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sábado, 20 abril, 2024
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Nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde

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Por: ZOELIA DEL CARMEN FRÓMETA MACHADO •

Hacia dónde vamos en la búsqueda constante y por momentos desesperada de la iluminación, la felicidad, el amor, la pareja ideal, etc.? Muchas veces me pregunto, ¿No será que en esa búsqueda nos estamos perdiendo lo mejor: vivir el aquí y ahora, vivir, el único momento que tenemos que es el presente?

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Como dije en mi artículo anterior dedicado a la impermanencia, todo está cambiando constantemente. Lo único real es el ahora; este momento sagrado que es eterno. El pasado no existe, y el futuro, dejemos de preocuparnos por él y tratemos de ser felices.

Puedo estar equivocada, mi verdad es mi propia experiencia, de cada día, la certeza de ser más que mi cuerpo, mi mente, o toda esa ilusión en la creo. Parte de esa verdad es ser consciente de lo que estoy sintiendo ahora, mis emociones, reconocerlas, abrazarlas.

No se huye del dolor, ni de la pena ni de la carencia, de la tristeza, y es lo que la mayoría busca, desesperadamente. Al rechazarlas te rechazas a ti mismo, a las posibilidades de construir el sentido de tu camino. Y posibilita la aparición da la “sombra”: esa área oscura que no quieres ver. La no aceptación significa falta de amor hacia ti mismo, los que te rodean, la vida misma. Recuerda, lo que más temes, es lo que más te persigue.

Aceptar lo que eres no es el fin, es sólo el principio de vivir consciente. Abrir la caja de pandora para que salgan sus inquilinos. Es vivir la certeza de que eres parte de todo cuanto existe. Muchas veces me inquieta el término iluminación, su grandilocuencia, el discurso que fabrican algunos, como algo por lo que hay que batallar, sufrir. No estamos aquí para sufrir, no hay un Dios, que siempre te está poniendo a prueba, ¿a prueba de qué? Me niego a creerlo. Vine a vivir con lucidez, con amor; así que prefiero creer que siempre he estado iluminada, sólo que no lo recuerdo. Es preciso mirar adentro, escuchar al corazón.

Hay demasiados patrones mentales limitantes que nos hacen creer que el sufrimiento es necesario. No necesitamos estar en la cruz para alcanzar la salvación. Sólo necesitas saber quién eres, por qué estás aquí, cuál es tu misión, y hacer lo mejor que sabes con un corazón alegre.

Dice el maestro Ramtha, y es algo que me encanta recordarme y recordar a los demás, que llegará un día que al levantarte y mirar por la ventana, todo sea diferente, el brillo, el color del paisaje, tu propia presencia, viviendo la unidad. Ese día, en ese instante te sorprenderás de lo cerca que siempre ha estado todo. La separación era sólo una creencia en tu mente, en verdad nunca existió. Y ese cambio de conciencia no es reservado para unos poco, no es cuestión de elegidos, está ahí para todos.

Estamos aquí compartiendo una experiencia, vivir. Ése es tu mayor deber. Sólo no dejes que las pequeñas mezquindades enturbien tu mejor experiencia, ahora y siempre vive la compasión, que no es sinónimo de lástima, sino amor. Compasión, palabra que en lo personal creo, no se trata de definir, sino de sentir. Se trata de algo que hay que experimentar con responsabilidad. Pero hay demasiada ira, demasiada violencia que perpetuán el sufrimiento, la apatía, la separación. Nunca has dejado de ser amor, y nunca lo dejarás de ser.

Hay palabras que no se intelectualizan, palabras sólo para ser vividas, y una de ellas es la palabra compasión, del latín cumpassio, “padecer juntos” tratar con emociones…”, simpatía. “El secreto poder de su etimología ilumina la palabra con otra luz y le da un significado más amplio: tener compasión significa saber vivir con otro su desgracia, pero también sentir con él cualquier otro sentimiento: alegría, angustia, felicidad, dolor. …es en la jerarquía de los sentimientos el sentimiento más elevado”. La insoportable levedad del ser. Milan Kundera

Te invito a que cada día, te permitas la posibilidad de ver las cosas diferentes, de cómo generalmente crees que son. Salir de la rutina y las limitaciones del pensamiento; porque todo está aquí y ahora, nunca en otro lugar. Y cada decisión que has tomado, siempre ha sido la correcta. Cada oportunidad ha sido una libertad que te has dado hacia la experimentación del amor. Recuerda, todo es impermanente. No tengas miedo, nunca estás solo, Dios está en todas partes. Porque lo es todo. Y tú, eres parte maravillosa de ese todo. Y estar vivos es volverse consciente de ese privilegio. Da gracias y continúa tu jornada. Nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde.

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