El pasado viernes 8 de noviembre, a las 5:50 p.m., el Callejón de la Tortura, se llenó de gritos, consignas y recuerdos. La colectiva feminista Resistencia Radical convocó a una exposición visual colectiva, bajo el lema «La memoria es política».
Esta acción, que se celebró en el marco de la lucha constante contra la violencia de género y la impunidad, tuvo como objetivo mantener viva la memoria del violento ataque policial sufrido el 8 de marzo de este año, cuando mujeres y colectivas feministas fueron reprimidas mientras se manifestaban en las calles de la ciudad.
La jornada no fue solo una ocasión para recordar, sino también para resistir. Con una galería colectiva como principal forma de expresión, las participantes se unieron para revivir, una vez más, la represión vivida en marzo, exigiendo justicia para las víctimas y para todas las mujeres que han sufrido agresiones a manos de la autoridad. «No olvidamos. No perdonamos. Seguiremos luchando», aseguraron las organizadoras, quienes sostuvieron que la violencia ejercida por el estado nunca sería silenciada.
«Nos toca a esta colectiva hacernos cargo de la comunidad», afirmó una de las integrantes de Resistencia Radical en una emotiva declaración antes de la convocatoria. «La organización que hacemos no va a dejar que quede así. Lo tenemos muy presente, y hoy, una vez más, nos reunimos para que no se olvide lo que nos hicieron ni lo que seguimos exigiendo: justicia, memoria y un alto a la impunidad», agregó.
Con este tipo de acciones, las feministas buscaron visibilizar la violencia que persiste en las calles y que se cobra la vida de tantas mujeres, especialmente de aquellas que pertenecen a comunidades indígenas y rurales.
Un poderoso performance fue parte de la jornada, con lemas que denunciaban no solo la represión policial, sino también la discriminación racial y de clase que sufren las mujeres en diversas regiones del país. «La sangre de las zacatecanas debe ser más que un derrame sobre la cantera de un patrimonio que no nos pertenece, sino sobre la cultura que nos define y nos pertenece».
El performance, además, tuvo como eje la exigencia de que se detuviera el derramamiento de sangre en las calles. «Si esta mancha de mi sangre te da asco, deja de matarnos», fue una de las frases que resonó con fuerza, convocando a la reflexión sobre el dolor, la rabia y la resistencia de las mujeres que se niegan a ser invisibilizadas.
«Vas a borrar la sangre de la calle como la sangre viva borrará el estado», concluyó la consigna, aludiendo a la determinación de las feministas de seguir luchando mientras hubiera vida en sus cuerpos. La reiteración del grito ¡Ni una menos! se convirtió en un mantra que conectó a todas las presentes, reafirmando la idea de que la lucha feminista no cesará hasta lograr un mundo libre de violencia para las mujeres.
Para Resistencia Radical, el 8 de marzo de 2024 y los eventos de represión sufridos por las feministas no fueron un episodio aislado, sino una extensión de un ciclo de violencia que ha marcado la historia del país. La memoria colectiva, por tanto, se erige como una de las principales herramientas en la lucha feminista, una lucha que no solo es contra la violencia, sino también contra el olvido y la desmemoria. «Mientras el líquido vital transite por mi cuerpo, voy a seguir gritando, ni una menos», concluyó el mensaje, invitando a todas las mujeres a unirse a este llamado de resistencia.