Antonio Jacobo de Luna, docente con 39 años de experiencia y líder sindical en Zacatecas, reflexionó sobre los retos de los trabajadores de la educación, como la falta de transparencia en el manejo de los recursos sindicales.
De frente a su participación, destacó la importancia de la renovación del liderazgo en la Sección 34 del SNTE y subrayó la necesidad de escuchar a los maestros para mejorar el sistema educativo y fortalecer la unidad sindical sin caer en el corporativismo.
El proceso electoral que se avecina en la Sección 34 del SNTE es de gran relevancia, no solo para Zacatecas, sino para todo el país. Por primera vez en la historia, según comentó, la elección de la dirigencia del Comité Ejecutivo Seccional se llevará a cabo mediante voto universal, directo y secreto, lo que permitirá la participación de alrededor de 32 mil trabajadores de la educación en el estado. Este cambio es fruto de la modificación de la Ley Federal del Trabajo, que establece que todas las elecciones sindicales deben realizarse de esta manera.
De Luna destacó que este es un momento «histórico» para los trabajadores de la educación y un «proceso inédito» que permitirá a los docentes elegir directamente a sus representantes, sin la intermediación de delegados, como sucedía en los congresos anteriores.
“Es una oportunidad única de restituir la vida plural al sindicato. Durante años, la Sección 34 ha estado gobernada por una dirigencia cuestionada por su falta de legitimidad y legalidad (…). El Comité Ejecutivo Seccional ha estado en funciones durante ocho años, y el próximo 19 de noviembre los trabajadores de la educación tendrán la oportunidad de evaluar su gestión” comentó.
En su diagnóstico de la situación actual, de Luna señala que uno de los mayores retos que enfrentan los docentes de Zacatecas es la defensa de sus derechos laborales. Muchos maestros han experimentado problemas de pagos atrasados y falta de respuesta por parte del sindicato ante diversas situaciones laborales.
Además, otro de los temas que preocupa, es la transparencia en el manejo de los recursos del sindicato, incluidos los fondos de ahorro y los fideicomisos. «El sindicato debe ser un modelo de transparencia. Los trabajadores tienen derecho a saber cómo se gestionan sus cuotas sindicales», subrayó.
Otro tema crítico es la falta de apoyo y reconocimiento a los docentes jubilados y pensionados. De Luna denunció que el bono que reciben estos trabajadores es insignificante, con montos anuales que no superan los 400 o 500 pesos, un pago simbólico que no refleja el valor de su trayectoria. «Es una injusticia que los maestros que han dado su vida por la educación no reciban el reconocimiento que merecen», agrega.
Incluso De Luna considera que el modelo educativo actual, representado por la «Nueva Escuela Mexicana», ha generado controversia entre los maestros, pues, aunque busca responder a las realidades contemporáneas, también presenta desafíos logísticos y burocráticos que limitan la libertad pedagógica de los docentes. “El modelo educativo está atrapado en la burocracia. No le da al maestro la libertad de innovar ni de aplicar métodos que realmente funcionen en el aula”, explica.
A su juicio, el verdadero cambio en el sistema educativo debe surgir desde la base: escuchando a los docentes y reconociendo sus necesidades y propuestas. Para de Luna, los maestros no son el problema, sino la solución.
“Las reformas educativas no deben ser impuestas desde arriba. Hay que tomar en cuenta la voz del maestro, que es el que realmente sabe qué necesita el aula. México tiene un gran capital humano en sus maestros, y es fundamental que las autoridades reconozcan su experiencia y su preparación”, asegura.
Según enfatizó el papel del sindicato es esencial para que los trabajadores de la educación puedan hacer frente a las dificultades laborales y defender sus derechos. En este sentido, destaca la importancia de renovar el liderazgo sindical y fortalecer la unidad dentro de la Sección 34. “El sindicato no puede ser un ente dividido. La unidad debe ser verdadera, no unificada bajo una sola voluntad. Necesitamos un sindicato que sea capaz de defender al trabajador, sin caer en las prácticas de corporativismo político”, enfatizó.
De Luna concluye que, más allá de las aspiraciones personales, su participación en este proceso tiene como objetivo principal recuperar la confianza de los docentes en su organización sindical y restaurar la legitimidad de la dirigencia. El reto es crear una representación genuina que trabaje de la mano con los trabajadores para mejorar las condiciones laborales y educativas en el estado.
«Democracia, sí, pero no dirigida. Democracia, sí, pero no unilateral. Democracia, sí, pero participativa. Unidad no es uniformidad, ni sometimiento, ni imponer la idea de todos conmigo, por donde yo diga. Ese es el desafío de este proceso”.
