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sábado, 4 mayo, 2024
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Las castañas y el fuego

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Por: RENÉ LARA RAMOS • admin-zenda • Admin •

Cuando hay castañas en el fuego, para evitar se quemen, alguien tiene que sacarlas o no encenderlo, si ni castañas hay. Ni parábola, ni metáfora, el fuego encendido por la violencia en Nochixtlán, Oaxaca, aún arde y se propaga en la pradera de la República Mexicana y uno quisiera decir, nuestra, aunque decirlo implica pensar dos veces, por aquello de que cada día se rematan a privados, bienes antes públicos y se entregan a quienes no se sabe si los explotarán o los acopian y revenden después a quien los demande o compre para explotar, atesorar o especular. Todo eso es posible hacer hoy, en nuestra república, en la que cada día se consume, con más pena que gloria, el gobierno de Peña Nieto. ¿Ya “socio” o “per honore”, (dis)puesto a servir a los grandes hombres de negocios, nacionales o extranjeros; listos a “sacrificarse” para medrar “in jure” con recursos, antes públicos, ya privatizados, ¿o infraestructura futura, a construir que sea concesionable, de alta rentabilidad y posible de obtener mediante “su” (actual) poderosa influencia, abierta o encubierta?

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Esa interrogación, no es ninguna acusación para ir a los tribunales, en cuyo actuar institucional hay que confiar, si tales acusaciones se hicieran, aunque al final ocurra lo kafkiano, nunca se sabrá por qué, ni para qué fue sacrificado, en este caso, el patrimonio nacional y el pueblo, a favor de unos pocos vivales o actuantes como tales, desde posiciones (en)cubiertas por el poder. ¡Ah, dijo el epónimo gobernante en Morelos, lo lamento, la maniobra financiera a que vos optáis, ya no es posible realizar, por haberla realizado antes, yo, a mi favor! La pantalla que se quería fuera para otros, fue para él, quien con anterioridad y en similitud de sentido actuó, lo dispuso y circunstancias análogas, controladas por él, le permitieron aprovechar y los otros tendrán qué buscar otro refugio o paraíso a donde ir con lo que hoy les quema las manos. Fin de la narración.

Cuarto año y las entrañas de la comunicación – incomunicación política nacional, son ricas en todo tipo de asuntos que se filtran o son filtrados en una guerra de fin de sexenio, a todas luces, anticipada, por la prospectiva o el “cuscus”. In illo tempore, los piratas eran ejemplares, muchas veces, con su lucha a brazo partido y a cañonazo limpio, sus fortunas, ”democráticamente” quedaban sepultadas en el fondo del mar, con todo y barcos y cañones, por supuesto, u hombres. ¿Algo distinto, a la actual “Bolsa” y su comportamiento evanescente a favor de unos cuantos y su alta concentración? ¿Piratería en serio? ¿Habrá un mejor lugar para ocultar capitales, cuando, de ese modo, “democrática y financieramente” desaparecen, se sostienen o ganan, lo “normal” o a lo bestia, incluso, con algún “tip” o corazonada? En otros lares, ¿será el “Brexit”, un modo iniciático de algo más? En serio, ¿se llegó al “final de los tiempos, reventó el neoliberalismo o es un reacomodo para proseguir?

In illo tempore, en México ¿cómo era todo eso y a qué velocidad corría, sin informática? ¿Qué se requerían medidas emergentes? Sencillo: ¡que los pesos, valgan un tostón! Y ni bronca había, ¿quién tenía pesos, como para sufrir por eso? ¿Cuál era el seguro de los pobres, no tan absolutamente pobres, como los demás? ¿Qué invento se ocurrió a las altas esferas, o si acaso, qué se discutió en ellas para evitar o mantener la desigualdad en ciertos márgenes, aunque fuera atroz para la inmensa mayoría? Como recurso para la remediación económica y social, imagino, se creó un invento inmarcesible: el salario mínimo, genuina garantía de que millones de mexicanos nunca serían miembros de la clase dominante, sino de la dominada, ahí se les mantendría y serían despojados de su plusvalía, día tras día, para hacer más ricos a los ricos, hasta sin darse cuenta y adicionalmente lo serían, cuando lo requiriera el “interés” nacional, pues con las devaluaciones se amarraba el salario mínimo y a la vez lo evaporaban, todavía más. La silenciosa producción de pobres prevalecía y abundaba, aunque con control político.

¡Un momento! ¡Alto! ¿Esto, ya cambió? ¿Qué tan diferentes son las actuales propuestas de Videgaray y Peña, máxime con nuevos plazos institucionales y las nuevas normas para la clasificación humana neoliberal? ¿Cómo a irá a la mayoría de los zacatecanos, UAZ, incluida? A estoicos, nadie nos gana, ni los estoicos, porque ya no existen. En la UAZ, se requiere transitar hacia la adquisición permanente de incrementos en una complejidad académica a sostener y verter en la sociedad para impulsarse mutuamente, con avances concretos: con qué recursos lograrlo. Un gobierno llega y un rectorado también, ¿qué novedad portan o movilizarán para incrementar en bien de todos y de manera continua su complejidad, al Estado y a la UAZ? ■

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