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miércoles, 24 abril, 2024
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■ En México la comisión es de 20%; en Francia e Italia es mayor

Agencias hacen todo lo posible por cuidar a modelos, pero no se consideran sus jefes

■ La personalidad está por encima de la apariencia física, afirman

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Por: La Jornada •

Ciudad de México. En la industria de la moda en México, la tendencia es la ausencia de los derechos laborales, lo que incluye a las y los modelos. Los principales antagonistas son algunas compañías que, pese a operar desde hace años en el país, no ofrecen condiciones óptimas para laborar. Las agencias no consideran a las modelos como empleadas y eso las deja en la indefensión, admite David Souza.

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Souza es dueño de la agencia Paragon Models, una de las más importantes en el país. Hay pocos modelos que de verdad viven al cien por ciento del modelaje, dice en entrevista con La Jornada. Las agencias sólo son sus representantes, no hay vínculo laboral.

Además de Paragon, las principales agencias en México son Queta Rojas, New Icon, GH Management, MmRunway, Wanted & Bang Management, Güerxs y Nativo. Todas con un perfil específico y también con sus propias políticas.

Óscar Madrazo fundó en 1989 Contempo Models, considerada la primera agencia, que comenzó representando a modelos con características europeas.

Las agencias, sostiene Souza, sólo fungen como contacto entre las modelos y los clientes, aunque, admite, se necesita un contrato de exclusividad “para que sólo estén con nosotros y las representemos. Hacemos todo lo posible por cuidarlas en el ámbito emocional, físico y de consejos, es decir, sobre cómo cortarse el cabello, cómo pintarlo para determinado casting, o caminar de tal o cual manera”.

Al cuestionar a Souza sobre la falta de contratos y el supuesto trato indigno a las modelos, él menciona que su agencia trata de llevarlas de cerca en el proceso, aunque al final no son nuestras empleadas, nosotros somos sólo sus representantes. No cumplen con un horario.

El proceso es el siguiente: las agencias negocian y se encargan de conseguir el trabajo, así como cuántas horas invertirán, las comisiones y el monto a pagar, pero insiste, no son sus jefes. “No podemos forzar al talento a trabajar. Si le marco a una modelo para que haga un desfile… ella tiene el derecho de decirme: ‘ese día no quiero trabajar’”.

Admite que las empresas tardan en pagar a veces hasta un año o más, pero justifica que las reglas de la industria en el orbe son más o menos las mismas y que, en general, las agencias se quedan con 20 por ciento del trabajo de las modelos, aunque en Francia, es de 30 por ciento, e incluso, en otros países alcanza 50 por ciento, por ejemplo, en Italia o países de Asia.

El verdadero poder: la personalidad

Hoy los ideales de belleza se han replanteado, como lo expresa Daniel Herranz en su Hecha en México, libro en el cual apunta que el verdadero poder de un modelo no está completamente en su físico, sino en la personalidad.

En entrevista, el titular de Paragon cuenta que para pertenecer a su agencia se deben tener ciertas proporciones de cuerpo y simetría en la cara, pero lo que busca es la personalidad, porque es la que abre las puertas y hace que la gente no se aburra de una misma cara.

Souza está convencido de que en México sí hay una industria de moda que, pese a no estar al nivel de París o Milán, tiene mucho talento y cada vez más competencia.

No obstante que muy pocas modelos pueden vivir de esa profesión, Souza asegura que existe un pequeño porcentaje al que le va bien, si bien menos que antes. Recuerda que el mercado estaba mejor pagado. Nosotros nos perdimos de esa etapa de oro cuando había pocas modelos. Ahora, con las redes sociales, la competencia está dura.

Señala que el trabajo de los modelos ha sido sustituido por actores e influencers y, además, la industria ha pagado una cuota de inclusión. Hay más espacios para todo tipo de colores, de cuerpos, de razas, de edad, pero también hay más disputa.

Entonces, ¿quién sería el responsable de atender la problemática laboral con las modelos?

Souza, quien comenzó su carrera como agente de modelos en Nueva York, afirma: “Cuando una modelo llega y dice no sentirse cómoda, o, ‘no nos están dando de comer’, llamamos al cliente y hacemos lo posible por solucionar cualquier queja y muchas veces le hemos dicho al talento: ‘vete de ahí si no están cumpliendo el acuerdo’”.

Respecto al famoso pago en especie, asegura que ellos casi nunca hacen eso, pero indica que hay veces que algún diseñador nuevo le propone ese tipo de trueque a una modelo sin experiencia que necesite tener un portafolio. Entonces, a la modelo se le paga con un vestido o con unos zapatos, pero reitera que nunca es por la fuerza, sino parte de un acuerdo mutuo.

A su agencia, afirma, no le conviene ese tipo de retribución, porque ni modo que le corte un pedazo al vestido y me quede con ese porcentaje. Lo hacemos si creemos que es una oportunidad para modelos que quieren abrirse puertas.

El pago en dinero depende de la política de los clientes, tardará en llegar al trabajador de uno o tres meses, y a algunos hay que recordarles el incumplimiento. Esa es la parte más frustrante de nuestro trabajo, porque si el cliente no paga nosotros no cobramos y además tenemos que pagar empleados, gastos.

Ejemplifica que en Nueva York, la ciudad de mayor competencia en la moda, la mayoría de clientes paga de 30 a 60 días, pero acepta que ahí las modelos también viven en condiciones precarias. En el modelaje, como es el medio que te vende esa ilusión de glamur, se les olvida decir que ser modelo es igual que decir soy chef, y que se puede ganar mucho o poco.

En el modelaje no hay un diplomado o una maestría, ahora todos pueden decir que son modelos sólo porque se tomaron unas buenas fotos. Hay modelos que viven una vida que ya quisiera yo, y no sufren, pero hay las que están abajo de la pirámide. Así funciona en general la industria.

Pero ¿hoy a la mayoría no le va bien, es contada la gente?, se le cuestiona. No diría que es ese porcentaje. Tenemos modelos que llevan seis meses, acaban de empezar y ya están ganando mínimo 20 mil pesos al mes. Conozco a graduados de universidad que ni siquiera ganan eso. No sé dónde se pinta la raya para decir si te va bien o no.

El que muchas no tengan para comer es subjetivo, dice, porque son personas que en un día de catálogo pueden ganar 10 mil pesos, sueldo por el que otra persona tiene que trabajar el mes entero.

Otro tema que no mencionan las modelos “es que no trabajan bien porque se la viven de fiesta, no llegan puntuales a sus castings y se la pasan tomando. Es un medio en el que debes tener disciplina porque no tienes un horario fijo o un jefe que te haga checar tarjeta. Es disciplinarse desde tu casa, tus horas dormir, tus hábitos y, por eso, se presta a que la gente vea sólo el lado glamuroso”.

Para mejorar a la industria en su sector, “creo que hay muchas empresas serias con las que hemos trabajado y tratan bien a las modelos y a todos en general… Vamos por buen camino, aunque falta otro por recorrer”.

Especialistas en la industria de la moda consideran que tras ese abandono laboral, es imposible no especular sobre el futuro de la moda en México, donde ha habido avances en dos décadas, pero las dudas persisten. Siguiendo esta tendencia, su desarrollo será lento, como hasta ahora.

Sin embargo, esta industria no está muerta, como lo confirmó en una entrevista con La Jornada Beatriz Calles, quien por años fue la titular del Mercedes-Benz Fashion Week Mexico. En tiempos de pandemia, Calles insistía en que esta industria sobrevivirá porque es momento de que seamos comunidad.

Sin duda, la industria de la moda en el país vive un autorreconocimiento, pero si una y otra vez se repite ser incipiente como argumento para su informalidad y no hace esfuerzos en el trato laboral que proporciona a sus trabajadores, quedará inmersa en su propia vitrina de exhibición, empañada por el abandono laboral.

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