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martes, 19 marzo, 2024
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Los chistes sobre las tragedias han existido desde hace mucho: psicóloga

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Por: ALMA RÍOS •

Georgina Lozano analiza reacciones de las personas sobre la tragedia de Tlahuelilpan
“Hay algo que se llama el fenómeno del mundo justo, estudiado ampliamente por la psicología social”, que cada quien merece lo que recibe y recibe lo que merece
Considera que “el prejuicio en sí es un juicio previo, un juicio antes de conocer. Pues sí, en este caso juzgamos a todo este grupo sin saber las circunstancias”

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“Hay algo que se llama el fenómeno del mundo justo, lo que propone es que las personas tenemos en nuestra cabeza la idea de que precisamente el mundo es justo, y que por lo tanto cada quien merece lo que recibe y recibe lo que merece”.

Esto explicaría en parte la reacción que tuvieron usuarios de redes sociales ante la tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo; expresando que quienes allí murieron calcinados o resultaron heridos por el fuego “se lo tenían merecido por andar robando”.

El “fenómeno del mundo justo” ha sido estudiado ampliamente por la psicología social sobre todo en relación a la formación de prejuicios.

“Cómo es que juzgamos y decimos, es que a fulanito lo mataron; ¡ah, es que seguramente fue porque andaba en malos pasos y se lo merecía; o a zutanita la violaron, seguramente se lo buscó”, expuso en entrevista Georgina Lozano Razo, docente-investigadora en la Unidad Académica de Psicología de la UAZ, Campus Fresnillo.

“El prejuicio en sí es un juicio previo, un juicio antes de conocer. Pues sí, en este caso juzgamos a todo este grupo sin saber las circunstancias”.

Esta forma de procesar información no es privativa de los mexicanos y de su actualidad, pero sí puede verse reforzada por los contenidos que transmiten los medios de comunicación.

La académica ejemplificó con el caso de las “películas de princesas”, las viejas telenovelas y actualmente con programas como La rosa de Guadalupe o Cada quien su santo.

“La princesa es la bonita, la buena; la bruja mala en algún momento consigue sus objetivos, pero tarde o temprano termina siendo acabada”. O bien, “la chica pobre, bonita pero de buen corazón sufre, le quitan al galán rico, la meten al manicomio, queda ciega, pero al final triunfa el bien y entonces ella se queda con él y la mala del cuento termina loca, quemada, desfigurada y sola”.

En ampliación a esta explicación desde la psicología social, Lozano Razo dijo luego de acotar que la televisión tuvo hace algunos años un papel importante en este sentido, pero que actualmente los jóvenes no la ven y sí están interviniendo constantemente en redes sociales, que existe otro fenómeno estudiado por esta disciplina que es “la influencia”.

“Se encarga de ver cómo es que nosotros modificamos nuestras actitudes, conducta, pensamientos, en función de algo externo, y eso pueden ser los medios de comunicación. Muchas veces nos dejamos llevar por lo que dicen los periodistas, entonces al rato estamos repitiendo lo que dice el reportero de las ocho. Ni siquiera son nuestras palabras, nuestro pensamiento, sino lo que dice el otro”, generándose una especie de contagio. “La gente va contagiándose de este pensamiento, así como una simple gripe”.

El fenómeno de la influencia también podría ser aplicable a la conducta de las propias víctimas del estallido del ducto de Pemex en Tlahuelilpan.

“Empezaron a llegar, a lo mejor unos no iban a llenar nada, ni siquiera tenían vehículo; al menos eso han manejado los medios y allí estaban porque tenían que estar, solamente fueron por curiosidad, como cuando pasa un accidente y la gente se acerca, no pueden hacer nada pero ahí están viendo”.

Lozano Razo discrepó de lecturas que situaron a la celebración de la muerte de otros o su justificación por este ajuste de cuentas de la vida misma, como una expresión de deshumanización o falta de empatía o maldad, al señalarlo como un fenómeno cognitivo, una forma de pensar, que no obstante compartirse con personas de otras latitudes y tiempos, tiene también un sustento cultural y contexto social propio.

“Ante lo que también estamos viviendo, decimos que hemos padecido mucho como país en cuestión económica, política, etcétera; entonces ya es tiempo de que los que hemos actuado bien recibamos lo que merecemos y aquellos que les pasa este tipo de situaciones, pues precisamente si les pasó es por algo, porque actuaron mal”.

Los mexicanos mediante ritos hemos generado una cultura en la que se festeja el Día de Muertos, que es una forma de enfrentar la muerte, dijo.

“Podría verse como burla, pero es algo que yo creo que como cultura nos caracteriza. No dudo que algunas otras personas pudieran tener algún tipo de pensamiento, más en sentido sociopático…”.
No obstante sostuvo en términos generales que las manifestaciones analizadas, no son “una expresión de maldad”, aunque añadió que desde otro ámbito de la psicología, la psicología clínica, pueden leerse de otra forma totalmente distinta.

“Yo desde mi campo de estudio le doy esta lectura”.

Agregó que los chistes sobre las tragedias han existido desde hace mucho. Recordó como ejemplo los generados cuando estalló una planta almacenadora y distribuidora de gas de Pemex el 19 de noviembre de 1984 en San Juan Ixhuatepec, localidad conocida coloquialmente como “San Juanico” y ubicada en Tlalnepantla, Estado de México.

“Fue en la madrugada, murieron muchas familias que estaban durmiendo porque era todavía muy temprano, eran como las 5 o 6 de la mañana; murieron calcinados, acostados en su cama.

Entonces también se generaron chistes y en ese momento no existían las redes sociales. Dijo que la diferencia es que ahora éstos se “extienden a la brevedad, pero eso ha sucedido en México desde hace mucho”.

“Algunos también podrán tener poca empatía, pero no creo que sea lo que predomine, no creo que como sociedad estemos sumidos en la maldad”, sostuvo.

Como una expresión de los prejuicios de la gente, Georgina Lozano Razo agregó que “a la mejor en una primera instancia” podríamos utilizar ese pensamiento que atribuye un ajuste de cuentas de la vida cuando a alguien le sucede algo malo, pero conforme se vaya conociendo la información de manera más precisa y más profunda, “pues ya se analiza de otra forma, en ese fenómeno -del mundo justo- actuamos como en automático”, cuando en un segundo momento puede verse que tal desgracia “le pudo haber pasado, pues vamos a decir, a cualquiera”.

“Entonces, son formas, son atajos –del pensamiento- para juzgar las situaciones, obviamente tenemos que educarnos para ser más analíticos, para no dejarnos llevar por esa primera impresión que nos dan las cosas”.

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