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viernes, 19 abril, 2024
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Al triste, el puñado de trigo se le vuelve alpiste

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Por: FERNANDO SANTACRUZ MORENO •

■ Punto&Aparte

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Quienes producen frijol, principalmente en esta entidad, están convencidos de que es urgente entrarle a la diversificación productiva y este asunto lo han estado “puchando” tanto la Secretaría de Agricultura como la  Secretaría del Campo. Los dos gobiernos, el federal y el estatal, hacen cada quien y de acuerdo a las políticas de la Federación, lograr, a costa de lo que sea, convencer a los agricultores frijoleros para que dejen de sembrar esta oleaginosa, o que poco a poco y de manera paulatina vayan disminuyendo las superficies y destinen esos espacios de tierra al cultivo de trigos, cebadas, calabaza, girasol, linaza y otros que les sean “más rentables”.

En este asunto, que en su momento a todos nos va a interesar de una u otra forma, tiene que ver y mucho, lo que se haga o se deje de hacer en asistencia técnica (que no la hay), será trivial si no se actúa con responsabilidad porque eso de decirle al campesino que ya deje de hacer lo que tradicionalmente ha hecho toda su vida, puede traer consecuencias irreversibles; entran en juego muchos factores, más de los que ya existen y que están dañando desde hace años, la economía de los que siembran lo que la autoridad no quiere que se siga sembrando.

En circunstancias normales, esto de la reconversión productiva no tendría “la menor importancia” decía un viejo artista del cine mexicano, pero si se mueven un poco las ramas que no dejan ver el resto del bosque, la situación se torna un tanto complicada, en principio porque el recurso financiero ya no es ni será el mismo, para el próximo año se avizora una reducción altamente considerable en el presupuesto, específicamente para el sector primario nacional y consecuentemente estatal. En este año que ya casi concluye, para el campo se destinaron 435 millones con 300 mil pesos, y para el que sigue, año electoral, el presupuesto federal no rebasa los 398 millones de pesos, hay un decremento de 11.9 por ciento, para los campesinos no está el horno para bollos y las dificultades crecen cuando se les trata de inducir a que dejen de sembrar frijol. El coyote, como es su costumbre, está a la espera de los resultados, porque en esto de la comercialización de granos se maneja un mundo de dinero y es el campesino el que siempre y cada año se queda mirando y chiflando en la loma.

En un comunicado emitido por la parte oficial, se pondera en demasía el envío de un embarque con las primeras 52.3 toneladas de trigo, adquiridas por el grupo del osito  que hace pan en grandes cantidades. Aquí cabe la pregunta: cuántos productores se necesitaron para reunir esa cantidad y cuál fue el rendimiento por hectárea (antes de frijol) del cultivo de trigo. Se observa en el comunicado que  “en contraste con los rendimientos y utilidades que les reporta el frijol, aseguraron (seguramente  los productores) que con los nuevos cultivos, y después de descontar los gastos de producción, esperan una ganancia de entre 4 mil y 8 mil pesos por hectárea, dependiendo del cultivo.

Habrá que escuchar la voz del que produce, porque vienen tiempos difíciles y si no hay el recurso financiero, y si siguen los caminos sembrados de piedritas, la transformación que anhela el jefe de jefes, difícilmente va a llegar en los términos que se pretende. De esos foros estatales, regionales y nacionales, poco se ha divulgado y de la disminución de recursos igualmente.

De regreso a la reconversión productiva: para el campesino que sembró calabazas, cebada, trigo o girasol, no se sabe si los canales para la comercialización de su nueva cosecha estén ya listos, sería interesante saberlo y a qué precio venderán un kilo. Sería interesante saber si bajo estos esquemas de la reconversión, puedan lograr dos cosechas por año, una de frijol y la otra de los nuevos cultivos, digo, porque ya se han construido miles y miles de bordos en este sexenio y presas grandes, medianas y pequeñas que almacenan también millones y millones de metros cúbicos de agua que se iban de las manos y que son ahora retenidas para incrementar tanto el espejo de agua estatal, como la cantidad de hectáreas destinadas al riego en sus distintas formas.

Dicen los que saben, que los rendimientos andan entre los 3 mil y 4 mil kilogramos por hectárea y un dato que es interesante señala que el precio internacional por tonelada oscila entre los 280 y 290 dólares. Y ya un poco más arrimados a la tierra, en la entidad zacatecana existen condiciones para producir lo que el campesino o dueño de la tierra quiera. Son muchos los microclimas que no han sabido o no han querido explotar ni apoyar en forma las autoridades federales, el desempleo rural no fiera tanto, si fuera más la atención de los responsables de las políticas agropecuarias.

Y bueno, ahora que el invierno nos invade, se inician las declaraciones de los planes de contingencia, medidas y llamados a la ciudadanía para que no se vayan a intoxicar por quererse calentar con carbón… Ya pronto tendrán  gas natural en sus casitas.

Hasta aquí mi comentario, nos vemos en la próxima entrega.

 

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