Ciudad Juárez siempre ha sido famosa en el mundo entero y no solo por ser criminalmente feminicida y abortera, paso obligado del trasiego de drogas y contrabandos, lavados de dineros mal habidos y también del tráfico de estupefacientes, trata de blancas, robo de carros y una ristra interminable que deja por detrás sus orgullosos rasgos históricos donde Benito Juárez, Pancho Villa o el Mismísimo Porfirio Diaz daban peladeaje con los furiosos vecinos del norte.
En unos días más estará en su ciudad natal de San Luis Potosí el periodista y escritor Raúl Ruiz Gómez, radicado en la Tumultuosa Ciudad Juárez desde hace por lo menos 30 años.
El motivo central es presentar uno de sus mas recientes libros, ESCENARIOS 24, -el cambio imperativo-, organizando sus actividades en torno a lo cálido, el respeto mutuo, el reencuentro y la alegría de haber sobrevivido a los cataclismos incendiarios.
Ciudad Juárez es siempre una referencia mundial por muchos motivos poderosos, maquiladoras, pueblos gitanos, migrantes hacinados, cuna de artistas y escritores famosos, de cantantes y actores de mucha caterva, es una ciudad amorosa donde la gramática es la arenga, el apóstol sermoneador de los barrios bajos donde se evangelizan unos a otros, los preeminentes dando cátedra de una feliz navidad a costa de terceros y un largo desandar de truhanes y carteristas, lenones y cinturitas, pedófilos y sicarios afamados.
Ahí los periodistas han sido asesinados a mansalva, amedrentados por los diversos poderes, vilipendiados por la opinión pública.
En ese escenario difícil se ha desarrollado en diversos medios el potosino referido, con una inaplazable labor como master en comunicación, conductor de radio y televisión, analista político, profesor universitario y toda una presencia fraternal y entrañable que irradia creatividad e identidad, labor decidida, acción y coyuntura.
¿Qué recuerdos tiene la ciudad potosina de Raúl Ruiz? Es vasta y profesional, recuerdo innumerables eventos televisivos de entrevistas y conciertos, Gabino Palomares y otros juglares-entre ellos yo- cantando a su ciudad el paisaje desolador de las miserias centenarias, revisando el agravio a las juventudes, demandando al funcionario flojo y boqui suelto enmendara por el buen camino de las democracias que se venden, se vilipendian, se exageran para ser tolerantes en un mundo de cacicazgos y buenas conciencias robadoras de presupuestos destinados a la plebe.
Raúl Ruiz Gómez tuvo los inconvenientes por las cosas imprevistas pero el sendero natal nunca le ha dado el padecer como fórmula sino la inventiva como medio para el triunfo y es el de comunicar, publicar, sonreír y respetar las diferencias, adherirse a la asamblea fabulosa de los buenos libros y sus vasos comunicantes y entonces las ciudades se abren a su paso, a su impulso que incrementa la legión asombrosa de los escritores mexicanos que se rehacen, que corren el riesgo y ganan, que tienen como prudencia al cariño a la gente, a los pueblos hambreados, a los misántropos que rectifican y agarran una lira y se ponen a cantar por las calles su delirante tribuna.
Raúl Ruiz Gómez: atraído hacia todo, generoso y filantrópico, sabe brindarse sin esperar recompensa alguna, con el don de curar, amar la música a cada instante, desafanando el resentimiento para que la gente lo vea como lo que es: amistoso y sociable, muy creíble y confiable, que sabe disfrutar de la belleza y la comodidad, convincente, que luce bien con cualquier uso y color, que atiende el optimismo, el activismo, la utilidad y la amistad.
Ese es su destino permanente y fiel: si logra transitarlo será amado, popular y tendrá la fortuna de la autoexpresión, se le ha dado el don de la palabra y la ha aprovechado para entretener, denunciar, divertirse, relacionarse, trasmitir.
Eso nos llena de orgullo a todos y a todas, eso reitera que lo mágico nunca está en suspenso sino en el esfuerzo, la picardía, el poder y la voluntad de un mexicano que es creativo hasta por los codos. En el buen juicio para todos. Gente como él.
