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jueves, 28 marzo, 2024
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Las Graduaciones y el Desempleo en el 2021

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

En este mes de Junio y los subsecuentes meses, se realizarán en las múltiples carreras universitarias un variado número de graduaciones de muchos jóvenes que egresan con la ilusión de encontrar un empleo que contribuya a la satisfacción de sus necesidades básicas. Lamentablemente, la situación del país respecto al empleo es preocupante ya que de acuerdo con el INEGI, el índice de desocupación de enero a marzo de este año es apenas dos décimas menor a la medición del último trimestre de 2020 cuando la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) la situó en 4.6%. Según la citada ENOE existe una disminución anual de 1.6 millones de personas en la población económicamente activa (PEA), que pasó de 57 millones a 55.4 millones, lo que representa una reducción de la fuerza laboral. Por otra parte, el IMSS señala que faltan más de 500,000 empleos formales para recuperar el nivel previo a la pandemia, cuando había 20.6 millones de puestos registrados en el organismo. En este orden de ideas, el joven profesionista debe darse a la tarea de realizar primeramente los trámites tortuosos para obtener el título y la cédula profesionales, posteriormente, no hay pretexto ante la familia para emprender la aventura de encontrar trabajo. Esta odisea lleva a los muchachos tocar múltiples puertas que en su mayoría se cierran pues todavía en pleno Siglo XXI prevalece el recomendarismo, el amiguismo y el compadrazgo para conseguir empleo. Las oportunidades se constriñen a las buenas relaciones que el aspirante o su familia tengan; si no hay tales vínculos, la aventura amenaza con ser muy extensa e infructuosa, lo cual, resulta complejo pues, si con el paso de los meses y años no se materializa la proeza de ocuparse, los jóvenes presas de la desesperación y en ocasiones, víctimas de la presión de la familiar, eligen trabajos emergentes por ejemplo en tiendas departamentales que los explotan con jornadas de trabajo extenuantes, anticonstitucionales y degradantes, peor aún, los salarios raquíticos constituyen un insulto que no representan ni las ganancias obtenidas por la tienda ni el trabajo efectivamente realizado. La situación del desempleo se complica cuando los jóvenes adquieren una responsabilidad mayor: el matrimonio, la paternidad o la maternidad, constituyen un plus negativo en la búsqueda de trabajo, pues los jóvenes aceptan cualquier opción laboral que aporte lo mínimo para la comida, la leche y los pañales; el título universitario adquirido, el esfuerzo familiar y el desasosiego que genera a los padres el hecho de que el hijo o la hija se vayan, pasa a segundo término pues, en su mayoría los vástagos se quedan y con ganancia, lo cual afecta la vida familiar de los demás hijos que ven restringido su espacio y privacidad ante la llegada de un nuevo integrante. La situación económica de México en lo general y de Zacatecas en particular, es crítica, no hay empleo y los existentes son muy mal pagados, no se advierte la circulación de dinero en el escenario nacional o estatal, los comercios siguen cerrando ante las bajas ventas, basta con mirar los locales hay en renta y se ofertan cada semana. En este contexto, resulta urgente brindar alternativas a los cientos de egresados que cada año emigran de las universidades públicas y privadas con una sonrisa de satisfacción por la culminación de sus estudios y que posteriormente, se transforma en llanto y frustración cuando la realidad les da un golpe en la frente ante la carencia de oportunidades, de tal suerte, debemos exigir como ciudadanía, propuestas serias y bien cimentadas para acrecentar la posibilidad de que los jóvenes cuenten con un empleo y se inserten en la vida económica en forma positiva. En la odisea de buscar empleo y ante el fracaso de esta, muchos jóvenes con cierta solvencia, optan por seguir en su profesionalización con maestrías y doctorados, por el contrario, los más, trabajan en el segmento informal, en taxis, rutas, taquerías y otros empleos modestos y honrados que no requerían en un inicio, el gran sacrificio de los padres y el costo que la educación pública eroga por alumno. Finalmente, quiero decirle a los jóvenes y a sus padres que ellos no son los que fallan, el que incumple en materia laboral es el Estado y sus órganos que derrochan en campañas y programas sin planeación, un amplio porcentaje de los recursos públicos, otros más se pierden por la corrupción que cada trienio y sexenio ejercen los servidores públicos. Mucho por hacer en este sentido. Hasta la próxima. ■

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