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viernes, 19 abril, 2024
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Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México: “milagros políticos” y metáforas literarias

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Por: RICARDO BERMEO •

En los encuentros con los familiares de personas desaparecidas, uno se convierte en testigo –y, parte total- de una solidaridad encarnada, y de una capacidad de resiliencia extra-ordinaria quizás, porque su fuente –inagotable- es un dolor/amor compartido incesante.

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El dolor -acicatea-, pero también, enferma los cuerpos, somatiza, mata Mientras el amor, es respeto/reconocimiento recíproco. Ambos convertidos en “milagro político”. En la medida en que no paralizan, sino que se traducen en acción reflexiva, rompiendo la repetición mortífera de la criminalidad “institucionalizada”: impunidad, corrupción, personas desaparecidas, etc.

Un tema fundamental –totalmente abierto- es elucidar el proceso de organización de los familiares de las víctimas. Una posible clave para su interpretación, es la idea de “milagro político”, de Hanna Arendt, cuando escribe:

“Si el sentido de la política es la libertad, es en este espacio —y no en ningún otro— donde tenemos el derecho a esperar milagros. No porque creamos en ellos, sino porque los hombres, en la medida en que pueden actuar, son capaces de llevar a cabo lo improbable e imprevisible y de llevarlo a cabo continuamente, lo sepan o no…”

Sin embargo, vale la pena una advertencia, sólo es posible comprenderlo, “desde dentro” del movimiento, acompañando a las familias-víctimas de la violencia y de la crisis de derechos humanos. Entonces, y sólo entonces, comienza a cobrar cierta “visibilidad” ese milagro político, que nos interesa poner de relieve.

Cuando después de un tiempo de experiencias compartidas, las habituales barreras sociales cotidianas terminan por ser levantadas, dejándonos el alma en “carne viva”. Es entonces cuando se hace posible la alteridad y también, nuestra propia “autoalteración”, la aceptación de la muerte, forma parte de una creación política colectiva, debida a la sobreexposición permanente a peligros y riesgos totalmente reales -o, supuestos-, la aceptación de que somos mortales, puede liberarnos de esquemas que sabotean nuestra imaginación creadora.

Pensemos en los muslim esas figuras de los campos de exterminio nazis, víctimas moralmente derrotadas, mentalmente anuladas, al grado de que no se atrevían a levantar la mirada para ver, frente a frente, a ningún otro integrante del campo. En México, muchísimas víctimas, viven pérdidas/ausencias devastadoras, atenazados por un terror que los paraliza, sintiéndose “culpables” por ello, etc. Si reflexionemos, por contraste, en los familiares que forman parte de ese proceso de auto-organización, en su experiencia acumulada, en sus luchas por dar visibilidad a sus seres queridos desaparecidos, en los modos en que se asumen como sujetos de derechos y como sujetos políticos.

Y, sería un grave error, también, desconocer los problemas realmente existentes en ese tejido asociativo, divisiones, el delicado equilibrio necesario para poder articular esas luchas en un horizonte democrático común.

Quizás una metáfora literaria, tomada del libro «Las ciudades invisibles» -inclasificable mezcla de crónicas de viajes y ciencia ficción- de Italo Calvino nos permite decirlo de otro modo:

[….hay dos maneras de no sufrir una ciudad infernal:

«La primera… es fácil para muchos aceptar el infierno y volverse parte de él, hasta el punto de no verlo […].

La segunda… es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer…. quién y qué…. en medio del infierno…. no es infierno…. y hacer que dure… y darle espacio»].

Gracias a las luchas de los familiares de desaparecidos (acompañándolos) podemos aprender a diferenciar lo esencial, aquello que…. “no es el infierno, hacer que dure, y darle un espacio”.

Reflexionemos ahora sobre otros ejemplos concretos. Este sábado tuvo lugar una reunión entre organizaciones de desaparecidos de Coahuila (y quienes fuimos invitados como testigos, y como parte del Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México -MNDM-) con el Gobernador Rubén Moreira, parte de su equipo de gobierno, los diputados federales de Coahuila, y algunos diputados locales.

No es éste el espacio para el análisis de esa compleja relación entre los familiares de desaparecidos en Coahuila, y el gobierno estatal, es suficiente señalar que por el trabajo entre familiares organizados, y la respuesta estatal, se han convertido en un referente nacional e internacional. Tampoco analizaré –aquí- la diferencia –abismal-, con otros gobiernos estatales, tanto los que eligen ejercer el autoritarismo -estado de excepción-, o bien, aquellos que prefieren estrategias de simulación.

Por supuesto, en todos los casos, necesitamos una evaluación imparcial, objetiva, y argumentos robustos, para evitar volver a equivocarnos, después de la experiencia -negativa- sobre la Ley General de Víctimas.

El jueves pasado, estuvimos en México, con el ombudsman mexicano, con un propósito similar, y obtuvimos su compromiso para acompañar nuestra propuesta.

Un pronunciamiento similar al del gobierno/legisladores de Coahuila, lo esperamos del Gobierno en Zacatecas.

Ahora, estamos esperando el proyecto de ley del Poder Ejecutivo. Para acelerar el trabajo legislativo, contrastar propuestas, apoyando al MNDM.

Es demasiado importante la participación de los familiares, en todo el proceso:
Sin las familias ¡No!

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