A finales de los años 20 del siglo pasado, la vida interna del Instituto de Ciencias de Zacatecas (ICZ) se regía por un Estatuto, en él se establecían los derechos y obligaciones de todos los que directa o indirectamente se vinculaban con la instancia educativa y con él, se sancionaba todo aquel que irrumpiera la tranquilidad académica. Un aspecto que llamaba y sigue llamando la atención es lo acotado que estaba la formación de organizaciones estudiantiles y las funciones a desarrollar, no obstante, esa reglamentación no logró evitar que los alumnos se organizaran.
Bajo esta premisa y sin pedir permiso el 19 de junio de 1929, se constituyeron en Asamblea General y forman la Sociedad de Alumnos del ICZ. En el año de 1932 la Mesa Directiva estaba integrada por Pedro Cabrera como presidente, Ignacio Salazar como secretario, Eulalio Tavera S. como tesorero, Carlos Rubio primer vocal y Francisco Basurto E. segundo vocal. El 26 de abril de 1933 tomó posesión una nueva Mesa Directiva para el segundo periodo del año en curso integrada por Víctor García L. como presidente, Carlos Rubio C. como secretario, Ildefonso C. Franco como tesorero, Eulalio Tavera S. primer vocal y Venustiano Natera S. segundo vocal.
El 15 de octubre de 1939 aparece en el ICZ el órgano informativo oficial emanado desde la Sociedad de Alumnos, el instrumento de difusión juvenil llevaba el nombre de “Voz Estudiantil”. La primera época estuvo dirigida por María Julieta Franco Talancón, su publicación era quincenal y destacaba por la labor de difusión cultural que tenía contemplada la dirección del Instituto a cargo del Dr. Agustín Díaz. En su primera época la elaboración y distribución del impreso fue breve, situación atribuida muy probablemente a la situación política que se vivía en el estado. Pasado el tiempo se publicó el número 1 de “Voz Estudiantil”, bajo la dirección de Roberto F. Almanza.
Uno de los objetivos del resurgimiento del informativo, fue que se convirtiera en la tribuna en la que se expresaran los sentimientos, pensamientos y acciones de los estudiantes del ICZ. Sería el espacio ideal para que en un clima de libertad de pensamiento, sin pretensiones de una pedante erudición, sin tendencias políticas y con el sello distintivo de la juventud, se externaran libremente las inquietudes y necesidades reales de los jóvenes que se formaban en las aulas. El siguiente es un párrafo extraído de una de las editoriales publicadas: “Queremos sinceramente el mejoramiento del Colegio, la dignificación del estudiante, la comprensión del Gobierno para los más grandes problemas educacionales y sociales de nuestro estado, seguros de que así cumpliremos con la misión que actualmente nos compete como juventud estudiosa”.
Además de cumplir con su labor de información, crítica y entretenimiento, la “Voz Estudiantil” tuvo un papel muy destacado de concientización entre un amplio sector de sus lectores. Se constituyó en un enlace entre la sociedad y la Institución, lo que se tradujo en generaciones de profesionistas que se distinguieron por su preparación, espíritu de servicio, y más que nada, por su entrañable cariño al ICZ, su Alma Máter. El arraigo con la institución en la que se formaron y el sentimiento de pertenencia, les llevó a retribuir de diferentes formas.
Algunos egresados ofrecieron sus servicios como maestros, acción con la cual contribuyeron a su sostenimiento en los momentos más críticos; la carencia de recursos económicos y humanos la pusieron en crisis, y fue gracias a la generosidad de varios exalumnos que se mantuvo viva la tradición de ser el centro de transmisión de la cultura en Zacatecas. La investigación documental evidenció una relación con los nombres de 40 profesores que ofrecieron sus servicios gratuitamente, por lo que significa, hemos decidido mencionar sin ningún criterio los nombres de Ing. Alfredo Ramírez, Sr. Marcelino González, Sr. Ciro G. Robles, Dr. Agustín Díaz, Profa. Aurelia Villaseñor, Lic. Guillermo López de Lara, Dr. Benjamín Arellano L. y Sr. Pedro Cabrera.
En su segunda época, el contenido de los artículos de “Voz Estudiantil” era más profundo, sobre todo cuando se manifestaba el sentimiento de los alumnos, su conciencia de servicio o su inconformidad con el estado que guardaban las cosas existentes. Los contenidos de “Voz Estudiantil” alternaban los artículos de Genaro Borrego Suárez del Real, las editoriales sobre la labor social del Instituto y en contra del Artículo Tercero Constitucional, las crónicas deportivas de J. Antonio Ponce y Adolfo González del Villar, las crónicas quincenales de “Frasquito” y las juiciosas reflexiones del Prof. Eugenio del Hoyo sobre temas educativos como la disciplina y la rebeldía del adolescente. Las Columnas del informativo fueron un baluarte para la defensa de los estudiantes e instituciones de educación superior. Inmersos en la vida institucional y social, los redactores a pesar de su juventud, demostraron su capacidad de interpretación y reacción ante los sucesos.
El control que las autoridades educativas querían tener sobre los estudiantes en esa época era excesivo, llegaron al grado de girar una circular a los padres de familia en la que les pidieron que les impidieran a sus hijos toda actividad política. Y fueron más lejos, la Junta Directiva acordó solicitar un informe a las autoridades judiciales y administrativas de todos aquellos hechos ocurridos fuera de la institución en los que los alumnos observaran mala conducta, como frecuentar cantinas o casas de mala noche entre otras. La vigilancia ejercida sobre el estudiante excedía el espacio del aula académica y la organización estudiantil era mal vista.
Se parte de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia (LUMAT). Informes:
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1Docente Investigador de la Unidad Académica de Ciencia y Tecnología de la Luz y la Materia. LUMAT.
2Docente Investigadora de la Unidad Académica Preparatoria.
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