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sábado, 20 abril, 2024
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39 años celebrando el Día Internacional de los Monumentos y Sitios

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Por: Víctor Hugo Ramírez Lozano •

La Gualdra 475 / Patrimonio Cultural

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“Acompaño a mi sombra por la avenida
mis pasos se pierden entre tanta gente
busco una puerta, una salida
donde convivan pasado y presente
de pronto me paro, alguien me observa
levanto la vista y me encuentro con ella
y ahí está, ahí está, ahí está
viendo pasar el tiempo, la puerta de Alcalá”.

 

Este 18 de abril se cumplieron 39 años de la conmemoración del Día Internacional de los Monumentos y Sitios, festejo que el Consejo Internacional de Sitios y Monumentos (ICOMOS por sus siglas en inglés) promovió con el afán de protegerlos y revalorizarlos. Dada su importancia, la UNESCO hizo suyo este día en su 22ª Conferencia General. En este marco, cada año se propone un tópico en torno al cual se debate, se analiza y exponen problemáticas de actualidad por medio de sus diferentes comités científicos en todo el mundo y se llevan a cabo acciones que buscan incidir en políticas públicas que permitan la protección del patrimonio universal.

Hace 28 años, en 1992, el centro histórico de Zacatecas estaba siendo objeto de una gran evaluación internacional encabezada por el propio ICOMOS: sus expertos y comités conocían, investigaban, comparaban y corroboraban la importancia, la conservación de sus monumentos y su historia. Todo ello lo llevaron a cabo bajo estrictas directrices que implican seis criterios (valores) culturales y cuatro naturales que deben ser aplicados a todos los sitios inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO; entre ellos, el número II (exhibir un importante intercambio de valores humanos, durante un lapso de tiempo o dentro de un área cultural del mundo, sobre desarrollos en arquitectura o tecnología, artes monumentales, urbanismo o diseño del paisaje) y el IV (ser un ejemplo sobresaliente de un tipo de edificio, conjunto arquitectónico o tecnológico o paisaje que ilustra etapas importantes de la historia de la humanidad),[i] dieron a Zacatecas (1993) ese gran reconocimiento internacional a sus valores eminentemente culturales.

Vivimos tiempos difíciles –tanto como los de cualquier generación pasada y seguramente por venir, pero con el sello distintivo que nos concede cronos-, tiempos que inducen a la reflexión en torno a nuestra realidad, en la que muchos conceptos, ideas, jerarquías y valores que han cimentado y dado forma a nuestra sociedad actual están en el banquillo de los acusados, siendo cuestionados, revalorizados, desechados o reafirmados; y por supuesto los criterios que ha manejado el ICOMOS para determinar nuevas candidaturas a la Lista del Patrimonio Mundial, así como los conceptos de “cultura”, “monumento” o “patrimonio” no han escapado a este torbellino de nuevos paradigmas.

Hace un siglo la idea de “monumento” conducía de manera cuasi inmediata a la visión materialista y romántica de la historia: ilustrada en bronce y encumbrada pedestales de mármol; paulatinamente se fueron integrando a este concepto los testimonios culturales arquitectónicos como las grandes catedrales, palacios y construcciones que reflejaban algún episodio trascendental; tras las guerras mundiales, justamente se sumaron al ideario complejos, centros históricos y sitios arqueológicos con valores y características culturales auténticas y excepcionales. Hoy el campo semántico de “monumento” continúa ampliándose, generando nuevas narrativas y al mismo tiempo complejizándose; hay que integrar a la agenda los debates (que no estuvieron presentes cuando se dictaminó Zacatecas) en torno a la accesibilidad, lo tangible y lo intangible, la igualdad e inclusión, el reconocimiento a grupos minoritarios, el respeto a los derechos humanos y por supuesto, la protección al medio ambiente (afortunadamente hoy un árbol ha alcanzado la misma importancia que el bosque); de tal manera que determinar la trascendencia o importancia de un bien, sitio o paisaje biocultural se ha vuelto una tarea sumamente difícil.

Gracias a la proyección cultural de nuestra ciudad, al trabajo de varias administraciones gubernamentales y de instituciones concernientes al tema del patrimonio, a finales del 2020 se reactivó la coordinación del ICOMOS en Zacatecas; el Dr. Saúl Alcántara Onofre, Presidente Nacional del ICOMOS MEXICANO, tomó protesta a los nuevos miembros: arquitectos, restauradores, investigadores y especialistas que deberán integrarse a los diferentes comités científicos según sus especialidades, tendrán que debatir y dialogar estos nuevos temas de cuño altamente social que definen nuestra actualidad e integrarlos a los objetivos y plan de trabajo.

El reto es grande: no son las mismas ideas, amenazas, debilidades y hasta enfermedades que hace 28 años, pero tampoco son las mismas herramientas que en pro de la conservación podemos emplear; la tecnología, la cooperación internacional, las comunicaciones y la formación de profesionales en conservación han aumentado en nuestro país, y afortunadamente también el trabajo en equipos interdisciplinarios es mejor entendido y desarrollado.

En tiempos de COVID-19, en momentos en que los cristales rotos cantan y los grafitis se confunden con el bronce en favor del reconocimiento de problemáticas sociales profundamente arraigadas, ayudemos a los monumentos con su tarea: la de estar ahí, “viendo pasar el tiempo” como testigos de la historia; nuestra misión “ahí está”: conservarlos, respetarlos, ¡crear nuevos!, y motivar el arraigo de las nuevas generaciones, las nuevas ciudadanías.

*Miembro de ICOMOS MEXICANO.

[i]  http://whc.unesco.org/en/criteria/

 

 

 

 

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