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domingo, 8 junio, 2025
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La importancia y trascendencia de enseñar

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Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

  • El Mirador de Heródoto

Educación y docencia en la UAZ. Semillas de cultura, de libertad y transformación social”, se denominó la conferencia que impartió el Dr. Antonio Alanís Huerta, coordinador general de Estudios de Posgrado del Centro de Actualización del Magisterio en Michoacán (CAMM), sustentada en un informe de investigación de su autoría titulado: “Maestros y Discípulos. Lo que enseñan los maestros, lo que aprenden los alumnos”.

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La actividad se llevó a cabo el pasado 4 de junio en el Salón Sindical del Spauaz teniendo como invitados especiales a los doctores José Huerta Peña y Marco Antonio Salas Luévano. Asistieron entre otros el Dr. Ernesto Pesci Gaytán, director de la Unidad Académica de Docencia Superior; Jesús Rivas Gutiérrez, ex director de la UA de Odontología, y Rogelio Neri López, administrativo de la UA de Antropología.

La enseñanza es una de las áreas más importantes para la sociedad. ¿Qué sería de la sociedad sin los maestros que tanta energía ponen para que la nueva generación se desarrolle plenamente? De hecho, la vida de las personas está en gran parte influida por el conocimiento adquirido de un maestro. De ahí la importancia de ese rol. Muchas universidades deben su renombre al excelente desempeño de sus docentes e investigadores. Se trata de un factor importante de autoridad intelectual en el mundo universitario.

El Dr. Alanís, partiendo de la idea de que “el maestro enseña y genera aprendizajes con su actitud y presencia en las aulas; e incluso, fuera de ellas, con su estilo de vida, en la cotidianeidad”, e inspirado en las Lecciones sobre los maestros, de Steiner, mediante la investigación citada se propuso desentrañar la complejidad de la relación maestro-discípulo en el rubro referente al eros pedagógico, esto es, “el amor al conocimiento y a los estudiantes (…) que influye en los alumnos en cuanto al deseo de conocer, de aprender más y más”.

Para ello, de entrada hizo una revisión histórica de la vida y contexto de grandes maestros a nivel mundial y de sus discípulos más reconocidos, a efecto de intentar entender la conexión humana entre ellos, subrayando además, sus aportaciones más relevantes.

Así, entre otras, analizó la relación interpersonal entre Socrátes y su discípulo Platón, quien a su vez fue maestro de Aristóteles; de Montaigne y Marie de Gournay; Arendt y Heidegger; Schopenhauer y Nietzache; Stravinski, alumno de Nicolái Rimski; Vygotski y su discípulo Alexander Romanovich, padre de la neurociencia moderna.

Singularidades y coincidencias se conjugan en los anteriores magisterios paradigmáticos. Tienen como como común denominador el hecho de ser maestros brillantes, disciplinados, exigentes, con dominio de un saber que desean comunicar. Al respecto, categóricamente el Dr. Alanís afirma: “Si un maestro no comprende su curso, jamás podrá explicarlo a sus alumnos (…) la docencia es un acto de donación, aquel que no comparte con generosidad lo más valioso de su saber, se queda corto en el desempeño de su función.”

También deja constancia de que “El maestro puede ser un excelente pedagogo y mejor didacta, pero sólo el alumno es responsable de trabajar para su propia formación, porque nadie más lo puede hacer en el lugar de otro; de hecho, el maestro, enseñando está trabajando para ser él, un mejor maestro; y en ese proceso de enseñar, de dar, puede ayudar al alumno a ser un mejor estudiante”.

En la búsqueda de respuestas para las incógnitas planteadas en su investigación, el Dr. Alanís trasladó a la actualidad sus indagaciones sobre maestros de diversas universidades y países, con una obra educativa ya consolidada, que de manera objetiva han contribuido al desarrollo de la educación en el contexto donde se desenvuelven. Sus discípulos son los que describen sus características docentes y su vinculación con ellos.

Los maestros objeto de estudio fueron: Gastón Mialaret, profesor emérito de la Universidad de Caen, Francia; Manuel Salvador Saavedra, de la Escuela Normal Superior de Morelia, Michoacán.; José Huerta Peña y Marco A. Salas Luévano, de la Universidad Autónoma de Zacatecas; Angelina Uzín Olleros de la Universidad Autónoma de Entre Ríos UADER, Paraná, Argentina.

Al final del evento se le entregó al Dr. Alanís un reconocimiento firmado por José Crescenciano Sánchez Pérez, secretario general del Spauaz, y Ernesto Pesci Gaytán, director de la UADS-UAZ.

El Dr. Alanís centró la reflexión en el hecho de que ser maestro no se improvisa, ni nunca termina su formación. Si bien es importante manejar eficazmente el conocimiento, lo que más útil le resulta al discípulo es la pasión que se le contagie por la disciplina objeto de estudio. A la manera de William Arthur Ward, pone en la palestra la gama de posibilidades de como los docentes de la UAZ podrían hacer propia la expresión: “El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor inspira”.

Tener como meta ser un maestro que deje huella. En palabras del Dr. Alanís Huerta: “En todo caso, esto último debiera ser la idea que inspire a un verdadero Maestro universitario; que su discípulo haga siempre el esfuerzo por ser mejor; por ser siempre el mejor.”

Así se observa el mundo desde El Mirador de Heródoto. ■

 

*Cronista de la UAZ.

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