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viernes, 1 diciembre, 2023
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¿Por qué a la oposición le duele tanto la renuncia del ministro Zaldívar?

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Por: BENJAMÍN MOCTEZUMA LONGORIA •

A propósito de este tema, ha corrido mucha tinta y también se han expresado muchas voces. Pero predominan aquellas versiones que condenan su salida de la SCJN y que, con innegable dolor político, lo acusan por simpatizar con el proceso de transformación en marcha.

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Sería de pensar que, si Arturo Zaldívar ya no votará, contrario a la conservadora Norma Piña, no hay razón para que la oposición rancia muestre tanto dolor encubierto de crítica y repudio. Pero su dolor es justificado porque dentro de las estructuras del propio Poder Judicial tenían más manera de detener una voz transformadora, ahora esa intensión podrá ser parte del Plan “C”. Y eso lo saben. En realidad, se anuncia la profundización de la 4T.

El modelo social de trasplantar un patrón de crecimiento económico neoliberal (maximizar el saqueo nacional, por vías legales e ilegales) diseñado en Inglaterra para resolver los problemas de las naciones desarrolladas con cargo a las subdesarrolladas, condujo a una estructura de poder que se caracteriza por ciertas relaciones sociales, el tipo y naturaleza de las instituciones encargadas de garantizar tal modelo, incluye el diseño y puesta en marcha de mecanismos de comunicación que crean ideología, consenso y hegemonía.

Esas estructuras se están derrumbando por la voluntad soberana del pueblo mexicano (obvio, hay una minoría que lucha por sobrevivir orgánica, ideológica y políticamente, el PRIANRD es un ejemplo) y se encuentran administrativa, ideológica y políticamente acorralados el Poder Judicial y el poder “autónomo” de organización y sanción electoral (el INE y el Tribunal Electoral). También hay debilitamiento pronunciado de los monopolios capitalistas de la comunicación. Hay datos duros de la caída de audiencia de televisoras, corporativos radiofónicos y de prensa escrita. A los capitalistas les duele la caída de la ganancia. Parte de ella, obtenida por el financiamiento directo del erario.

Pero mientras a los capitalistas de la comunicación les duele la caída de su ganancia, una parte lograda por vías ilícitas (como las de Salinas Pliego que se niega a pagar impuestos), a los transnacionales, como a la clase política nacional, le duele que esos medios hayan perdido credibilidad y que sean superados por el contacto directo que tiene el presidente con el pueblo, su ya tradicional mañanera y el activismo convencido de muchos comunicadores formales, e informales, de las redes sociales.

En esas circunstancias, la derecha corrupta de México ha sido incapaz de diseñar una alternativa al propio modelo nacional que venía aplicando desde 1982, sólo opta por aferrarse a retornar al patrón de crecimiento neoliberal al que convocan los capitalistas transnacionales. Es decir, nos encontramos ante una derecha mexicana ideológica, política y programáticamente desnacionalizada. Se han convertido en auténticos promotores del neocolonialismo imperial.

Al no tener alternativas a un modelo social agotado y que fue causa de destrucción del tejido social, la derecha corrupta no es vista como opción de mejoría social para el pueblo mexicano, ni siquiera para el sector empresarial; mucho menos cuando está en marcha El Modelo del Humanismo Mexicano (como lo bautizó AMLO) el cual sí responde como alternativa de regeneración nacional pluriclasista. No se trata, como dicen algunos, de socialismo, simplemente es un modelo de economía mixta, nacionalista, patriótico y que pone por delante el bienestar de los más desposeídos. Los que potentados lo tienen garantizado, sólo que algunos “no tienen llenadera”.

Es natural que tras la hegemonía de 36 años del modelo neoliberal se construyeran relaciones sociales, instituciones y un discurso ideológico político (que incluso permeó a la intelectualidad mexicana) acorde que le diera soporte. Ya agotado, y que el grueso de la sociedad mexicana ha cobrado conocimiento de ello, es natural que esas estructuras y marañas ideológicas se vayan derrumbando.

Dentro de esa maraña ideológica, quedaron atrapados (como constata la historia universal que sucede en momentos de cambio) muchos que asumen una postura ideológico-política que no corresponde a su condición de clase social a la que realmente pertenecen. Son los fanáticos que, como dice el maestro Javier Enríquez Félix, tienen como característica que “no piensan”, repiten como cotorras, son “ecos” ideológicos de lo que está terminando. Son tan pobres de conciencia que se las han arrebatado. No son pudientes, pero piensan, opinan y se muestran aguerridos como los más poderosos. En el momento que empiezan a “razonar” pueden cambiar, pero ya antes se muestran a la defensiva e inventan enemigos donde no lo hay. Son el soporte social sobre el cual aún pende la oligarquía económica, la clase política retrógrada que se alimenta de los fake news, la falsedad, la mentira, la distorsión, la calumnia, los apodos cargados de una buena dosis de impotencia, amargura y odio. Es el contexto de la renuncia de Arturo Zaldívar, quien algún encargo especial tiene en la 4T.

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