En el cierre del Segundo Congreso Internacional sobre Investigación Educativa, realizado en el Auditorio de la Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho, Diego Juárez Bolaños presentó la conferencia magistral titulada «Los retos de la educación rural y multigrado durante el sexenio 2024-2030”, en la que expuso que la educación rural y multigrado enfrenta un abandono estructural por parte de las políticas públicas en México, y su potencial transformador depende en gran medida del esfuerzo colectivo de maestros y comunidades.
Juárez Bolaños abordó al final de su ponencia la inseguridad que enfrentan docentes y estudiantes en zonas rurales en Zacatecas y en el resto del país. Una docente expresó su preocupación por la vulnerabilidad de las practicantes que realizan servicio en escuelas rurales: “Nos aterra dejar a una estudiante en un punto remoto, expuesta a desaparecer en minutos”.
El investigador reconoció la complejidad de la situación y mencionó que actualmente desarrolla una investigación en colaboración con una universidad colombiana para visibilizar cómo las escuelas pueden actuar como espacios de contención frente a la violencia.
Colombia, con décadas de conflicto armado, ha utilizado las escuelas como espacios de memoria y reconciliación. México puede aprender de estos procesos y adaptarlos a su realidad, explicó. Subrayó las madres buscadoras zacatecanas representan un ejemplo del poder de las comunidades para convertirse en agentes de cambio, trabajando desde las bases sociales para construir soluciones.
Algunos asistentes señalaron que Zacatecas cuenta con una riqueza de experiencias pedagógicas en entornos rurales, pero que estas han sido desarrolladas principalmente por los propios maestros y comunidades debido a la falta de políticas públicas específicas.
El 45 por ciento de las escuelas primarias y el 60 por ciento de los preescolares en México operan bajo la modalidad multigrado. Además, 25 por ciento de las telesecundarias del país también trabajan con esta estructura, lo que evidencia que no se trata de un fenómeno marginal. Sin embargo, el conferencista señaló que las políticas públicas no han dado respuesta a las necesidades específicas de estas escuelas desde la creación de Conafe en 1971.
Describió como inaceptable y una “vergüenza nacional” que los jóvenes que trabajan en Conafe reciban en comunidades aisladas reciban un estímulo económico de apenas 5 mil 300 pesos mensuales.
Con 120 mil escuelas rurales en el país, de las cuales aproximadamente 70 mil operan bajo la modalidad multigrado, Juárez Bolaños destacó la urgencia de que las secretarías de educación establezcan áreas específicas para atender esta modalidad. Señaló que, en la mayoría de los estados, estas áreas no están contempladas en los organigramas institucionales.
Mencionó que en San Luis Potosí se implementó una estrategia conocida como «Comunidades de aprendizaje multigrado», que promovió el diálogo entre docentes de diferentes niveles educativos dentro de una misma localidad: preescolar, primaria y telesecundaria.
“Los docentes de zonas rurales están hartos de los cursos virtuales y autogestivos”, afirmó el investigador explicando que estas capacitaciones no se adaptan a las limitaciones tecnológicas de las escuelas rurales y la virtualidad se presta para la simulación.
Destacó la importancia de diseñar materiales educativos específicos basados en la experiencia de los propios docentes, prescindiendo de “especialistas” foráneos, y subrayó la necesidad de aplicar el sentido común para evitar que la burocracia y los intereses creados, como la construcción de escuelas con materiales no adaptados a cada región, entorpezcan el funcionamiento de las escuelas rurales.
Al exponer el caso de una estrategia bloqueada por un sindicato magisterial, que consistía en tener docentes itinerantes para escuelas rurales y multigrado para llevar materias especializadas como educación física, artes e idiomas a comunidades aisladas, Juárez Bolaños lamentó que, en ocasiones dentro del sistema educativo, no se priorice el beneficio de los estudiantes en entornos más vulnerables.