El pasado domingo 18 de febrero, la oposición al gobierno federal, disfrazada nuevamente de sociedad civil, convocó a una marcha en diferentes ciudades del país, por enésima vez, para defender la democracia, ya que el tirano, aspirante a dictador, Andrés Manuel López Obrador, la quiere desaparecer. Una marcha que transcurrió en paz, donde no hubo disturbios de los “antisistema”, no hubo represión, ni violencia, vamos, una marcha en una democracia.
Ya sin máscaras, Lorenzo Córdova, ex presidente del INE, fue parte de los oradores del evento en la Ciudad de México, convertido en uno de los ideólogos de la oposición, que dictan los argumentos para tratar de restarle opiniones favorables, a la posible sucesora del vigente presidente. Mismos argumentos que viene esgrimiendo el mecenas del movimiento rosa, Claudio X. González.
Está por concluir el sexenio de AMLO y la oposición a este, sigue estancada en el mismo discurso, la amenaza a la democracia. Al inicio, el argumento era la posible reelección del presidente, pasando por la amenaza a las instituciones y ahora, sumando la idea de la imposición de un régimen partidista, como el del PRI, actual aliado de aquellos que de alguna forma, ven amenazada a la democracia, cuya construcción costó cientos de muertos, curiosamente, puestos por quien ahora está en el poder.
Y el problema no es que salgan a la calle con argumentos de muy dudosa solidez, el problema es que quieren ganar mediante el miedo y no mediante propuestas. Las iniciativas presentadas por el presidente, son una excusa perfecta para que los mexicanos podamos distinguir entre dos propuestas, dos visiones de México, pero lamentablemente, parecen empecinados en complacer a la cuota de antiobradoristas, que hay que reconocer, son bastantes, mediante el discurso del “peligro para México”, en lugar de sumar gente que no esta totalmente satisfecha con el accionar del gobierno, pero que no ve la catástrofe del fin del mundo, que lleva pregonando años la oposición.
Damián Zepeda, ex secretario general del Partido Acción Nacional, reconoce que la estrategia de la actual dirigencia debe cambiar, pues no es mediante el ataque y el bloqueo a todas las propuestas legislativas del presidente, como van a ganar adeptos para su causa, sino, mediante el contraste de las ideas, aceptando las propuestas que puedan beneficiar a la gente y presentando alternativas en aquellas en las que no haya un acuerdo.
Al parece, la lucha se centrará en las cámaras, a Xochitl la han abandonado, y el control de daños en el legislativo será la tónica de la campaña. No tardaremos en escuchar frases aduciendo que no se le entregue la mayoría legislativa a la llamada 4T, dando por sentado la victoria de la Dra Claudia Sheinbaum como la próxima presidenta. Xochitl tendrá que hacer un esfuerzo titánico para tratar de mantener a flote una coalición que no tiene ni pies ni cabeza, ni rumbo, ni ideas.
La propia inoperancia e incapacidad de la oposición, muy probablemente, facilite que Morena y aliados, al finalizar la elección, estén muy cerca de alcanzar su objetivo electoral, la mayoría legislativa.
