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jueves, 28 marzo, 2024
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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

     En el marco de la conmoración del Día Internacional de la Mujer, la gran marcha que se llevó a cabo el miércoles pasado en la Ciudad de México, en la que participaron decenas de miles de personas (200,000, según cifras de las organizadoras, y 90,000, según las oficiales que da la doctora Claudia Sheibaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México), llegando desde diferentes puntos a la plancha del Zócalo capitalino, frente a Palacio Nacional, donde vive el actual Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es el reflejo de la impotencia, el coraje, la inconformidad y el repudio que las mujeres tienen y sienten hacia las autoridades estatales y federales, pues tanto durante los gobiernos prianistas como en el actual de la 4T, no han querido, ni han podido, atender sus justas demandas.  

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     Palacio Nacional estuvo resguardado por una fortaleza de láminas de acero perfectamente soldadas y con una altura de más de tres metros. Detrás de ellas se formaron vallas de “elementos policiacos”, que también vigilaban el lugar. Previamente, las manifestantes tapizaron las bardas con fotografías de mujeres víctimas de todo tipo de violencia: de feminicidios, de desapariciones, de secuestros. Esto, acompañado de cartulinas con mensajes alusivos y dirigidos a las autoridades indolentes, exigiendo justicia para todas ellas.

     Una vez que las manifestantes llegaron al Zócalo, en medio de gritos de justicia y protestas, con pancartas y pañoletas color morado, exigiendo respeto a sus derechos:  no a la discriminación de género; libertad para vivir sin miedo; justicia para todas, portando objetos contundentes: martillos, palos, tubos, y otros, se lanzaron para golpear las bardas de lámina tratando de derribarlas. 

     Aun cuando se pretende “maquillar” una realidad, como que en el evento todo transcurrió de forma pacífica, lo cierto es que se pudo observar que, en algunas horas, sí se presentaron brotes de violencia, en los que, incluso, a la protesta por parte de las manifestantes, “los policías” arrojaron gases hacía ellas, provocándoles efectos como irritación de ojos, dificultad en vías respiratorias, y malestares en la piel. Esto a pesar de que las autoridades capitalinas habían anunciado que los “agentes de la policía” (¿?), irían totalmente desarmados y su presencia en el evento era únicamente garantizar la seguridad las manifestantes.

     Incluso, a pregunta expresa el día jueves 9 de marzo 2023, Martí Batres, secretario de Gobierno de la Ciudad de México, se empeñó en declarar a la prensa nacional que el evento tuvo saldo blanco y que “los policías” no utilizaron gas lacrimógeno ni gas pimienta u otra sustancia para arrojarla a las manifestantes. Sin embargo, lo cierto es que los medios reportaron, en tiempo real, que sucedió todo lo contrario.

     En algunos de los 31 estados de la República se replicaron las marchas, que se tornaron también violentas. Aquí en nuestra ciudad Zacatecas, la marcha culminó en la Plaza de Armas, reclamando justicia frente al edificio de Palacio de Gobierno, en cuya fachada colocaron las fotografías de las víctimas de violencia y cartulinas con mensajes dirigidos al Gobernador. Luego incendiaron las puertas y ventanas del edificio. En la ciudad de Monterrey también incendiaron las puertas de Palacio de Gobierno.

   Otras ciudades fueron Guadalajara, Hermosillo, Oaxaca, Cuernavaca, Puebla, etc., en las que las marchas se caracterizaron por ser violentas.

     Volviendo a la marcha de la Ciudad de México, fue muy heterogénea. A los diferentes contingentes también los acompañaban personas de diferentes edades. Muchas madres iban acompañadas de sus hijos. Se apreció la presencia de niños. Incluso, también asistieron hombres en apoyo y solidaridad con las mujeres que exigen sus demandas incumplidas por las autoridades.

     Las exigencias más sentidas de las mujeres manifestantes, y que se piden incansablemente son: 

  • Justicia ante los feminicidios y delitos que se viven día a día en nuestro país.
  • Que el Estado no actúa y permanece omiso e indiferente hacia la violencia, y porque también es un violentador.
  • Lucha por casos que siguen inconclusos.
  • Porque faltan miles.
  • Por la búsqueda de las desaparecidas
  • Porque muy pocas obtienen justicia.
  • Poder vivir con libertad sin violencia.
  • Por justicia y equidad.
  • Por caminar en libertad por las calles sin miedo.

     ¿Qué responde el gobierno federal y los estatales, ante esta protesta en la que las mujeres han dicho: ¡BASTA YA!?

     Las mujeres no desean escuchar discursos, promesas ni palabrerías como respuestas. Esto retrasa la justicia y los reclamos que plantearon. Sólo exigen y piden que las autoridades federales y estatales cumplan con su deber y entreguen resultados a sus demandas para lograr una sociedad más justa y equitativa.

     Cada 8 de marzo se recuerda la importancia de reconocer la historia de los derechos políticos, sociales y económicos de las mujeres y niñas que siguen luchando por un mundo igualitario, libre de violencia y discriminación. 

     La justicia, cuando hay voluntad, es posible en México. Cuando no, es “imposible”.

     Hace unos días, 4 norteamericanos son secuestrados en el estado de Tamaulipas. Ante la presión del gobierno del país vecino, fueron encontrados a la brevedad, dos vivos y dos muertos. Se logró también detener a los responsables.

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