Este 2 de octubre de 2024, se conmemora la matanza de estudiantes en Tlatelolco a manos de elementos de seguridad del Estado mexicano. Por ello, miles de estudiantes marcharon por el centro histórico de Zacatecas para recordar este hecho y exigir que nunca más se use a las instituciones del Estado para reprimir.
Según Pablo Gómez, quien fue líder estudiantil en el movimiento de 1968, este acontecimiento representó un despertar político y social en México. Para él, el movimiento simbolizó la lucha por las libertades democráticas, los derechos civiles y la resistencia contra un régimen autoritario que usaba la represión como mecanismo de control. Gómez ha señalado que, aunque la masacre de Tlatelolco fue un evento trágico, el movimiento contribuyó a abrir el camino hacia una mayor conciencia política y el cuestionamiento del sistema político mexicano de la época, sentando las bases para futuras reformas y movimientos sociales.
En este mismo marco, la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobierno federal, a través de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez presentó en Palacio Nacional una disculpa pública a los familiares de las víctimas del movimiento de 1968. «Como Gobierno de la transformación reprobamos la violación de derechos y los crímenes perpetrados hace 56 años, y por ese motivo se ofrece una sentida disculpa pública a todas las personas que perdieron a un ser querido o fueron víctimas del crimen de lesa humanidad cometido la noche del 2 de octubre. Estos no pueden volver a repetirse».
En la primera conferencia de Sheinbaum, la funcionaria señaló que hechos como éste no pueden volver a repetirse: esta acción es muy importante porque se realiza desde Gobernación donde se instrumentó la represión al pueblo y ahora tenemos el compromiso y responsabilidad de impulsar derechos.
“Este crimen de lesa humanidad fue ideado, ejecutado y encubierto desde la más alta autoridad del poder público y su responsabilidad principal recayó en Gustavo Díaz Ordaz. Se trata de un reprobable acto de represión estudiantil y social que tuvo como consecuencia decenas de muertos, heridos, detenidos, ejecuciones y torturados».
En el decreto de la Presidenta, según lo leyó Godoy, se señala que “en nombre y representación del Estado mexicano reconoce políticamente que los actos de violencia perpetrados el 2 de octubre de 1968 en contra de los integrantes del heroico movimiento estudiantil fue constitutivo de un crimen de lesa humanidad como fue reconocido por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz en su quinto informe de gobierno.
“Se instruye a la Secretaría de Gobrnación para que, en nombre del estado mexicano y el Ejecutivo federal a mi cargo, se compromete a la no repetición de atrocidades como las que se refiere (este acuerdo) , actos de privación ilegal de la libertad, uso de las fuerzas armadas contra la población, cárceles clandestinas, tortura y tratos crueles, la anuencia del Estado para destruir o exterminar a un grupo de la población mexicana».
El decreto de Sheinbaum destaca que quedan a salvo los derechos de los familiares de las víctimas y ex integrantes del movimiento para promover acciones de justicia, de memoria histórica y de no repetición.