La Gualdra 630 / Poesía
¿A quién sino a ti?
Hölderlin
I
La virgen de la zarza nos revela
su nombre de astro:
girasol de los prodigios, estela
de sal, roja raíz de día, amarga
ceniza en el crepúsculo
auspicia los misterios de la luz.
Su mano de muchacha enciende el río
de la noche y la llama de sus ojos
afila el corazón de los incendios
mientras cínico silbido ―pájaro de luz― cimbra el horizonte
y el grito en el espejo se agudiza hasta la transparencia
palabra de sal a la mitad del estallido
el mundo se estremece en el sueño de la amada.
Señora de estaciones subterráneas
se fuga al inframundo antes del alba
territorio contra el terco sol.
II
Nada permanece más allá del signo estelar sobre los labios
nada más que la herida en el pecho por la espada del ángel del exilio
el ángel que asciende de la noche a los pies de la muchacha
para beber del cáliz, para morder los frutos del árbol de la vida
como el tigre se humilla gozoso ante la rosa
como los cuervos se rinden y cesan de posarse en el ciclamen
como el que escribe amapola en este verso hasta romper el borde la semilla
como el que olvida en el sueño, la máscara y la vestidura
para escucharla pronunciar su nombre
antes de vencer la muerte al conocerla, el primer día del mundo.
III
Pequeña castaña de los años,
te busco en todo sitio y todo tiempo
en cada sustantivo como fuego,
vida y muerte y marea
y casa y ventana y cerradura.
Líbrame de la sed de ti como del desamparo me proteges
como me arrebatas del desasosiego
con la febril ternura de tus manos.
Líbrame de propagandas, de rituales, de discursos,
de canciones al aire y a la piedra.
Increpa a los injustos, ahoga a los escribas,
destierra a los vasallos y a los príncipes,
aleja a los perversos, expúlsalos
de todo espacio y todo instante.
Conjura la mentira de este mundo
aunque la anónima razón seduzca
y la estulticia horade las imágenes
o nos hiera la pureza de lo humano,
suspéndenos en el sonido puro
en el gemido de las parcas
vencidas por tu luz.
No cantes a la cólera, ni calces más la furia:
revierte la tristeza de la rosa
al centro del jardín de las delicias.
No despiertes al desierto vuelto océano
no te alcance el sol de la melancolía
nunca te acaricie con su calma mortal.
En la albura de tu pecho el día nazca,
la noche se descubra en el incendio
por la luz de tus pupilas
emerja la palabra, sea la imagen
del relámpago en lo oscuro original.
Déjame suspenso en tu silencio
déjame contener el señorío de tu hermosura
como un espejo frente a otro
crepitación del universo en un abrazo.
Déjame clamar tu nombre, inventa el mío
dame existencia con tus sílabas secretas
crea mi cuerpo con tu voz, concédeme
la forma que te cubra
toca con la lengua esta boca que te canta.
No me formes de arcilla, sino de polvo estelar
créame, oh, increada, úngeme
con el agua lustral de tu costado
o la ambrosía de tu vientre.
Luna nueva desposa el deseo
dame de beber la savia de los nuevos dioses
dame a la vida, del exilio de los días sálvame.
Voltea, ven a mí, ven a nosotros,
llega al fondo de tus ojos
y observa cada tarde la caída de lechuzas y pelícanos,
tórtolas y colibríes, cuervos y palomas
en la cúspide del sueño.
Acompáñame en la dicha y el coraje
déjame a veces hallarme lejos,
muy lejos de ti para encontrarte.
No me lleves al río del olvido
echa puños sobre mis huesos
aguarda frente al túmulo hasta el alba
y déjame volver desde tu vientre,
venir desde lo inmenso
dame a luz en el milagro de tu encuentro.
Escribe cada hora en esta hora de encierro,
reordena las estrellas, reinventa el orden de los días
haz del caos un nuevo amanecer.
Habla al fin del día del juicio
del principio de la noche y de tu nacimiento.
Dime que ardan los días pasados
como las naves del regreso
y desaparezca el hombre antiguo
en el advenimiento de su propia verdad
o sólo háblame del ajo y de la miel,
del mar y de la arena, del miedo y la esperanza.
Habla ¿por qué en las noches no puedes dormir, y menos despertar?
Dime ¿cuál es la medida exacta del poema?
¿Se encuentra en el rumor de la rosa,
en la quietud del girasol,
en la canción que arrulla la gerbera
o es el derrumbe de la alcoba
en el ascenso hacia lo inmenso?
Haz algo que no se dice aquí y no se hable más: se olvide todo esto.
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