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miércoles, 24 abril, 2024
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¿Miedo al regreso tímido del Estado regulador?

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Por: JUAN ANTONIO VALTIERRA RUVALCABA •

Los días recientes sirven para hacer corte de caja. Analizar y luego atestiguar cómo cada quien se coloca en su lugar. Ideológicamente estos momentos son definitivos y definitorios.

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Somos bastantes los que pensamos de manera similar, es decir mentalmente se le da vuelta y vuelta a una misma idea acerca de un tema tal o sucesos eventuales.

En ocasiones las musas no llegan y sólo queda en entelequia. Algunos que solemos redactar y otros que escriben nomás no atinamos decir o explicar lo que queremos sepa nuestro más próximo interlocutor o dos más o quizá toda nuestra familia.

En días recientes recordaba con el amigo Germán Contreras -escrupuloso redactor y corrector de estilo- que una de las mafias más cerradas de Italia solía adiestrar a sus miembros y recomendar que en el fragor de alguna batalla se guardaran en la pistola dos balas. Una para el carabinieri y otra para ti. Vivo no te agarran era la consigna.

Decir la verdad o quedarte a la mitad no conviene cuando ese supuesto fastidia o trastoca fibras sensibles.

En la redactada siempre se debe guardar un texto para los tiempos de secas. En este caso he conservado más de uno para pergeñar el inicio de lo que desde hace dos año he venido sosteniendo acerca de la reinstalación del Estado regulador con el retorno del tricolor a la presidencia del país.

Y qué es eso que ha sobrevolado y quitado el sueño en ocasiones. Desde el inicio del mes de diciembre de 2012, dije a amigos y parientes que me daba placer atestiguar como volverían a tener control los grupos de presión a las estructuras del Estado.

Argumentaba que habían sido doce años de frustración por no ver la consolidación democrática que prometieron sucesivamente Fox y Calderón. Todo lo contrario. Dejaron hacer y deshacer a los empresarios y a los sindicatos de maestros y petroleros. Sobre todo a los grandes, a los que verdaderamente ponen de rodillas desde un gobierno municipal o estatal o federal. Esos que amagan con llevarse sus inversiones o depósitos bancarios a otro lado.

El líder de los diputados en San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones Rivera, dijo en declaraciones periodísticas hace un par de años también que eran quince años de nulo desarrollo igualitario y escasa democracia. Claro él contaba tres de Zedillo. Ahora yo he añadido esos tres a mis doce para que sean 15 años ¿de qué? No sé de qué…

De qué, de tensar las relaciones en Chiapas con los zapatistas. Polarizar el diálogo y el acuerdo. Desdeñar la tradición internacionalista del país. De malmodear a los gobernadores favoritos y castigar los que no.

Colaboré de manera institucional con el actual líder del PAN y pude apreciar a un hombre inteligente y sólidamente preparado para comprender los problemas del país, pero pude ver también a un político perspicaz que intelige como el costo de una negociación sirve para tapar o cobijar “las negaciones democráticas que hizo Calderón”. Sólo basta la muestra del botón: Ernesto Cordero se insubordinó a Gustavo Madero en las negociaciones de las reformas estructurales, y a cambio de sus votos pidió que una administración completa no fuese revisada y castigada.

Sostuve que muchos ex funcionarios serían llevados ante la justicia por sus excesos ostensibles en tiempos de marras. Uno de ellos, Genaro García Luna. Así desgranados uno a uno para responder por sus hechos. Cordero también estaba en esa vertiente, así como Gil Zuart, ex subsecretario de Gobernación y ex particular de Calderón Hinojosa.

Todo negociaron y se modificó la eventual justicia ante la expoliación que hicieron los herederos Gómez Morín “por una patria ordenada y generosa”.

Leo en El País de España (viernes 14 de noviembre) a Jorge Castañeda. Me asombro, pelo tamaños ojos y me duele la cabeza aún y me imagino -no soy ingenuo, advierto- como unos votos en el Senado vedaron la información que pudo haberse conocido del gobierno calderonista.

Dice el excanciller en su artículo: “Uno de los costes escondidos del Pacto por México y de las reformas aprobadas fue el borrón y cuenta nueva otorgando al sexenio anterior. Sin el apoyo de los senadores afines al ex presidente Felipe Calderón, no habría pasado la Reforma Energética, por ejemplo. Por tanto, los 70 mil muertos de Calderón y sus 25 mil desaparecidos, no serán investigados, ni castigados sus responsables”. ■

 

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