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viernes, 19 abril, 2024
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■ Hacia la redención: 

Entrevista con Andrés Ramírez Pulido, director de La jauría

■ [Película ganadora del Gran Premio en La Semaine de la Critique, en Cannes 2022]

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Por: SERGI RAMOS •

La Gualdra 529 / Cine / Festival de Cannes 2022

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La cuestión de la violencia ejercida por adolescentes ha sido tratada por diversas películas recientes en Latinoamérica. Recordamos Los salvajes, del argentino Alejandro Fadel (2012); o más recientemente la colombiana Monos, de Alejandro Landes (2019), y su voluntad de romper con las coordenadas del realismo social. Para ello, ambientan sus películas en paisajes naturales magnificados por la puesta en escena (desérticos en el caso argentino, selváticos en el colombiano). 

La inmersión de los jóvenes en un medio natural hostil permite cuestionar los principios morales y adoptar una perspectiva que flirtea con la parábola, capaz de explicar la exacerbación de la violencia en personajes que apenas han entrado en la adolescencia. El paisaje natural funciona como un mundo pulsional, un escenario en el que los personajes, rompiendo sus ataduras con la civilización, revelan otra parte oculta de lo humano.

Una terapia fuera de lo común

La película colombiana La jauría, realizada por Andrés Ramírez Pulido, ganadora en La Semaine de la Critique, propone unas coordenadas aparentemente parecidas. Las primeras secuencias, situadas en un contexto urbano indeterminado, presentan a Eliú y al Mono, dos jóvenes adolescentes, antes de que cometan un crimen que les llevará a la cárcel. Afectados por el consumo de alcohol y estupefacientes, los dos personajes, que pretendían matar al padre de Eliú, se equivocan de víctima.

Tras llevar un tiempo separados, Eliú y el Mono vuelven a encontrarse en un centro de rehabilitación experimental para jóvenes delincuentes, ubicado en medio de la selva. Los detenidos se encargan de restaurar una antigua mansión invadida por la vegetación, al mismo tiempo que practican una serie de rituales que intentan reconducirlos moralmente.

Las ceremonias celebradas por el jefe del campo, al que los reclusos llaman el Líder, se sitúan entre los ritos religiosos y las ceremonias mágicas inducidos por el poder telúrico de la naturaleza exuberante que los rodea. La música, en estos momentos, como la iluminación, basada en un claroscuro de clara vocación simbólica, subraya esta dimensión espiritual.

El simbolismo religioso tiende puentes con lugares comunes del sicoanálisis, cristalizados en la figura del padre. Así ocurre con la inexplicable desaparición del cadáver de la víctima, un hombre llamado El Invisible, quien un buen día abandonó la vida disoluta para iniciar un retiro ascético. Pero también considerando al padre como la encarnación del mal, de la cual uno debe deshacerse para poder liberarse.

La película consigue sus mejores momentos con el retrato de unos jóvenes, que en este medio natural, invadido por las ruinas, expresan una cierta paz interior, y en la que la naturaleza ofrece un refugio consolador. Sin embargo, la cuestión demasiado reiterativa de la culpa asociada a la figura del padre -a pesar de una lectura política por la cual la violencia de hoy es la herencia inevitable de la que cometió por la generación anterior- no alcanza plenamente su objetivo: desprenderse de un cierto realismo en busca de lo simbólico, como en la secuencia en la que el responsable del proyecto revela el verdadero objetivo del programa de rehabilitación.

Entrevista con Andrés Ramírez Pulido

Sergi Ramos: ¿Por qué es necesario hablar una y otra vez de la violencia y del intento de romper con ella?

Andrés Ramírez Pulido: No quería anclar mi película en un suceso o contexto concreto como el colombiano, aunque tenemos una historia grande con la violencia, por eso elegí la ficción. Pero la violencia impregna nuestra sociedad, nuestra cultura y la naturaleza humana, obviamente. Imaginé esta cárcel en la que los jóvenes tendrían un acompañamiento terapéutico. Es un lugar que no existe en Colombia, pero mis encuentros con jóvenes presos, por sus adicciones o crímenes, han servido de base para crear esta pura ficción.

SR: Uno de los méritos es que evitas caer en el estereotipo del delincuente.

ARP: Cuando escribí la película tenía el imaginario más común sobre estos jóvenes. Pero con el trabajo preparatorio, conocí a Eliún, un joven que tiene la violencia implícita en él, empecé a buscar, a ir a lo no seguro, tanto en el casting como en la escritura del guion. Quería salir del cine social latinoamericano que se hace actualmente.

SR: Hablamos del tratamiento formal de la película, en particular del modo como habéis filmado la naturaleza.

ARP: Este trabajo lo habíamos empezado ya en mis cortos anteriores, con mi pareja Joana, quien es asistente de producción y artista plástica. Me lleva a pensar la textura, la humedad y queríamos hacer una película que se oliera, se sintiera, que el espectador se sintiera sumergido, es algo muy trabajado. Queríamos que la hacienda, por ejemplo, que fue de un narco, se convirtiera en un personaje más. Con Joana y el director de fotografía trabajamos a tres bandas.

SR: En tu película, un cadáver desaparece en medio de una luz. ¿Te parece adecuado hablar de realismo mágico?

ARP: Es la idea más tardía en el guion y representa mi manera de pensar el mundo, mi fe. Soy una persona creyente, creo que hay algo más que lo material, ¿cómo sacar a un chico de esta espiral de violencia? Es imposible no repetir la historia, el odio y la venganza. Creo que no está en nosotros mismos, es algo que no se escoge, un toque de gracia llega a nosotros para encontrar su salvación.

SR: ¿Cómo relacionar esta espiritualidad salvadora con las terapias que practica el grupo?

ARP: La parte de la terapia es un mix que surgió en mi cabeza, entre varias cosas: religión, energía… y se basa en unas comunidades que ayudan a los adolescentes para salir de la drogadicción. El actor que interpreta a Godoy interviene en una de esas comunidades, y los chicos lo adoran.

La película La jauría, de Andrés Ramírez Pulido, fue ganadora del Gran Premio en La Semana de la Crítica, en el Festival de Cannes 2022. 

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la-gualdra-529

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