sigas vivo. Claro que si eres tragatinta tienes las de perder, ya que generalmente te dejan sufrir más allá de dos tiros en la cabeza. Y el sentón es lo de menos, hay mil maneras de hacer sufrir más allá de dos tiros en la cabeza. Ése es el juego, pues también te puede ir bien, donde te guardan tu asiento con colchón y placeres. Pero si haces algo que no les gusta a los que llevan el juego, entonces pasas a ser un número más de las cifras que tanto pelean las comisiones de derechos humanos”.

¿Qué hay detrás de la masacre de la piñata?

No muchas opciones: el lector correrá rápido cada una de las líneas de Morir matando hasta su final para descubrirlo.

Textual

“Frente a nosotros se encuentra la licenciada Ximena Lazo. Va por la libre ahora, así se lo dice una y otra vez. Lo recalca en su cabeza porque sabe que ya no juega con el sistema. No hay peor caída entre los políticos que la de los que se salen de la jugada, quienes deciden no asumir las reglas. Ya lo dijo algún caca grande: Si te mueves, no sales en la foto. No importa el partido, esto dejó de ser una simple articulación de colores con el mismo fondo, las pautas son las mismas”.

 F. G. Haghenbeck, Morir matando, Océano, México, 2022, 264 pp.

* @mauflos

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_532_

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