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jueves, 25 abril, 2024
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Al final (y al principio), la lana es lo que cuenta

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Por: QUITO DEL REAL • Admin •

El son del corazón

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La falta de estímulos para la ciudadanía en la participación de las campañas, ya no es novedad. La debacle de los partidos políticos de este país, grita dramáticamente que no puede con el paquete; el plazo para reconstituir el sistema de competencia entró en su fase roja.

Tampoco logran despertar la conciencia, casi reducida a cero, de los hombres de conocimiento, cuyas orientaciones podrían ser brújula de cientos de miles de militantes. No hay análisis político; el que había, emprende raras iniciativas a favor de la onda novedosa de las candidaturas independientes.

Sorprende la garra con que los distintos candidatos disputan las precandidaturas y la agilidad con que evaden los tiempos hostiles para cambiar de partido. Los espacios se reducen y los puestos de trabajo se disputan a codazos y mordidas. ¿Cuál es el discurso político de fulano o mengano? Por favor, no mamut que debilitas.

La política ya juega en otros billares

En el mapa político no se vislumbran actores dispuestos y capaces de emprender la osadía de elevar su visión en las próximas elecciones estatales, que ya vienen quejumbrosas, mediocres, con reumatismo precoz y sin recursos morales.

Hace décadas, uh, en algunos periodos anteriores a la onda larga neoliberal, uno podía observar a un candidato ahorcado en sus nudos retóricos. Con todo y eso, se preparaban para echarse un discurso satisfactorio, para no decepcionar al respetable público.

Pero ahora ya no hay de eso. Los tiempos memorables del buen decir, dejaron su espacio a una generación que sólo sabe hablar, con retruécanos técnicos, de los temas académicos de moda. Perdón: ¿existe por ahí un poco de ideario, de rememoración de nuestro pasado, de sutil delineamiento de una política con participación social, de una apertura al futuro con pronósticos realistas?

¿Es política nuestra clase política? Órale, esta sí es buena preguntilla.

En México se confunde la política con la habilidad de ganar espacios a través de la violencia, la sorpresa y el topón. Es más político el que llegó a la cumbre, después de haber participado en conspiraciones vergonzosas, aunque su lenguaje delate un puñado ridículo de ideas.

Esto no puede ser de otra manera si se considera que en nuestro país, desde la construcción del Estado independiente, el objetivo esencial de la política es la apropiación de espacios de extracción de rentas. Si no existiera esta posibilidad distributiva, la raza no se lanzaría a hacer política. Punto.

 

Buscar con perseverancia la ollita de los centenarios

Para los entendidos de este país, sin la posibilidad de repartir el botín estatal, la política no tendría sentido. Nuestra historia nos lo explica con abundancia: todavía en el siglo XVII, la corona vendía los puestos estatales; en el México independiente, los generales arrasaban con el metal dorado a la vista y Santa Anna era el hombre de la guerra más mafioso, mediante el control de la aduana de Veracruz. En la plenitud del México liberal, cada ventanilla del Estado era patrimonio de quien estaba en ella y podía explotarla para su menda.

Por eso, la Revolución Mexicana es recordada todavía con suspiros: la principal redistribución de la riqueza, se efectuó a partir de la repartición del botín de extracción de rentas. Sin embargo, es sintomático que en las décadas de democratización no se terminó con el sistema de botín. Ningún partido desea prescindir de él, cuando encuentra sus esplendores en la administración pública. Soy político, no idiota.

No puede extrañarnos esa furiosa transfiguración de valores que demuestran los candidatos experimentados y aún los más bisoños. En efecto, una candidatura deja más que una carrera universitaria; además, el poder lo hace a uno respetable.

 

Las manotas agarran por su cuenta la parranda

Como ya se dijo anteriormente, el joven Rafael Flores intenta hacer tortuoso el proceso de selección de candidato en Zacatecas, con el propósito de estorbar el ritmo de actividad política de Pedro de León Mojarro, quien fue sorprendido, solamente sorprendido, por el Tribunal Electoral Local, al quitarle la candidatura.

Los oportunistas tienen una forma típica de actuar. Presionan, escandalizan, demandan y vociferan, sólo para negociar canonjías como fenicios. No hay personalidades capaces de ir hasta lo último en sus demandas e ir acordes con sus principios. La lógica de Rafa esclarece que los principios no dejan dinero.

Ahora, un asunto extraordinario apareció en la entrevista que Pedro de León Mojarro concedió a Francisco Garfias, en el periódico Excélsior, 4-3-16, donde acusó a su cuñado Miguel Alonso de estar detrás de los magistrados, para dar como vencedor a Rafael Flores.

En una parte estelar de la entrevista, se asoman los sucios intereses del dinero y borran la posibilidad de realizar una jornada electoral de alto valor cívico: “Fue pago por evento. Instruyó al Tribunal para que me dieran palo en menos de diez minutos. Quiere un gobernador a modo. El hermano de Rafael, Enrique Flores, es socio de Miguel Alonso”.

Si bien Pedro de León impugnó la resolución del tribunal local, el asunto ya está en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que tiene hasta el 13 de marzo para resolver la queja.

La declaración de Pedro balconea al joven Flores como un subordinado. Encima de él está, obviamente, la gente de los cholones que actúa desde la oscuridá. Ellos pretenden reciclarse en otro periodo de grandes promesas monetarias. ¡Qué viva la lana, oiga usted!

Ahora bien, para finalizar, un zacatecano de la diáspora pregunta en buena onda: ¿de dónde salió el dinero que transformó a Miguel Alonso en codicioso empresario? Pregunto porque hace años vivía, como diría Juárez, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley señala. ■

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