Por el tiempo en que nos venimos ocupando, relativo a la instrucción pública elemental en las escuelas de la ciudad de Zacatecas, otro problema que desde entonces se ha presentado de manera recurrente era el de la inasistencia de los alumnos y el desinterés y apatía de los padres por enviarlos a la escuela, que según la crítica picuda de Francisco Ignacio Saavedra (de quien nos ocupamos en nuestra entrega anterior), debió de ser considerable.
La solicitud presentada por Saavedra sería una más de un total de cinco interesados en ocupar la plaza vacante por la renuncia de José Antonio Carreño. ([i]) Como parte del proceso para cubrir dicha vacante, los regidores del Ayuntamiento zacatecano se reunieron el 16 de enero de 1806 en la sala capitular del mismo y firmaron un escrito dirigido al M. Y. S. presidente del propio Ayuntamiento, don Roque Abarca. En dicho escrito, le informaban sobre el resultado del concurso para ocupar la plaza de maestro, previa convocatoria que para el efecto se había dado a conocer públicamente. ([ii])
El proceso del examen de oposición para cubrir la vacante dejada por Carreño se había realizado más o menos de la siguiente manera: Tan pronto y como el órgano representativo del municipio tuvo conocimiento de la renuncia de Carreño “por haber pasado a la Reales Cajas” de la ciudad de Guadalajara, preocupado porque la niñez y juventud que aquél atendía no se quedara sin preceptor, procedió a nombrar “provisional e interinamente” a don Francisco Lara. Lo anterior fue comunicado al presidente del Ayuntamiento el 20 de noviembre del año anterior (1805). Éste procedió a emitir la orden el 6 de diciembre para que se convocara al concurso y proveer en propiedad la plaza dejada por el maestro de Sombrerete.
Los aspirantes que al enterarse del llamado de la convocatoria fueron Miguel Ángel de Arias, Mariano de Hoyos y el propio Francisco Lara, que se encontraba cubriendo el interinato. Los tres se presentaron con “sus respectivas muestras” (por esto queremos entender que anexaron a su solicitud, los documentos probatorios de lo que hoy conocemos como currículo). Los otros dos fueron Blas Miguel de la Torre y nuestro conocido Francisco Ignacio Saavedra. Éstos dos últimos, no presentaron muestras, no obstante, la elocuencia retórica y espíritu crítico mostrados por Saavedra en su solicitud de la que ya hemos dado referencia.
En la parte medular de su escrito los regidores le informaban al presidente: “[…] habiéndose procedido al reconocimiento y examen, votado que fue el asunto, para calificar los que fuesen más aptos y de las circunstancias necesarias, salió don Miguel Arias con 6 votos, don Mariano de Hoyos con 4, don Francisco Lara con 3 y los otros dos sin ninguno. En cuya virtud y conforme a lo determinado por la Junta Superior de Aplicaciones propusimos a la superioridad de V.S. en primer lugar a él referido don Miguel de Arias y en segundo a don Mariano de Hoyos, por considerarlos hábiles y propios para el cargo de maestros”. ([iii])
En tal sentido, los regidores solicitaban al presidente designara de entre Arias y Hoyos “al que fuese de su superior agrado”, procediendo a librarle el título correspondiente para “su uso en propiedad”. El título que acreditaba la plaza a favor de Miguel Ángel de Arias, fue firmado por el presidente de la Audiencia de Guadalajara, el 9 de agosto de 1806. ([iv])
[i] AHEZ. Fondo Ayuntamiento, Serie Enseñanza, “Concurso para el nombramiento de maestro de primeras letras”, Caja 1, 1806.
[ii] Ibid., los Regidores que aparecen firmando el documento en cuestión fueron los de apellidos Chacón, Castañeda, Zoaristi, Lebrón, Bolado, Torizes y Erviti.
[iii] AHEZ, “Concurso para el nombramiento de maestro…”, op. cit., f.1.
[iv] ARHZ. “Libro de asientos de títulos de 1791 a 1824”, op. cit., f. 104 v.
Referencias de archivos.
AHEZ. Archivo Histórico del Estado de Zacatecas.
ARHZ. Archivo de la Real Hacienda de Zacatecas.
