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viernes, 26 abril, 2024
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Impactos del cambio climático en el Campo. El tiempo se agota

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

A pesar de ser el sector más vulnerable
ante fenómenos climáticos extremos
y cambiantes, la alimentación y
la agricultura también cuentan
con numerosas oportunidades
para mitigar y crear
resiliencia frente al
cambio climático y
adaptarse a sus efectos.
FAO

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El cambio climático continúa en ascenso sin que aparezca una estrategia firme que pueda disminuir sus efectos en varios aspectos de nuestra vida. Al respecto la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su informe denominado El trabajo de la FAO sobre el cambio climático 2018, establece que no se puede lograr el hambre cero sin enfretarnos contra el cambio climático, por lo que la agricultura sostenible y la seguridad alimentaria están estrechamente ligados con los compromisos climáticos y los objetivos de desarrollo sostenible. Recuperando un poco de historia, la FAO destaca que en el 2015 entre septiembre y diciembre, los líderes mundiales hicieron compromisos históricos para abordar los grandes problemas ambientales que enfrenta el planeta por lo que en ese momento idearon un nuevo compromiso mundial, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y se comprometieron a tomar acción frente al cambio climático en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP21) a través del Acuerdo de París. De acuerdo con la FAO, el Informe 2018 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sentenció que en el presente siglo, las temperaturas podrían aumentar 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, y que como consecuencia, 122 millones de personas podrían sufrir pobreza extrema para el año 2030 debido, principalmente, a una subida en los precios de los alimentos y a una peor salud, lo cual, marca la urgencia de mantener firme una acción concertada contra el cambio climático y evitar esta amenaza existencial. La FAO reconoce que el cambio climático ya está teniendo profundas consecuencias en la vida de las personas y en la diversidad de la vida en el planeta, se afirma que el nivel del mar está subiendo y los océanos se calientan; otras repercusiones se orientan en las sequías cada vez más duraderas e intensas y que amenazan las reservas de agua dulce y los cultivos, lo que pone en peligro los esfuerzos para alimentar a una creciente población mundial. En lo que respecta a los medios de subsistencia de agricultores, pescadores y silvicultores, que son los que menos han contribuido al cambio climático, son los que más sufren los fenómenos meteorológicos extremos que dañan la infraestructura, acaban con las capturas, comprometen las poblaciones de peces, erosionan los recursos naturales y ponen en peligro a las especies. La FAO reconoce también que entre 2006 y 2016, el 26% del total de daños y pérdidas causadas por desastres climáticos en los países en desarrollo recayó sobre la agricultura, por lo que si no se toman medidas urgentes, el cambio climático pondrá seriamente en riesgo la producción de alimentos en países y regiones que ya cuentan con una alta inseguridad alimentaria, según la FAO, por un lado, afectará al suministro de alimentos debido a la reducción de la productividad de los cultivos, el ganado y la pesca, por otro, dificultará el acceso a los alimentos, pues afectará a los medios de subsistencia de millones de personas rurales cuyos ingresos dependen de la agricultura. En tal sentido, el cambio climático obligará a los pobres, tanto urbanos como rurales, a pagar precios de alimentos más altos y más volátiles y, causará también, la migración por situaciones de dificultad y pondrá en peligro el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Así las cosas, es evidente que no nos queda mucho tiempo, debimos actuar décadas antes para poder revertir las causas del cambio climático, lo preocupante es que hay autoridades y tomadores de decisiones a los cuales no acaba de convencerles el caos ambiental que ya es palpable; en lo inmediato es urgente ponernos a trabajar en estrategias científicamente aplicables para mitigar, lo más posible, los impactos del cambio climático. La fecha límite es el 2030, después todo será más difícil, por lo que pedimos al universo el envío de estrategas conocedores del tema ambiental, ya no hay tiempo para experimentos ni inexpertos, están en juego los derechos humanos ambientales dentro de los cuales se encuentra la alimentación, el agua, la salud y el ambiente. Si nos esperamos a que las autoridades aprendan y luego diseñen las políticas públicas adecuadas, llegaremos al agotamiento de la agenda 2030 y, las consecuencias, serán terribles para las presentes y más, para las futuras generaciones, así, los actuales programas alimentarios, de agricultura y ganadería, están en entredicho si no enfrentamos adecuadamente el cambio climático.

*Integrante del Consejo Mundial para la
Defensa de los Derechos Humanos
[email protected]

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