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miércoles, 24 abril, 2024
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Miedo y ansiedad, emociones inherentes en los seres humanos, afirma especialista

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Por: SCARLETT LLAMAS •

■ Si no se manejan de manera adecuada, tienden a ser paralizantes

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■ “La pandemia exacerba situaciones que ya estaban en nosotros”

 

Yazmín Casas Robles, coordinadora interinstitucional e intersectorial de la Secretaría de Salud de Zacatecas (SSZ), explicó en entrevista para La Jornada Zacatecas las repercusiones que el miedo y la ansiedad, inherentes al ser humano, pueden causar en las personas, sobre todo considerando el contexto de la contingencia sanitaria que se vive en todo el mundo.

En contexto, la especialista inició con una descripción tanto del miedo como de la ansiedad, señalando que existe una gran diferencia entre ambas aunque estén ligadas y las dos formen parte de la naturaleza humana.

Hablando del primero, el miedo, señaló que conduce a una situación de alerta, que de cierto modo puede ser positivo, porque genera procesos en la mente, cuerpo y emociones necesarios para tomar medidas preventivas y correctivas ante lo que se vive.

Por otro lado, la ansiedad está en un grado mayor, pues no tiene un fundamento, por así decirlo, sino que se siente sin identificar la razón. En ambos casos, si no se manejan de manera adecuada, tienden a ser paralizantes; el miedo inmoviliza de forma física y emocional, mientras que la ansiedad se inclina más a lo emocional.

“¿Cómo se traduce esto en lo fisiológico? La persona que sufre episodios intensos de miedo o ansiedad deja de respirar como lo hace cotidianamente, y a consecuencia de la falta de oxigenación se siente peor”. En palabras de Casas, se puede tratar de una “cadenita”, el miedo lleva a la ansiedad, y ésta al estrés, aunque no es necesario que estén presentes las tres o se den en orden.

Aunque se trate de elementos presentes en todos los seres humanos, lo que cambia es el nivel emocional que maneja cada individuo y lo que se hace con ese miedo o ansiedad, en el marco de la pandemia, por un lado se puede manejar de manera intermitente, es decir, se siente el miedo o la ansiedad, se afronta, pero se procesa y se remite a vivir lo más cercano a la normalidad; por el contrario, hay personas que se van estancando en estas emociones, y en vez de superarlas se van agravando conforme pasa el tiempo.

En el último escenario, en el proceso fisiológico, la especialista acotó que es especialmente preocupante que se segreguen cantidades importantes de cortisol, sustancia que funciona para reaccionar, pero que no necesita en situaciones imaginarias; esto puede resultar en el desencadenamiento de enfermedades emocionales pero también físicas.

¿De qué depende la reacción? Cada persona lo puede manifestar de distinta manera, dependiendo de lo que ya había en su vida “lo que está haciendo la pandemia es exacerbar situaciones que ya estaban en nosotros”.

Yendo más allá, con los diagnósticos positivos de Coronavirus, Casas Robles destacó que hay una reacción a nivel emocional y físico de los pacientes; el ser humano tiende a adelantarse a las situaciones por naturaleza y supervivencia, lamentablemente; en estas condiciones se van a lo más fatalista, y es entonces que empiezan los deterioros.

Para explicarlo mejor, expuso que el cerebro no distingue 3 cosas: la realidad de la fantasía; los sueños, de lo vivido y los cambios de tiempo, por lo que, si se generan fantasías, lo toma como cierto y el cuerpo responde dándole la razón; si el cerebro cree que a partir de la confirmación del Coronavirus morirá, es probable que lo haga.

Entonces, ¿qué hacer al respecto? Para la población en general y para los enfermos de Covid-19, la estrategia es la misma: buscar estrategias de control del miedo, contrarrestando las sustancias nocivas y dando así un diagnóstico “más alentador”.

Para ejemplificar, detalló la gestión de las emociones como si fueran tres costales: en el primero está la realidad, todo lo que sucede, por ejemplo un contagio; en el segundo están las emociones y su reconocimiento, en este sentido sostuvo que no ayuda en absolutamente nada, al contrario, hay que aceptar las emociones que se generan a partir de la situación.

Una vez agotadas las emociones, en el tercer costal, hay que preguntarse “qué elijo”, pues las personas tienen el poder de gestionar pensamientos y emociones, y si uno elige lamentarse y morir, eso sucederá a partir de una decisión; o al contrario, pueden hacerse resoluciones a partir de lo que sucedido.

Desde la perspectiva de la doctora, lo principal es entender y aceptar que “no tenemos el control de nada”, y a partir de ello manejar lo que se vive.

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