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martes, 23 abril, 2024
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Busca el capitalismo feminizar a los trabajadores y someterlos a un régimen de precariedad: Gargallo

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Por: ALMA RÍOS •

■ No es el género el que crea la opresión, sino la opresión la que crea a las mujeres, expone

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“Hoy el capitalismo desea feminizar a todos los trabajadores para someterlos a un régimen de precariedad y descontrol sobre sus tiempos”, afirmó la filósofa por la UNAM Francesca Gargallo, quien en cita a Monique Wittig agregó para redondear esta lectura de la construcción cultural capitalista desde el feminismo, que no es el género el que crea la opresión sino la opresión la que crea a las mujeres. De lo cual puede inferirse que “quien es oprimido es feminizado, y quien es feminizado puede ser explotado de manera total”.

Francesca Gargallo, intervino esta semana en conmemoración al Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres con la conferencia magistral Respuestas feministas contra la violencia capitalista, que se incluyó en el programa que para este efecto generó la Procuraduría General de Justicia de Zacatecas a través del Centro de Justicia para Mujeres.

Antes, en el mensaje introductorio, Mara Muñoz, directora del Centro de Justicia para Mujeres, dijo que “revisar los condicionamientos sociales desde una perspectiva feminista es vital para desentrañar las mentiras de un sistema capitalista y patriarcal que juega con nuestros deseos, construidos desde la satisfacción de otros y que nos llama a ser una mercancía más de este mercado insano e insaciable”.

La funcionaria agregó que el feminismo tiene muchas respuestas y nuevos cuestionamientos para debatir “las más cosas más pequeñas que nos hacen funcionar en este sistema pese al dolor que infringe”.

Expresó también su agradecimiento a Francesca Gargallo por ofrecer medios de conocimiento que ayuden a acabar con la que denominó una velada y sutil violencia, que empieza “como un juego inocente”, esto en referencia a la construcción cultural que se ejerce sobre las mujeres desde la niñez, y que termina dijo, “en el agravio más lacerante, que nos roba la libertad más genuina, esa que se construye desde la rebeldía, y en muchos casos, la vida”.

“Las mujeres siguen muriendo en México y en el mundo por razones de género y necesitamos reflexionar dónde está la falla desde nuestra sociedad y los gobiernos para evitar esta normalización de la barbarie en la que nos encontramos inmersas e inmersos”, expuso.

En su momento, Gargallo dijo sobre el capitalismo contemporáneo, a diferencia de aquel de hace 50 años en que irrumpió el feminismo exigiendo igualdad de salario y reconocimiento para las mujeres, se expresa no como uno que explota menos, sino más pero de otra forma, pues ahora explota “nuestro cuerpo, nuestro esfuerzo y nuestras emociones”.

El capitalismo actual utiliza el miedo y la seducción; los mensajes pueden ser la advertencia ante la inseguridad, “no salgas a la calle” pero también, “mira cuántas cosas pueden comprar”.

Ambos son mecanismo de exclusión y en el segundo caso, promesas de una ganancia que nunca llega “hasta que las y los trabajadores se muestren entusiastas con los constantes aprendizajes que deben realizar para competir entre sí”.

Francesca Gargallo preguntó a los asistentes ayer al auditorio del Palacio de Justicia, cuántos allí trabajaban más de ocho horas, para recordarles que el trabajo gratuito, además de ser ilegal y una expresión de explotación, es el trabajo que históricamente han realizado las mujeres.

Cuando se doblega a las personas al trabajo gratuito dijo, se construyen mil maneras de precariedad que facilitan la demanda de una flexibilidad absoluta, un término que recordó, fue acuñado por el expresidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, uno de los ideólogos del neoliberalismo.

De esta reflexión vino otra, si ¿será verdad que es buena una flexibilidad laboral tan absoluta, en que se cambie el horario a los trabajadores y “no puedan llevar a sus hijos o hijas a la escuela a tiempo y deban buscar otra persona para explotarla y que ella lo haga?, regularmente dijo, una mujer vieja o que no tiene trabajo.

De esta interrogante y para amarrar las implicaciones de la “flexibilidad” laboral con el referente femenino, preguntó: “¿Cómo son las madres?, esto, para contestar que se caracterizan por su “disposición amorosa total”.

La jornada materna observó, no tiene principio ni fin, le pueden llamar a las tres de la mañana, y a las 10 de la noche puede estar terminando la tarea de su hija o estarle haciendo el vestidito para que vaya de  pastorcita a la fiesta de la escuela.

“Tenemos una disposición amorosa total”, reiteró la filósofa, escritora y artista visual, para concatenar la siguiente pregunta: ¿Por qué debo tener disposición amorosa a mi puesto de trabajo, quién ha dicho que una cosa es la otra?

Así, expuso, puede decirse que se intenta feminizar a la clase trabajadora entera convenciéndola o atemorizándola hasta que acepte la precariedad de su condición, “alargándole la jornada según el modelo materno”, dijo.

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