■ Gobierno Federal incumple con destinar 1% del PIB a la educación: investigador
■ Revolución educativa y cambio en la política social, respuesta a la situación, afirma
Producto de las políticas neoliberales aplicadas a la educación, la población de investigadores, científicos y tecnólogos es muy limitada, ya que solamente 6.9 por ciento de la matrícula escolarizada del país cursa alguna especialidad, maestría o doctorado, y de ellos solamente 10 por ciento está inscrito en algún doctorado, informó Humberto Márquez Covarrubias, investigador de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo, de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Ese fenómeno se debe, dijo, a que Gobierno Federal incumple con el mandato de destinar, en el presupuesto, el equivalente del 1 por ciento del Producto Interno Bruto nacional para los rubros de educación, ciencia y tecnología, mientras que en países desarrollados el gasto en ambos rubros supera ese porcentaje.
En México, por el contrario, .6 por ciento del PIB se destina a la educación y el .3 por ciento a la ciencia y tecnología, lo cual muestra el proceso de desarticulación de la educación en todos sus niveles.
“Esto se traduce en una baja producción científica que algunos lo hacen a partir de la publicación de textos científicos o el registro de patentes, entre otras variables. Esto también explica la profundización de la dependencia tecnológica en el país y la baja capacidad de inventiva”, explicó.
Márquez Covarrubias indicó entonces que la educación ha dejado de cumplir el papel de movilidad social que los jóvenes esperaban, el profesorado está desmoralizado por los bajos salarios y por la manipulación política de que son objeto.
Desde su punto de vista, la respuesta a esa situación debe ser contextual e integral y la reversión de las desigualdades sociales ameritan una revolución educativa y un cambio en la política social.
Al respecto, dijo que el académico Axel Didriksson propone una política de Estado de educación superior que deseche la idea de privilegiar sólo el acceso a los niveles básicos y medio superior mediante políticas asistencialistas como las becas, e implementar una estrategia de transformación orgánica de las estructuras estatales que articulan el sistema educativo, cultural y científico.
Por último, Márquez Covarrubias comentó que en los últimos años ha emergido un actor relevante encarnado en los movimientos estudiantiles, que han logrado romper la frivolidad y demagogia de las campañas electorales y cuestionar a la élite del sistema, pero con el desafío de superar las coyunturas y unirse a organizaciones sociales, vinculadas con estrategias de cambio social.
