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miércoles, 17 abril, 2024
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‘Plié’

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Por: Dante Bécquer •

La Gualdra 493 / Río de palabras

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Va caminando, con paso apresurado, la mente está en blanco justo después de descender del camión. Ha puesto en su mochila lo necesario: un pantalón deportivo negro, calcetas limpias y una playera blanca en “V”; una botella de agua en la mano y todas las ganas del mundo por aprender lo que siempre le fascinó.

Está por entrar a la escuela, ve que entran y salen varias niñas enchongadas, y empieza la confusión en su cabeza: “¿A qué vine? ¿Será correcto lo que hago? ¿Cómo lo voy a explicar en mi casa, con mis amigos, en la primaria?”, “seguro se burlarán”, se decía, justo al pasar la puerta. “Será mejor regresar y jugar al caico con los de la calle”, murmuraba entre dientes.

“¿Vas a pasar?”, escuchó la voz fuerte de una mamá apresurada por recoger a su hija, mientras él seguía indeciso en la puerta, y ella le miraba enojada con cara de entra o hazte a un lado. “¡Sí, ya voy!”, comentó inseguro, pero dando el paso hacia adelante para dejar pasar a la señora. “No importa lo que digan, solo será una clase”, se decía para entrar con más valor. Ya sin saber cómo, ingresó en el vestidor.

“El tuyo es en el baño”, se escuchó una voz chillona de la chica asistente. “Muy bien”, contestó. Era de suponerse, pues él no era común ahí. Pronto comenzó a cambiarse, aún con dudas. “¿Y si no les gusto?, ¿si me miran feo… o raro?, ¿qué les diré?”. Dio un respiro, salió del baño y se formó en clase hasta el fondo. Los cuchicheos en el calentamiento comenzaron… 

“Buenas tardes niñas”, se oye la voz de la maestra… “¡Perdón! Y niño. Como sabrás, no estamos acostumbradas”.

Desde las buenas tardes, todas ya estaban formadas a un costado de las barras, de frente a la maestra, muy derechitas. Él hasta el fondo, de espalda encorvada por tanto jugar canicas.

“¡Pásate al frente, muchacho!”, se escucha nuevamente la voz de la maestra siempre con voz de autoridad. Camina por en medio de la clase sintiendo las miradas, unas de desconcierto, otras de curiosidad.

“Ponte atrás de Lupita para que veas qué hace y te guíes”, vuelve a comentar pero sin bajar la voz de mando. “Ahí, muchacho, eres el segundo en fila”, proseguía mientras colocaba el “play” del CD. Su corazón retumbaba hasta los oídos, creía que todas escuchaban sus latidos, estaba a un paso de correr, sudando frío, no sabía si gritar, llorar, reír, eran muchos sentimientos al mismo tiempo. De pronto, escucha el piano y una cierta paz empieza a llegar. Con voz natural, la maestra dice: “Primera”. “Madre de Jesús -piensa- ¿acaso es con velocidades esto?”. 

“¡Sigue a la de en frente!”, le grita la maestra de manera enérgica, pero tranquila. Él vio, respiró y al escuchar “Plié” lo entendió todo. 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_493

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