No es común, pero un segundón venido a más vio que no hay futuro en seguir simulando… y, para variar, simulando se retira “dignamente”. Se retira para demostrar que no era su permanencia y mantener el salario lo que lo movió para impugnar, ante un Poder Judicial a modo, su remoción. Tal remoción era obligada por la aplicación legítima de una reforma legal, que no constitucional, como debió ser, producto del accionar constitucional y por tanto legítimo del Poder Legislativo mexicano. ¿Entendieron que la correlación y conciencia del pueblo de México ya cambió? Yo no lo creo. Por el contrario, piensan que el pueblo no existe y la democracia tampoco.
Le apuestan a la reacción, literalmente a cómo reaccionen los potentados, como en 1938 las poderosas petroleras expropiadas reaccionaron regodeándose en la certeza de que los mexicanos eran técnicamente incapaces de mover la industria petrolera… pero ahí nomás que con mexican technology, de abrazaderas de alambre recocido, los ignorantes operarios resolvieron problemas y los desconocedores novatos ejecutivos pactaron “de a milagro” condiciones de producción, almacenamiento, distribución y consumo, que le dieron estabilidad y suficiencia por más de 40 años a nuestra orgullosa industria petrolera nacional. ¡¡¡En aquellos años los potentados fallaron, ahora volverán a equivocarse!!!
Don Edmundo, Don Lorenzo: que bien que ya “cumplieron”. ¡¡¡Por su tiempo de ejercicio ya se van y qué bien!!! Aunque ustedes digan sin creerlo, que cumplieron con creces, una buena parte de mexicanos y mexicanas sabemos que nos quedaron a deber y mucho. Don Edmundo: aunque la parte temporal de su encargo, como secretario del CG del INE, usted suponga que apenas iniciaba, usted y nosotros sabemos que por más que retorciera la ley y el Poder Judicial lo ayudara, al más puro estilo de la filosofía de Güemes, lo que es parejo no es chipotudo, y usted ya se había pasado de tuerca.
Si no vio forma cómoda para continuar, ante la previsible conformación del nuevo Consejo General del INE, así debió decirlo. No es creíble disfrazar su pequeñez en ese “magnánimo gesto democrático”, a menos que asuma propias o al menos comunes con la parte más retrógrada del INE y sus socios, sus triquiñuelas y burdas simulaciones que intentaron hacer depender el orden constitucional y la democracia de su permanencia en un órgano que, efectivamente, construimos muchos y que ustedes simplemente adulteraron y usufructuaron.
Sus nuevas adscripciones, con amañados procedimientos para reincorporarlos, los esperan a ambos. Su socio les explicará, si su momentánea cordura lo permite, lo correcto de la redundancia.
