El régimen que ahora tenemos, el presidencialismo duro, ha dado de sí. Las enormes facultades que concentra la persona que encabeza el Poder Ejecutivo nos están llevando a gobiernos de mala calidad. Por ello, se han pensado y promovido formas de presidencialismo que limiten y distribuyan el poder del Ejecutivo a partir de agregarle fórmulas que son de hechura parlamentaria. Y lograr lo que Diego Valadez designa la Racionalización del Poder Presidencial, o Carpizo llamó la parlamentarización presidencial. Así las cosas, caminamos hacia un presidencialismo semi-parlamentario. Es justo lo que se ha llamado el gobierno de coalición y gobierno de gabinete. En este formato se logran mayorías por medio de alianzas de varios partidos con afinidad ideológica (preferentemente), y que formalizan dicha alianza mediante un convenio donde ponen en común un programa de gobierno y una agenda legislativa. Además, el acto de gobierno y la implementación del programa mencionado se lleva a cabo mediante un gobierno de gabinete, en el cual, se integran miembros de varios partidos en las carteras de gobierno y se establece “el gabinete” como instancia formal de toma de decisiones. Con ello, se distribuye el poder y las responsabilidades en una suerte de ejecutivo colegiado. Estas medidas hacen del gobierno más efectivo por contar con mayor legitimidad, y más eficaz por el aumento de coordinación y distribución de responsabilidades.
En México ya se aprobó en la reforma política del 2014 la posibilidad de que el presidente que entre a gobernar en el 2018 elija el gobierno de coalición. Se reformó el artículo 89 de la Constitución, y entre lo que afirma está lo siguiente: el Presidente de la República “en cualquier momento podrá optar por un gobierno de coalición con uno o varios de los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión. El gobierno de coalición se regulara por el convenio y programa respectivos, los cuales deberán ser aprobados por la mayoría de los miembros presentes de la Cámara de Senadores. (…) El convenio establecerá las causas de la disolución del gobierno de coalición”. Y como el gabinete será aprobado por el Congreso, el Presidente deja de tener esa atribución histórica en México. Es un avance.
Pues bien, el gobierno de coalición y de gabinete, se puede perfectamente reproducir en el gobierno intermedio o estatal. Para el Gobierno del Estado que se renueva en el 2016, Zacatecas puede aprobar la virtud del gobierno de gabinete y hacer de la entidad un régimen con tintes parlamentarios y un Ejecutivo multipartidista. Pero que obliga a los actores políticos a pactar objetivos programáticos y reformas legislativas, de las cuales nos beneficiamos los ciudadanos ya que eso eleva la calidad del gobierno. Para estos días se debe discutir una reforma política en Zacatecas en la cual, esperamos, avance la posibilidad de gobiernos de coalición, y algunas otras propuestas que elevan la calidad de la democracia y del gobierno para Zacatecas.
