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jueves, 28 marzo, 2024
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Pensar la reforma urbana para Guadalupe

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

Cuando observamos una cierta conformación del espacio urbano, no se ve directamente lo que lo hace ser justo así, y por tanto, da la impresión de neutralidad o naturalidad. Pero esa naturalidad oculta la realidad o la esencia del espacio, y por lo mismo, lo dota de una autonomía que no tiene. Por el contrario, mirar la esencia del espacio nos permite visualizar aquello que lo conforma: las relaciones sociales. Es decir, la estructura urbana es la forma espacial de las relaciones sociales. Lo cual significa que para modificar las formas urbanas hay que cambiar los patrones sociales; pero lo más interesante es que se puede pensar al contrario también: modificar formas urbanas puede detonar cambios en las relaciones sociales. Y será justo esto último, lo que nos permitirá pensar una estrategia de reforma urbana.

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Para hacer posible que la dinámica urbana se convierta en un movilizador del aumento del desarrollo humano, deberemos pensar en un tipo específico de reforma de la estructura de las ciudades. Con ello, tendremos claridad de cuáles programas deberemos de promover para impulsar el desarrollo humano en y desde la ciudad.
Estamos de acuerdo en concebir el derecho a la ciudad como el derecho a transformarla en una estructura generadora de desarrollo humano. Y como el proceso generatriz de dicha transformación es la capacidad de agencia de sus pobladores, entonces la pregunta se dirige a las dinámicas y estructuras urbanas que potencien la capacidad de agencia de los actores sociales proclives al desarrollo humano. La pregunta la podemos expresar de la siguiente manera, ¿qué programas e instrumentos de reforma urbana pueden inducir la distribución social del poder, la desfragmentación social, la dotación universal de infraestructura y la planeación estratégica con ordenamiento territorial? Esta relación entre estructura social y agencia, la debemos cuestionar en dos niveles, ¿qué estructuras-estructurantes pueden provocar los cambios esperados para detonar una reforma urbana? Y ¿qué hacer para llegar a la conformación de dichas estructuras-estructurantes?
Creo que debemos pensar en tres ejes programáticos para lograr hacer de la ciudad un móvil de Desarrollo Humano, les llamo a cada eje de la siguiente manera: (1) conformación de centros urbanos de integración social; (2) impulsar estructuras de representación social de enlace Estado-sociedad civil en el municipio; y (3) cambios legislativos orientados al presupuesto
participativo.

Centros urbanos de integración social. Pasamos de una ciudad mono-céntrica a poli-céntrica. El centro-histórico fue disminuyendo su importancia ante la emergencia de Distritos Centrales de Negocio (DCN), en donde, a partir de la ubicación de las élites en zonas periurbanas, centros de comercio y servicios se agrupan y forman economías de aglomeración. De hecho, la ciudad se estructura a partir de estos nuevos centros; y a partir también de los procesos de segregación espacial de los pobres, como fenómeno inverso a los centros. Pues bien, estos centros no se estructuran con ningún criterio de Desarrollo Humano, al contrario. En contraste, debemos pensar en conformar polígonos urbanos que conformen un distrito urbano, y crear en estos últimos, Centros de Integración y Servicios (CIS), que estimulen el mercado interior (por corredores de economía solidaria), espacios deliberativos y
conversacionales, difusión de la cultura y formación de competencias, el cuidado de la salud y la conexión digital. Un CIS organiza y estructura un Distrito o polígono territorial alrededor de la distribución de mercancías locales, y estrategias de reconstrucción de lazos sociales y formación de competencias para formación de actores sociales para el Desarrollo Humano. Es ingresar el concepto de comunidad en la estructura urbana. El diseño de la arquitectura del CIS es de la mayor importancia, porque los espacios deliberativos, conversacionales y de mercado, con los de formación, deben tener una conexión tal que provoquen sinergias en dichas funciones.

Nuevas estructuras de representación social. Los espacios de deliberación anteriores, deben dar paso a una estructura que no represente a partidos políticos, sino directamente a los territorios y sectores. Actualmente, el cabildo es una representación de partidos políticos, y con lo cual las decisiones no van orientadas a la aprobación de proyectos de desarrollo humano, sino a la reproducción de la clase política. La estructura puramente partidaria de la representación está atorando el flujo de iniciativas de desarrollo orientado a la equidad. Una estructura donde se represente a los territorios y los intereses sectoriales, puede modificar radicalmente los criterios en las decisiones tomadas. La estructura que se puede construir es un Parlamento Municipal. La unión de los Distritos de Integración Territorial con el Parlamento, reconforma las dinámicas de la ciudad en función de los espacios urbanos construidos para la democracia, el mercado interior y la educación.
Cambios legislativos para el presupuesto participativo. Si no se impacta la hacienda municipal, será imposible que camine el enfoque propuesto. La estructura de ingreso que impulse los ingresos propios y el presupuesto de egresos definido no por el cabildo, sino por el parlamento, construye una dinámica participativa que permite afianzar la capacidad de agencia promovida desde los CIS. El presupuesto participativo impulsa la necesaria conformación de un plan municipal técnicamente justificado y avalado democráticamente.
Con estos tres ejes programáticos, es muy probable la reconformación de la estructura urbana, que a su vez, impulse proyectos y dinámicas sociales orientadas al Desarrollo Humano: equidad, cohesión social, ingreso y agencia permanente. ■

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