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viernes, 26 abril, 2024
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Ya gritamos, nos informaron y ahora que…

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

A veces me pregunto de qué estamos hechos los mexicanos, unos reaccionamos a como podemos, algunos más son indiferentes y les vale y, aunque ven nuestra triste realidad, siguen prestándose al juego de los políticos que pretenden permanecer en la cúspide para seguir amamantándose de la ubres de la República a sabiendas de que perdemos a la larga de manera inevitable. México es un mosaico de posibilidades y un mundo de opiniones y forma de pensar, sin embargo, debiera prevalecer la idea de que necesitamos construir una patria más sólida, próspera y pacífica, sólo de esta manera ganaríamos todos. Me preocupa el rumbo que llevamos en el ámbito estatal y nacional, no podemos seguir así porque vamos mal y posiblemente esto empeore. En nuestro pequeño espacio de vida que integra el universo personal deberíamos reflexionar sobre nuestro presente y futuro, pensar en que debemos actuar de otra manera o cuando menos no ser comparsa de los que históricamente nos han explotado.

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Lamento que seamos una cultura manipulable, aborregada e indisciplinada que sólo se limita a hacer máscaras y parodias de los políticos que nos han saqueado, por ello, nos siguen atracando pues saben que en el mejor de los casos, los moneros harán de sus raterías un arte, ya que incluso, ni el derecho ni la justicia los podrán alcanzar, pues han tenido la precaución de tejer una telaraña muy fina cuyos hilos se encuentran por todas partes para tapar los hoyos que van dejando por su paso en la administración pública u otros cargos de elección popular. Así las cosas, tenemos una diputada corcholata, aquella que figuraba en películas de exigua calidad como albures mexicanos, bellas de noche, noches de cabaret, mujeres de cabaret, muñecas de media noche y, que ahora se duerme por el peso de sus pestañas en la máxima tribuna nacional y que ante la inquietud ciudadana de juntar firmas para solicitar su destitución (que no se puede por el fuero) ella simplemente nos hace dedo como la guitarra de Alex Lora, diciendo que nos metamos las firmas por donde nos quepan, así de ese tamaño la falta de respeto que los supuestos representantes del pueblo le tienen a los ciudadanos y es que también los ciudadanos nos faltamos al respeto al votar y permitir que este tipo de especímenes trasciendan en la política mexicana. Así pues, ya nos informaron sobre el estado de la administración pública estatal y federal, no les creímos y sobre dichas cuentas, no hay quién interponga ningún juicio o demanda por lo mal que se ha administrado a México y a Zacatecas; todo queda al cuchicheo de vecindad pues incluso, no pocos críticos y concienzudos analistas, se pelean el día del informe por estar en los lugares más cercanos y andan limosneando un pase platinum para codearse con la crema y nata de la podredumbre.

Ahora, y ya para este 17 de septiembre, ya gritamos, algunos se emborracharon en honor a la patria, otros más celebraron con sus antojitos que somos muy mexicanos, también acudimos al desfile de escuelas, descansamos por la tarde del 16 y regresamos a nuestra realidad, a vivir más de lo mismo, con nuestras miserias económicas y humanas, a pensar en el siguiente puente y en las próximas fiestas que motiven el descanso y la abstracción mental de los grandes problemas nacionales, como si viviéramos en una isla lejana, sin ver que nos acercamos a un callejón sin salida, a un desfiladero lleno de espinas pues la crisis económica, social, ambiental, política y cultural, será más aguda y crítica pues como sociedad nos encargamos de premiar al corrupto, de hacerle caravanas al déspota, le aplaudimos al inepto y acudimos a su circo demostrándole que nos gusta vivir en la situación que nos tienen, siempre y cuando nos den algunas migajas y un poco de show. ¿Entonces ahora que hacemos? Pues a seguir a la expectativa de cómo se van dando los tiempos, visualizar los escenarios y juntarnos con los que tienen más probabilidades de llegar a las posiciones que se ofertarán en las elecciones del 2016, en otras palabras, esperaremos a subirnos a la balsa que nos construyen cada tres o seis años, a mal pasar nuestra vida y a soportar a nuestra clase política hasta que un día despertemos con un verdadero patriotismo como el de Morelos e Hidalgo, con una nueva visión de lo que debería ser México y con muchas ganas de trabajar por un nuevo proyecto que nos beneficie a todos; ojalá despertemos a tiempo. ■

 

*Representante de Zacatecas ante el Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

[email protected]

 

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