Hace pocos días, a inicio de mes, Enrique Peña Nieto anunció, con bombo y platillo, las ocho medidas que emprenderá su administración para “Combatir la corrupción”, medidas que deberá poner en operación el nuevo secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, quien también recibió la “orden” de reforzar los procesos de control, fiscalización y auditoría y vigilar que los funcionarios de la administración federal se apeguen a la ley y a la ética, según reza el parte oficial.
Esto es una macabra ironía para la inmensa mayoría de los mexicanos, ya que de aplicarse estas mismas medidas a sí mismo y a la inmensa mayoría del régimen priísta, seguramente no las pasaría y se les debería enjuiciar y condenar. Las medidas incluyen que todos los servidores públicos que entregan su declaración patrimonial, contengan también un reporte sobre posibles conflictos de interés, por supuesto, para aplicarse a partir de mayo; la creación de una Unidad Especializada en Ética y Prevención de conflictos de Interés dentro de la Secretaría de la Función Pública; la emisión de reglas de integridad para el ejercicio de la función pública federal, que amplíen y profundicen los actuales códigos de ética acordes con los nuevos retos que enfrentamos en el combate a la corrupción’’, según la declaración del mexiquense.
Igualmente se prevé el establecimiento de protocolos de contacto entre particulares y los funcionarios responsables de decidir en los procedimientos de contrataciones públicas, licencias, concesiones y permisos; la quinta establece que todas las dependencias y entidades de la administración pública federal tendrán hasta abril para identificar y clasificar el nivel de responsabilidad de los servidores públicos que intervengan en esos procedimientos; además, la Secretaría de la Función Pública deberá integrar un registro de dichos funcionarios y someterlos a una certificación, a efecto de asegurar su honestidad y adecuado desempeño’’, entre otras medidas.
Esto es cinismo puro, los ocho megaescándalos de corrupción de estos dos años de sexenio priísta al mando de Enrique Peña Nieto no pueden ser pasados por alto y borrados de un plumazo, aún no se despeja la polvareda social que provocó la matanza de estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero, cuando salen a la luz pública dos investigaciones independientes realizadas por equipos de periodistas, dadas a conocer apenas hace unos días, donde descubren a políticos y empresarios mexicanos con cuentas multimillonarias en Suiza, una fue realizada por un equipo de periodistas del diario The New York Times, y la segunda, por reporteros en 42 países.
Los apellidos son de mexicanos conocidos y en su mayoría vinculados con el PRI: Hank Rohn, Camil, Téllez, Murat, Prieto Treviño, Elías Ayub, entre otros apellidos “Ilustres”, a quienes relacionan con manejo sospechoso o poco transparente de cientos o quizás miles de millones de dólares de dudosa procedencia, y el caso de el escándalo por el automóvil Porsche valuado en 100 mil dólares, que Heliodoro Carlos Díaz Aguirre, subdirector jurídico corporativo de Liconsa supuestamente regaló a su hijo Heliodoro Díaz Escárraga, funcionario del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), ¿Dinero bien habido?
Esto es lo último, sin embargo, no podemos olvidar los casos de la matanza en Iguala, Guerrero, en el Estado de México, las casas regaladas por contratistas al mismo Enrique Peña Nieto, y a su secretario de Hacienda, Luis Videgaray, de costos multimillonarios, entre otros escándalos en lo que va del sexenio, ni el PRI ni Enrique Peña Nieto tienen autoridad alguna ni valor moral para asumirse como adalides de la rectitud y erigirse como jueces de la moralidad y la decencia en el gobierno cuando son claramente señalados como corruptos y corruptores, y la misma sociedad los condena, cuando 60% de la población percibe que la corrupción aumento con la llegada del PRI y Peña Nieto al poder.
La situación de nuestra entidad, nuestro Zacatecas, no es mejor en ninguna forma, un Miguel Alonso Reyes que gasta alrededor de 20 millones de pesos para remodelar la casa donde vive, con un costo de casi la mitad de todo el programa de vivienda en el estado durante 2011, y Benjamín Medrano, alcalde con licencia de Fresnillo, el municipio más importante y actual aspirante a la diputación federal por el PRI, representan ejemplos icónicos de la corrupción y la ilegitimidad moral del régimen priísta en el estado entre otros, como el caso del Issstezac y la situación de quiebra interna, con las sombras de corrupción que existen en este caso, junto con la actual ola de violencia que se abate en la entidad afectando a miles de familias, especialmente en municipios como Fresnillo, violencia por parte de organizaciones de crimen organizado que no podría existir sin la colusión de autoridades en todos los niveles, y a la que el régimen del PRI en Zacatecas sólo aplica la política del avestruz, haciendo que no ve.
No podemos continuar más en esta situación, este régimen del PRI, tanto al nivel federal como en lo local y municipal ha demostrado con creces su verdadera vocación, la corrupción, que con un total cinismo y poniéndose piadosas caretas ejercen enriqueciéndose y viviendo en medio del glamur y la frivolidad, a costa de una cada vez más empobrecida población que no ve cuando llega el momento de mejorar sus condiciones de vida, sólo el pueblo puede salvar al pueblo, y más que nunca es aplicable esta máxima, es necesario que la gente decida, que participe y alce su voz en las urnas, que haga sentir su voluntad para quitar este régimen priísta que nos está llevando al abismo de corrupción, al despeñadero, a eso estamos convocando, es la única forma de mejorar la situación, el destino nos está alcanzando, y es impostergable que todos tomemos cartas en esta situación acudiendo a las urnas a expresar nuestra voluntad ciudadana.
*Coordinador de la Comisión Operativa Estatal
de Movimiento Ciudadano en Zacatecas
