12.8 C
Zacatecas
sábado, 20 abril, 2024
spot_img

¿Qué sabe el FBI y la DEA de García Luna?

Más Leídas

- Publicidad -

Por: GILBERTO DEL REAL •

El senador republicano Chuck Grassley está haciendo lo que ni la defensa ni la fiscalía quisieron hacer durante el juicio a Genaro García Luna. Más allá de testimonios, por más concordantes y definitorios que fueran, de testigos colaboradores y unos pocos agentes de allá y de acá, la fiscalía había presumido la existencia de abundantes elementos de prueba en audios, videos y demás acervo documental que, de haberse presentado, habrían hecho de la condena de García Luna un asunto de trámite. Pero el juicio, inexplicablemente, se abrevió y esa información de enorme interés público se ocultó. Ahora el senador Grassley está exigiendo a la DEA y al FBI que “por favor, expliquen qué sabían cada una de sus agencias sobre la corrupción y actividad criminal de García Luna, cuándo se enteraron de esa información y cómo dieron con esa información”, según la nota de David Brooks en La Jornada, citando al senador.

- Publicidad -

Se trata de información que exhibirá a mandos superiores de ambos lados de la frontera, que por indolencia o corrupción permitieron o colaboraron con quien, según el jurado, ahora es culpable de las 5 acusaciones que le imputó la fiscalía. Del lado norteamericano ya ha habido soterrados movimientos y remociones de personal a cargo de sus actividades en México y por lo mismo el escándalo será menor que acá de este lado, en donde el organigrama criminal que presentó la fiscalía, al cierre del juicio, solo tiene un lugar superior y corresponde a los expresidentes de la República, señaladamente a Felipe Calderón y Vicente Fox.

Sea cual sea el desenlace de la exigencia del senador, solo se harán públicos nombres y escándalos previsibles y la sustancia misma del fenómeno podría quedar en la penumbra. La esencia del asunto es que el orden mundial que se nos ha impuesto, y nos hemos acostumbrado ya, incluye como componente básico la sujeción de países periféricos para surtir, entre otras cosas, droga al inmenso mercado gringo, que al cruzar la frontera se mercadea como acá se venden pepitas y cacahuates, dejando tras de sí un reguero de muerte, dolor, desapariciones y miedo. Los armeros gringos tienen un buen mercado que hace del narco mexicano sus clientes de oro. Los expertos en lavado de dinero hacen su agosto blanqueando formidables cantidades de dinero que incorporan con fabulosas ganancias a la circulación legal, al mismo tiempo que mantienen su estatus de respetables y hasta filantrópicas instituciones y personalidades del mundo financiero. Felipe Calderón, presidente de México apenas electo, y el saliente presidente norteamericano George W. Bush, solo fueron los monigotes que en aquella reunión del 9 de noviembre del lejano 2006, en Washington, definieron las condiciones de vida de sus pueblos, bajo los auspicios y visto bueno de las anónimas e invisibles corporaciones de las que fueron subsidiarios actores secundarios. La penumbra y fuerzas oscuras acompañan a las corporaciones, que hacen de los gobiernos nacionales, títeres. Si la información que exige el senador inunda medios formales e informales, se estará avanzando un poco en el sentido correcto: cuando menos tener claras las raíces del problema que ahora parece un mal sin remedio, mientras los descarnados intereses globales, y la ruta del gran dinero, no sean del conocimiento del 99% de la humanidad.

P. D. Mucho ayudará en nuestro país que esos temas sigan siendo materia de las mañaneras.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -