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miércoles, 23 abril, 2025
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La compulsión por encarcelar

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

En el Congreso del Estado, en una sola sesión de la semana pasada se realizaron tres propuestas para modificar el código penal local con las que se pretende imponer sanciones más severas para diversos delitos. 

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La primera de esas propuestas busca hacer imprescriptible el delito de feminicidio, tal como se establece en la mayoría de los estados. En la misma tónica, unos días antes ya se había planteado incrementar la pena de este delito que actualmente tiene como sanción de 30 a 50 años de cárcel, para pasar a entre 45 y 60 años. 

El grafiti, presente en el código penal desde hace más de diez años, hasta ahora tenía como castigo sólo una multa y la jornada de trabajo para reparar los daños que se hayan ocasionado. Sin embargo, la semana pasada también se propuso sancionarlo con una pena de entre seis meses y dos años de prisión, además de multas más costosas y más jornadas de trabajo a favor de la comunidad y no únicamente las necesarias para pintar los muros dañados. 

Esta iniciativa no fue muy bien recibida en parte porque la percepción social del grafiti se ha modificado. Si bien antes era considerado como una expresión propia de grupos juveniles a los que se asociaba frecuentemente con pandillas, ahora es utilizado para la expresión de consignas y reclamos en el marco de manifestaciones feministas.

Esto dio pie a dos interpretaciones contrarias, una la de quienes asumieron que la propuesta tenía dedicatoria para las feministas; y la otra justamente la de quienes cuestionaron si las autoridades se atreverían a aplicar estas sanciones a quienes hicieran grafitis en el marco de manifestaciones. 

Esta polémica iniciativa generó que pasara desapercibida otra más propuesta en el mismo día que pretendía incorporar al código penal del estado delitos cometidos contra animales domésticos y establecer penas equiparables a la misma falta cometida contra seres humanos.

Es decir, se proponía de tres a seis meses de prisión a quien provoque lesiones dolosas a algún animal doméstico si estas sanan en menos de 15 días, lo que significa que lesionar a animales o a seres humanos tendrían la misma sanción, e incluso habría una multa más alta en el primer caso, pues mientras que la cuota para el delito ya establecido es de una a tres cuotas, la nueva propone que si se lesiona a animales se pague de 10 a 15 días de multa. 

Lo mismo ocurre en lesiones que tardan más de quince días en sanar, pero no ponen en peligro la vida; en el caso de lesiones (a un ser humano) se sanciona con prisión de seis meses a dos años, y multa de entre cinco a diez cuotas; sin embargo, en el nuevo artículo que se propone la pena de prisión sería la misma, pero la multa estaría entre 20 y 100 días.

De aprobarse esta iniciativa, también habría pena de prisión de uno a tres años a quien abandone un animal doméstico y de uno a cuatro años de cárcel por lesiones que no pongan en peligro la vida, pero dejan al animal cicatriz notable y permanente. 

También se propone de cuatro a ocho años de prisión a quien prive “dolosamente por cualquier medio, de la vida a un animal doméstico”. Faltaría ver si eso significaría algún riesgo para los veterinarios que practiquen la eutanasia o el “dolosamente” los libraría de la posibilidad de ser imputados. 

En un país en el que estamos acostumbrados a porcentajes de impunidad por encima del 90 por ciento, al discurso permanente de falta de recursos materiales y humanos tanto de fiscalías, policías, ministerios públicos, y hasta personal en el sector judicial estas propuestas nacen como letra muerta por su muy improbable aplicabilidad.

No puede negarse sin embargo que son útiles para aumentar la estadística de la producción legislativa habitualmente plagada de exhortos, puntos de acuerdo y discursos histriónicos que ganan espacios en periódicos y noticieros, pero de poca utilidad social. 

Sobran iniciativas en ese sentido, las aquí mencionadas no son ni siquiera las más destacadas, sino únicamente las más recientes. En otros momentos hemos oído hablar de cadenas perpetuas y pena de muerte. 

Justo por su inaplicabilidad el tema parece superfluo. No obstante, el camino del populismo punitivo pierde su inocuidad si se da por sentado que las sanciones severas y ejemplares (aunque hipotéticas) son suficientes para transformar la realidad y se descuida la prevención y la famosa reconstrucción del tejido social. 

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