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viernes, 26 abril, 2024
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¿El peso fuerte es “milagro mexicano” ?, o ¿es la crónica de una crisis anunciada?

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

El presidente de la República, el 18 de mayo del 2023, festejó, otra vez, el hecho de que se rompen récords de la apreciación del peso, y aunque reconoce que ello “podría afectar las exportaciones, pero es mejor una moneda fuerte que las depreciaciones o la devaluación, en términos generales”. 

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El presidente insistió en que “es el peso la moneda que más se ha apreciado durante el tiempo que llevamos en el gobierno con relación al dólar. Ya se está hablando de nuevo del milagro mexicano y del sueño mexicano”. Al respecto cabe preguntar, ¿De qué sirve la apreciación del peso si la economía no ha crecido en su gobierno? El PIB del 4º trimestre del 2022 es igual al PIB del 4º trimestre del 2018. ¿De qué milagro económico habla el señor presidente?

La relación peso-dólar debe ajustarse en torno al diferencial de productividades y precios entre México y Estados Unidos, que es su principal socio comercial, a fin de que el precio de un producto sea el mismo en un país y en el otro, para no perder competitividad y evitar que las importaciones sean más baratas y desplacen a la producción nacional. Al no ajustarse el tipo de cambio al diferencial de precios entre ambos países, se ha ocasionado la apreciación del peso, lo que ha llevado al mayor crecimiento de importaciones que de las exportaciones. El déficit comercial, en el 2018, fue de 13 mil 420 millones de dólares y, en el 2022, de 23 mil 863 millones de dólares, ello además de actuar contra el crecimiento económico, el empleo formal y los salarios, lleva a la economía a depender más de la entrada de capitales y de ahí las altas tasas de interés que se establecen para atraer capitales, lo que encarece el crédito y restringe la capacidad de gasto e inversión, y aumenta la transferencia de recursos a favor de la banca y lleva a la economía a seguir relegando la esfera productiva y a mantener las presiones sobre el sector externo, lo que coloca a la economía en un contexto de alta vulnerabilidad externa. El tipo de cambio debe encaminarse a impulsar la producción nacional y a reducir el déficit de comercio exterior y así los requerimientos de entrada de capitales.

La fortaleza del peso favorece a los dueños del dinero, no a los productores nacionales ni a los trabajadores ni a los que quedan desempleados, pues la contrapartida de peso fuerte es el abaratamiento del dólar y de las importaciones, las cuales terminan desplazando a la producción nacional y con ello, al empleo. Al no poder competir, los productores nacionales frente a las importaciones baratas, muchos quiebran y los otros se endeudan y mantienen bajos salarios para mejorar la competitividad. El capital financiero gana tanto por la alta tasa de interés que establece Banxico para atraer capitales, los cuales ganan el diferencial de las tasas de interés entre México (11.25%) y la de EUA (5.25%) y además, cuando dicho capital sale del país, el dólar le sale más barato. Y el peso se ha apreciado 13% en lo que va del presente gobierno, por lo que la rentabilidad que obtiene el capital financiero que invierte en Cetes es 19% en término de pesos y eso le sale muy caro al país, debido a que la alta tasa de interés y la apreciación del peso, junto a la austeridad fiscal, han frenado la actividad económica. 

El presidente dijo que “el avance del peso en general nos ayuda, nos apoya. Por ejemplo, hay un porcentaje de la deuda externa que está contratada en dólares, entonces esto significa una disminución del monto de la deuda”. Pero lo que no consideró es que la apreciación del peso aumenta el déficit de comercio exterior, lo que impide el pago de la deuda externa en dólares y lleva a seguir promoviendo entrada de capitales para cubrir dicho pago y además, está el impacto que la alta tasa de interés, establecida para atraer capitales y abaratar al dólar, ocasiona sobre el costo de la deuda pública interna, y ésta es mayor que la externa, y de ahí el alto costo que está representando el pago de la deuda pública interna, que resta capacidad para incrementar la inversión pública, como para atender las demandas de salud, educación, combate al cambio climático, como al desarrollo de la ciencia y tecnología y tantos otros rubros que se han recortado, atentando así sobre el bienestar de la población.

El peso fuerte, la austeridad fiscal y la reducción del endeudamiento del gobierno federal, no son avances en materia económica de los cuales el gobierno deba enorgullecerse. Tales políticas nos han llevado al no crecimiento económico, a depender de la entrada de capitales y a mayor endeudamiento de empresas, familias y de los gobiernos estatales, municipales, que se está traduciendo en problemas de incapacidad de pago de la deuda, que desestabilizará al sector bancario. La política económica se evalúa en torno a su impacto sobre la actividad económica del país y no en función del equilibrio fiscal y de la estabilidad del peso, lo cual ha actuado en detrimento de los objetivos nacionales.

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