México hasta antes de los ochentas era autosuficiente en la producción de alimentos básicos (maíz, frijol, leche, carne, entre otros). Lo anterior gracias a un modelo de política orientada a la sustitución de importaciones “crecimiento hacia adentro”, nuestro país mantenía un crecimiento sostenido en el sector agropecuario, el cual era estratégico para el desarrollo nacional, ya que generaba divisas por la exportación, abastecía al país de alimentos accesibles, generaba mano de obra en su sector y para otros sectores. El Estado apoyaba decididamente al sector rural con vigorosas políticas de infraestructura hidráulica (grandes presas), apoyos a la producción, caminos, crédito, seguro, asistencia técnica, investigación, entre otras.
A inicios de los ochentas, México adopta las recomendaciones del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), cambiando su política económica hacia un modelo económico neoliberal que promueve el retiro económico del gobierno de sectores estratégicos como el rural (eliminando lo que ellos llaman proteccionismo), dejando solos a los productores para que compitieran con las fuerzas libres de los mercados del mundo y reduciendo el gasto gubernamental, a fin de disponer recursos para el pago de la deuda externa.
Estas nuevas políticas neoliberales priorizaron el crecimiento hacia el exterior, la competitividad internacional, como únicos caminos para el crecimiento del país, dejando de lado, la distribución del ingreso, la generación de empleos, la inversión productiva con visión de mediano y largo plazo, el apoyo al campo y el bienestar social. En el caso del campo mexicano, las políticas agropecuarias implementadas desde mediados de los ochentas han sido equivocadas, erráticas, ya que parten de la premisa falsa de que “es más barato importar que producir los alimentos”; por lo que en lugar de fomentar la producción nacional y restringir las importaciones agropecuarias las favorecen.
Las importaciones desleales de alimentos (leche, carne, cerdo y granos) han llevado a la quiebra de muchos productores, al no poder competir con productos altamente subsidiados en sus países de origen (Estados Unidos) de mala calidad y a precios “dumping” (carne con muchos años de congelación, leche con poca vida de anaquel, vísceras y subproductos que no se consumen en el país de origen). La quiebra del campo, ha provocado su abandono y envejecimiento, desempleo, pobreza, hambre y altos índices de migración hacia las grandes ciudades y al país vecino del norte.
El presidente López Obrador se propuso lograr la soberanía alimentaria y energética, en esta última hay avances significativos en la autosuficiencia de gasolinas, diésel y electricidad. En relación a la soberanía alimentaria para estimular la producción nacional de alimentos se inició con los precios de garantía para maíz blanco, frijol, trigo y leche; así como la operación de programas para el Bienestar: Producción para el Bienestar, Sembrando Vida y Fertilizantes Gratuitos. Sin embargo, no obstante, que se obtuvo un superávit en la balanza comercial agroalimentaria no se logró la autosuficiencia alimentaria, persiste una dependencia agroalimentaria de exterior de un 43%, principalmente en maíz, trigo, arroz, soya, cerdo, carne y leche. La FAO recomienda que países en desarrollo deben producir al menos el 75% de sus alimentos básicos.
El reto de la actual administración es la autosuficiencia y soberanía alimentaria en los alimentos básicos para la alimentación de las y los mexicanos. Con estos propósitos la presidenta Claudia Sheinbaum en el Proyecto de Nación 20024-2030 en el eje Desarrollo Rural y Soberanía Alimentaria, dispone que la soberanía alimentaria será el eje rector de la política para el campo. La soberanía alimentaria implica el fortalecimiento permanente de todas las condiciones, capacidades y actores que permitan a la Nación garantizar el derecho humano y constitucional a la alimentación de las y los mexicanos, con apego a nuestras culturas y tradiciones, incluyendo en ello, la sostenibilidad ambiental, la preservación de la biodiversidad, la mitigación y adaptación al cambio climático, haciendo un uso eficiente del agua, y, especialmente, avanzando constantemente en el bienestar de las familias campesinas.
Dentro de las propuestas y acciones del actual gobierno en la producción de alimentos para el consumo nacional se encuentra el garantizar la plena autosuficiencia de maíz blanco no transgénico e incrementar el volumen de la producción destinada al mercado interno, dando prioridad a los alimentos básicos y estratégicos para la alimentación de las y los mexicanos, incluyendo, además de maíz blanco, el maíz amarillo, frijol, arroz, trigo, azúcar, café, cacao, amaranto, miel y proteína animal (leche, carne roja, pollo, huevo y pescado).
Este objetivo considera como condición esencial, que la producción sea cada vez mayor y sostenible ambiental y climáticamente. Los pequeños y medianos productores agrícolas, ganaderos, pesqueros y acuícolas, son la población prioritaria. Para avanzar en el objetivo de aumentar la producción de alimentos para el consumo nacional, priorizando los productos básicos de la dieta a precios accesibles se plantean los programas: Producción para el Bienestar; Cosechando Soberanía; Programa de Innovación y Asociativismo de pequeños productores en transición agroecológica; Alimentación para el Bienestar”.
Por lo antes expuesto, consideramos que la inversión en el Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable, además de incrementar los apoyos a los programas de la vertiente social, estos incrementos también se deben dar en los programas de la vertiente productiva, orientados a mejorar la productividad y la competitividad, con el fin de contribuir a la soberanía alimentaria, generar más empleos y elevar el ingreso de los productores, ampliar los mercados agropecuarios y consolidar las empresas rurales, a través de la investigación, tecnologías e innovación, desarrollo tecnológico, asistencia técnica y el fomento a la organización, ampliación y mejoramiento de la infraestructura hidroagrícola, la reconversión productiva, la sanidad e inocuidad, la eficacia en los procesos de cosecha, empaque, acopio y comercialización, el financiamiento, seguro, agroindustria y la transición energética en las actividades agropecuarias.
Durante la reciente visita a Zacatecas de la presidenta Claudia Sheinbaum se lograron compromisos importantes, entre ellos, la construcción de un hospital de tercer nivel del IMSS, la terminación de la autopista Zacatecas- Aguascalientes, el impulso al turismo, la construcción de la presa Milpillas que dotará de agua potable al 40 % de la población del estado en el corredor Fresnillo-Guadalupe. En el sector rural, la instalación de la Productora de Semillas del Bienestar en Calera y los incrementos en los precios de garantía para el frijol de 21,000 a 27, 000 pesos la tonelada, pagaderos en un máximo de 30 días.
*Diputado Federal por Zacatecas