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viernes, 19 abril, 2024
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Sí a la Alianza, incluida la ciudadanía.

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Por: MANUEL GÓMEZ •

Si el fin justifica los medios y el pragmatismo es un estado natural de la política en su fase más salvaje, a continuación, vamos a tratar (y lo digo así, porque es usted estimado lector el que decide si compra o no mis argumentos) de justificar objetivamente las alianzas de los institutos políticos en el nuestro país.

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El contexto nacional presenta una realidad bastante compleja para el sistema político mexicano; el descrédito es tal que las candidaturas independientes son una alternativa para el electorado, más allá de si esas candidaturas son reales o puras, como debiera ser. Esta coyuntura arroja algunas tareas pendientes para explicar la génesis de lo que nos ocupa. México debe transitar al sistema parlamentario para contrarrestar el poder absoluto del Presidente y brindar equilibrios en el parlamento, claro, en uno constituido bajo el principio de real democracia. El problema es el de siempre, las mayorías o aplanadoras en el Congreso, perpetuamente carentes de voluntad política y dispuestas a todo por no perder un ápice de poder no dan tregua, a lo menos que se debe aspirar para generar condiciones mínimas de equidad y competencia es la segunda vuelta y la revocación de mandato, es inaudito que en democracias menos desarrolladas estas dos herramientas están presentes en las legislaciones de otros países.

Las alianzas son una herramienta más para acceder al poder en regímenes tan cerrados como el nuestro y  pueden ser de muchos tipos, las hay de facto, las hay formales y por supuesto coyunturales, sólo hay una premisa que las identifica y es promover una oferta atractiva y competitiva al electorado para propiciar alternancia. Si nos referimos a las alianzas políticas entre institutos podemos ser más objetivos, me atrevo a decir que todos los partidos han sucumbido a esta tentación y han dejado en segundo término la pureza de su génesis, anteponiendo el principal objetivo, al dogma y a sus ideales. Es cierto, se entiende mejor y electoralmente es más estético aquellas alianzas entre partidos que coinciden en su línea política, pero también lo es que la realidad supera el estoicismo con el cual pudiese competir un partido político de oposición para pasar a ser sólo un ente testimonial del derroche de recursos y otras corruptas prácticas que a cada elección se ven con cotidianidad.

México desnudo deja ver un cascarón institucional, una fosa clandestina en todo el territorio, una corrupción generalizada que según el Presidente es cultural (aún más grave) y el hecho de que sea éste el que la propicie aún más. Además, la economía no crece, los recursos financieros están etiquetados para cubrir apenas las necesidades mínimas pero mal orientadas, el PIB sufre como el bolsillo de los mexicanos porque su mejor aliado Pemex está herido de muerte y el poco dinero que queda, que en realidad no es tan poco se va para otras necesidades, pero en este caso de la clase política dominante y principalmente de los compinches de Peña Nieto: casas de cerca de los 100 millones, yates que sólo tienen reyes sauditas, aviones de 300 mil millones de dólares y un sinfín de lujos que dejan un tufo nauseabundo en el ambiente ya de por si impregnado a muerte.

¿El fin justifica los medios?

En los hechos el PRI va desde hace años en alianza con el “partido” “verde” tanto en los municipios, estados, elecciones federales y como en el Congreso, donde si no fuera por los 40 votos con los que cuenta el partido del tucán, en esta nueva Legislatura el PRI no tendría mayoría, y es gracias a eso que en Zacatecas se presenta el caldo de cultivo ideal para pagarle al verde con una gubernatura en una especie de alianza más, sin pudor alguno.

Por otro lado pero también en Zacatecas parte de la oposición intenta a marchas forzadas una alianza entre todos los partidos políticos de oposición que así lo quieran. Lo más sonado es sin duda el “affaire” PRD-PAN por ser políticamente distintos, esta aventura es producto de la decisión de las cúpulas partidistas y lleva por intención vencer en las próximas elecciones en donde en nuestro estado se disputa la gubernatura.

Que nadie se asuste, el escenario no permite impolutos ni inmaculados, veamos que nos presentan estas opciones como propuesta, exijamos que los contenidos y la política de alianzas nos brinden desde ya ¿Cómo?, ¿Cuándo? y ¿Por qué? creer en esta posibilidad, la cual se antoja atractiva por el hecho de ser una alternativa real de cambio. Exijamos también que se incluya a la ciudadanía.

Por último, no olvidemos que Zacatecas aporta más pobres a las cifras del Inegi que puntos porcentuales al PIB, más delitos de alto impacto que la media nacional, mas “ninis” que jóvenes estudiando el nivel medio y superior, mas políticos ricos que nunca en su historia y por supuesto la posibilidad de que vuelvan a ganar los de siempre si no nos organizamos.

Hay cosas mucho peores que las alianzas. ■

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