Este jueves 25 de noviembre ocurrió la visita de AMLO a Zacatecas. ¿A qué vino el presidente a este territorio de cielo cruel y tierra colorada?, más colorada aun teñida con la sangre de tantos muertos ocurridos con la hasta ahora fallida nueva gobernanza. Contento como se le ve en estos días después de su participación en la cumbre de líderes de América del Norte, optimista sin dejar de lado esa voluntad que raya en el voluntarismo, fresco el decretazo (acuerdo) que establece que los proyectos de obra pública deben ser considerados de interés y de seguridad nacional.
En la cresta de ola de popularidad que como un aura lo envuelve, vino a presentar un Plan de Apoyo Para Zacatecas. El alcance de su éxito o fracaso se verá con el tiempo. Hasta ahora su estrategia de seguridad de “abrazos no balazos” no ha dado los resultados esperados.
La estrategia de atacar a la inseguridad desde sus causas que se dicen estructurales, hasta ahora, no observa avances. La ciudadanía ve a la guardia Nacional patrullando calles, pero como un espantajo que solo llega a acordonar los sitios en donde ocurren los homicidios. Reactiva más que activa, pareciera huérfana de una labor de inteligencia.
La visita del primer mandatario se da en el contexto de una inseguridad in crescendo que se registra en prácticamente todo el país. Encuentra a nuestro estado con la cantidad de 440 muertos registrados solamente en dos meses y medio, periodo que comprende lo que va del gobierno de D. Monreal, y específicamente a Fresnillo, municipio gobernado por el cachorro de los Monreal ubicado como el quinto más inseguro del país. Una inseguridad que percibe su población, real con los muertos, levantados y colgados en una ola de criminalidad que no para. Lo anterior está sucediendo en un gran numero de municipios.
Nos enteramos que los muertos y colgados es el resultado de la lucha entre carteles que han hecho del territorio zacatecano una tierra de frontera en donde ocurre las disputas por plazas, rutas y distribución de las drogas. Lo que ha llevado a confrontaciones con su reguero de muertos.
El susodicho Plan (véase La Jornada, Reforma y El Diario, 25 de nov.) en materia de seguridad denominado “Zacatecas 2”, presentado por el general Crescencio Sandoval se resume básicamente en los siguientes puntos: 1. Reforzamiento con la presencia de las fuerzas federales. 2. División de la entidad en tres áreas (norte, centro y sur) con un despliegue de 460 elementos operativos más de los que ya existían. 3. La estrategia se aplicará en las tres áreas, aunque la zona centro tendrá prioridad. 4. Para reforzar a quienes operarán en las tres áreas geográficas, “adicionalmente se unirán las zonas militares de San Luis, Guanajuato, Aguascalientes y de Jalisco. 5. Cada mes se harán evaluaciones sobre los resultados de la estrategia y 6. En los años 2022 y 2023 se pretende construir nueve instalaciones de la Guardia Nacional. AMLO redondeo el Plan subrayando que hay que atender a los jóvenes para “quitarle el semillero a los grupos criminales”, haciendo abstracción de como y porque pasan a engrosar las filas de sus bandas.
La presencia de AMLO en Zacatecas y del Secretario de la Defensa Nacional era más que necesaria, urgía. El gobernador aprovecho la visita para pedirle al presidente ayudas para ampliar y mejorar la infraestructura carretera y abastecimiento de agua potable. Por su parte, el titular del Ejecutivo ofreció la reactivación de la Presa Milpillas para dotar del preciado líquido, entrega gratuita de fertilizantes; y lo que es una demanda urgente: garantizó el pago de salarios y aguinaldo para docentes y burócratas.
Sería un error y pecaríamos de ingenuos si pensamos que con la visita del presidente como por arte de magia acabaran los problemas de inseguridad en el estado, aunque lo deseamos encarecidamente. Por algo se empieza y es mejor el Plan que la inanición en la que estaba nuestro gobierno con unos cuerpos de seguridad raquíticos, faltos de capacidad, sin los apoyos logísticos y económicos suficientes y por si algo faltara, desmembrados.
