El arte de vivir juntos y confinados: la pareja
En las sociedades occidentales contemporáneas el modelo de la llamada “pareja moderna” se sustenta sobre el principio de la independencia. Los individuos tienen generalmente una ocupación profesional fuera del hogar, en éste por momentos se encuentran con una intimidad compartida. La vida conyugal, mientras que no haya (o casi) niños, reposa sobre una aguda mezcla entre presencia y ausencia autorizando un amplio margen de libertad.
El confinamiento ha reunido a las parejas en el seno del espacio doméstico, lo que por lo general ha perturbado dicho equilibrio. Ha sido necesario aprender a vivir de manera continua juntos durante un período de tiempo inusualmente largo. Si muchos han sido capaces de encontrar su estilo propio hasta el punto de considerar la llegada de un Covid boom, otros en cambio, han visto cómo esta experiencia se transformaba en una pesadilla. En China, por ejemplo, el número de divorcios creció exponencialmente tras el fin del confinamiento, pero a escala más general, los medios de comunicación han retransmitido el dramático aumento de las denuncias por violencia de género en todas las latitudes del planeta.
Las imágenes humorísticas han cubierto masivamente la cohabitación en pareja a través de sainetes en los que se han reflejado múltiples aspectos, tales como: la dificultad para compartir el espacio doméstico, la mirada inquisitoria del otro, el reparto de las tareas domésticas, la perturbación en las relaciones sexuales, conyugales o extra-conyugales, etc. Un gran número de ellas, entre las que se encuentra el ejemplo seleccionado hoy, han hecho uso del humor negro.
En un jardín verdecido, una fosa recientemente excavada presenta un perfecto rectángulo con forma de ataúd (cliché para un film de terror). El comentario asocia el hoyo al misterioso “proyecto de jardinería” de una esposa, cuyo marido se pregunta “qué es lo que ella va a sembrar…”. El humor reposa sobre el desfase entre la imagen, elocuente en lo concerniente a la función de la cavidad, y la ingenuidad del marido observante. Los puntos suspensivos designan la violencia oculta de una situación conyugal que, tras 14 días de cuarentena, ha desembocado en este proyecto homicida.
Nótese que una variante francesa de esta imagen invierte los roles, en un sentido más tradicional con relación a las prácticas de la violencia de género: “Día 16 de confinamiento. La relación con mi mujer está un poco tensa. Hago jardinería para calmarme…” ( Confinement jour 16. C’est un peu tendu avec ma femme. Pour me calmer, je jardine…)
Mañana: El arte de vivir juntos y confinados: los animales.
* Catedrática de Artes Visuales en la Universidad Sorbona
** Traducción del francés por Jordi Macarro: En guise de prologue: L’humour au temps du Corona: 40 images pour une quarantaine.
