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viernes, 19 abril, 2024
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Por: ALBERTO VÉLEZ RODRÍGUEZ • ROLANDO ALVARADO FLORES •

Alrededor del tema de la revocación de mandato ya se ha generado una amplia literatura periodística. Si se utiliza un motor de búsqueda en la red global se encuentran, al instante, no menos de 10 artículos de opinión y muchos más que explican, con mayor o menor fortuna, el concepto. Dicho sin ambages: el procedimiento de revocación de mandato consiste en la organización de una consulta a los ciudadanos acerca de la continuidad del presidente de la república en el cargo. Lo que suena simple no lo es en los hechos: se debió reformar la constitución política de México para volverlo un proceso legal. Según el decreto publicado en el Diario oficial de la federación el día 20/12/2019, se reformaron los artículos 35, 36, 41, 81, 99, 116 y 122 en sus diferentes fracciones y apartados, y se adicionaron los artículos 35, 41, 84 y 122. Así, de acuerdo al artículo 35 el Instituto nacional electoral (INE) es el que convoca a la revocación de mandato siempre y cuando la petición sea hecha por el 3 % de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral. Durante las elecciones pasadas se usó un padrón con alrededor de 93 millones de ciudadanos, por tanto, el 3 % es cercano a los 2 millones 800 mil electores. Para que pudiese ser efectuada en 2022 en la ley se estipulan fechas precisas que indican que la solicitud debe presentarse en los primeros 15 días de diciembre de 2021. También se exige un mínimo de participación para que resulte vinculante: el 40 % del padrón electoral debe acudir a las urnas, es decir, alrededor de 37 millones de personas. Dadas estas condiciones está por verse si algún grupo de ciudadanos, porque no pueden ser ni los partidos ni el presidente de la república, se organiza y consigue, sin financiamiento público, las firmas necesarias. Parece difícil, más cuando se impone la condición que sólo el INE puede hacer propaganda. Benito Nacif (“El gambito de la consulta revocatoria” El economista 10/08/2021) opina que: “Una consulta revocatoria artificial, promovida desde el poder, difícilmente despertará el interés de la ciudadanía”. ¿Por qué desde el poder? Porque al parecer quien quiere la consulta revocatoria es el mismo presidente. ¿Y los ciudadanos? Francisco Valdés Ugalde (“Revocación de la democracia” 22/08/2021) considera la revocación de mandato promovida desde la cúspide como un medio de demostrar, por parte del gobernante, que cualquier percepción de descontento popular está infundada porque, a medio camino, lo aclama elpueblo. Claro, para que tenga lugar tal escenario, primero debe lograr convencer a los ciudadanos de solicitar al INE la revocación, y después debe conseguir 37 millones de votantes sin hacer propaganda ni desde los partidos ni desde el gobierno federal. Gabriel Quadri (“No a la revocación de mandato” El economista 20/08/2021) es un poco más alarmista, sostiene que: “En el populismo, una consulta de revocación de mandato autogenerada, anticipa una probable ruptura del orden constitucional” A Quadri no le parece imposible juntar las firmas necesarias para solicitar al INE que convoque porque cree que el gobierno puede movilizar todos sus aparatos corporativos con ese objetivo. Sin embargo, el mejor argumento esbozado es el siguiente: “la revocación de mandato significa,…,imponer el corto plazo y la miopía como racionalidad básica de gobierno” En principio esto no tendría por qué ser así, ya que son los ciudadanos quienes, de manera voluntaria, se autoorganizan. Pero sin los incentivos típicos de movilización no parece claro que los mexicanos puedan siquiera iniciar el proceso: la sociedad civil, que para muchos no existe, suele estar desmovilizada. Todo parece diluirse en mucho ruido y nada de sustancia. Macario Schettino sostiene que el presidente de la república “tiene un problema con el pensamiento estratégico” (“Por la paz” 09/08/2021), es decir, no puede imaginar las consecuencias de sus acciones. Para decirlo de otra manera: su planeación es de corto plazo, con objetivos inmediatos o casi inmediatos. Según Schettino la revocación de mandato es un ejercicio fútil. Coincide con Quadri porque considera que tal proceso impone visiones cortas de gobierno. Por otro lado, es cierto que la constante convocatoria a revocaciones y consultas transforma el gobierno en una máquina electoral permanente. ¿Es esto deseable? Tal vez sí, si el gobierno no tiene nada mejor que hacer. Agustín Basave es un poco más entusiasta respecto del presidente, porque imagina que Andrés Manuel López Obrador resultaría triunfador gane o si pierde la revocación. Si pierde “dejaría su base movilizada y saldría, entre barruntos de ingobernabilidad, con los blasones de sus héroes” (Milenio 16/08/2021). Hay algo en lo que todos coinciden: la revocación de mandato es inútil, mejor no hacerla, y si se hace, dejarla desierta. ¿Por qué inútil? Bueno, es claro que el presidente tiene el mandato de la gente: ganó con 30 millones de votos y ganó las elecciones intermedias (Mauricio Merino “En busca de la adoración“ El Universal 16/08/2021) ¿Para qué reiterar lo que está bien claro? Bien, la razón que sustenta la necesidad de la revocación de mandato es que los ciudadanos se organicen y la soliciten. Ninguno de los críticos de la revocación considera este escenario. Ninguno cree que la sociedad mexicana ha cambiado.

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