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domingo, 3 noviembre, 2024
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Notas históricas sobre la UAZ. Nueva edición 14

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Por: Juan Manuel Rivera Juárez •

A pesar de los esfuerzos desplegados en el pasado para obtener la concesión de una Radiodifusora en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), todos los intentos fracasaron. A inicios de 1993 se retoma la estafeta para alcanzar la tan anhelada estación de radio. Para el establecimiento del vínculo UAZ – Sociedad, la Dirección de Comunicación Social de la Universidad trasmitía sus contenidos informativos a través de varias radiodifusoras (STEREO-DIF y XEPC entre otras), se concebía que el impacto resultaría mayor, si la institución contara con el apoyo de una mejor producción. 

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La situación era muy clara, con la radiodifusora se optimizaría la promoción del quehacer universitario en todos sus aspectos y, se estimularía la conciencia crítica de la gente. La institución contaba con el personal capacitado para su funcionamiento.

En el mismo año a través de un análisis y balance del estado en que se encontraba la investigación en educación en la UAZ, se planteó que se advertía la amenaza de tener que decidir sobre el tipo de formación y universidad que se quería fomentar: La universidad y educación de carácter integral o una educación superior para la producción, en aras de formar recursos humanos para la producción. 

Para algunos no eran posiciones excluyentes, ya que el carácter integral de los hombres en las universidades, no debía dejar de lado las posibilidades reales de inserción en la vida social y productiva de la mejor manera posible, teniendo como principio y fin la construcción, producción y transmisión de la cultura, como sujetos activos de la misma. Para otra vertiente, la opción de producción era la buena y algo que no debía discutirse sino actuar de acuerdo con ella.

Otro problema que generaba polémica, tenía que ver con la formación de investigadores, ya que se consideraba que quienes la realizaban adolecían de ella, razón por la que la investigación en educación en México no aportaba ni conocimiento ni solución a los problemas existentes. Desde otra perspectiva se consideraba que era un problema que evidenciaba la desvinculación entre el desarrollo teórico y las problemáticas institucionales, así como la escasa producción de la investigación en educación en México y la falta de eficacia.

Era polémica la premisa de que se aprendía a investigar investigando, dejando los problemas de la teoría para después. En términos generales se consideraba que sí se podía aprender investigando, pero que necesariamente debía existir un programa de formación que aportara y diera cuenta de esos procesos.

La Universidad empezó a proyectar niveles de problematización en temas como: la cualificación del nivel de estudios o los egresados por mencionar algunos, buscaban otorgar un nuevo carácter al contenido de la enseñanza; así como nuevas formas de trabajo y valoración de los procesos, de manera que la investigación que las instituciones requerían se acentuara en este nivel de problemas. Se requerían investigaciones de carácter histórico y sociológico, investigar la especificación de los problemas concretos.

En el contexto de Reforma que vivía la UAZ era prioritario responder preguntas como: ¿Da la UAZ una alternativa al desarrollo social?, ¿Cuáles son y han sido las determinantes y las condiciones en que se ha desarrollado el movimiento de Reforma?, ¿Estas podrán ser diferentes en el futuro? Con estas y otras interrogantes se podría abrir camino para investigar a la Universidad.

A finales de la década de los ochenta e inicios de los noventa la UAZ registró un importante esfuerzo por responder a los retos de su tiempo y su región. Acometía esta tarea con una clara conciencia de su comunidad, de legitimar su función ante la sociedad y con un cuerpo administrativo comprometido con su tarea.

En el terreno académico se cubría a partir de 1994, el programa denominado “Cumplimiento de los Programas Académicos de la UAZ”, que contemplaba los programas ordinarios, es decir, aquellos reconocidos por el H. Consejo Universitario y que contaban con el respaldo financiero para su operación. Complementariamente se preparaba un programa académico que permitiera al personal académico incorporarse a programas innovadores en las áreas de: ciencias básicas y tecnológicas, ciencias sociales y humanidades, en un área logística, cómputo, informática y dominio del idioma inglés.

En el terreno legislativo para enero de 1994 la UAZ había automatizado su legislación –por primera vez, el conjunto de normas que constituían la legislación universitaria vigente, fue reunida, procesada y presentada en diskette para uso en computadoras personales. El diskette incorporaba documentos normativos como: Ley Orgánica de la Universidad, Estatuto General, Reglamento General de Elecciones, Reglamento Interno del Consejo Universitario, Reglamento Interno de la Comisión Mixta de Admisión, Adscripción y Promoción, Contrato Colectivo de Trabajo UAZ-SPAUAZ 1993/1994, Contrato Colectivo de Trabajo UAZ- STUAZ 1993/1994, Resolutivos del Congreso General Universitario y Decreto de Conversión del Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas a Universidad Autónoma de Zacatecas.– y se preparaba para su actualización en el mes de septiembre. 

En lo concerniente a lo administrativo existía una acción fundamental en el diseño e implementación del Sistema Integral de Información Institucional (SIII) de la UAZ. ¿Por qué el diseño e implementación del SIII? La ausencia de información veraz, permanente, oportuna y suficiente había generado en la institución problemas de distinto orden. Resultaba casi dramático que las decisiones de las instancias de gobierno de la Universidad se tomaran disponiendo de información poco confiable, fragmentada e insuficiente. La verdad era sencilla, no había información que reuniera cualidades básicas a pesar de la enorme cantidad de recursos humanos que se destinaban para generarla. 

Es en este contexto interno que se tomó la decisión para la creación del SIII, sistema que debía reflejar de la manera más nítida lo que era la Universidad, instrumento útil para una universidad en transformación y soporte vital para una institución transformada y en proceso de consolidación. En el año de 1994 por segundo año, la UAZ firmó con Bancen un contrato de Fideicomiso para el manejo de los recursos del Fondo para la Modernización de la Educación (FOMES), ejercicio 1993.

El FOMES se otorgaba de manera específica con la intensión de que las instituciones educativas desarrollaran áreas concretas que tendieran a modernizar la educación. El Estado aparte de etiquetar esos recursos, también exigía o sugería que fueran administrados de forma diferente al resto del subsidio universitario. Por ello la Rectoría vio al fideicomiso como un mecanismo idóneo para garantizar que los recursos aportados fueran destinados exactamente para los objetivos establecidos previamente. Lo anterior había mostrado la conveniencia de acostumbrarse a ser precisos en la programación, oportunos en la aplicación de los recursos y, sobre todo, a obtener beneficios tangibles.

¡Cuánto falta conocer sobre nuestra Máxima Casa de Estudios!

Esta ignorancia es la que ha permitido que se le menosprecie o que se tergiverse su historia.

Se parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:

http://lumat.uaz.edu.mx/; https://www.facebook.com/LUMAT.UAZ;

https://twitter.com/LumatUaz.

1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT

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