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viernes, 29 marzo, 2024
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Vicisitudes del Regreso a Clases en las Etapas de Pandemia y Postpandemia

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Por: Óscar Castruita Hernández •

Haciendo un recuento histórico, las cifras actuales de personas fallecidas y contagiadas por COVID 19, dadas a conocer por nuestras autoridades oficiales en el ámbito de competencia federal y estatal, son tan malas como las de inicios de la pandemia, donde hemos transitando de etapas de saltos a sobresaltos, y de periodos de angustia a momentos de optimismo, como el que nos ha transmitido últimamente los diferentes laboratorios con el descubrimientos de vacunas para hacer frente a la pandemia. Sin embargo, cuando pensamos encontrarnos con la luz al final del túnel, la canciller alemana Ángela Merkel recientemente ha alertado al mundo entero, sobre el descubrimiento de nuevas mutaciones de coronavirus que son más agresivas, mismas que señaló terminarán por desplazar al virus original, con consecuencias más severas, advirtiendo sobre el riesgo real que significaría en estos momentos el regreso a las escuelas, lo que conlleva a interrumpir momentáneamente nuestro momento de júbilo y termina por empujarnos a una etapa de desconcierto, ante el inminente peligro que representa, por lo que vale la pena reflexionar sobre cuál será el futuro deseable de la educación en las etapas de pandemia y postpandemia, lo que a su vez, nos traslada a plantearnos interrogantes sobre el enorme desafío que implica el regreso a clases presenciales, donde nos resultará ya no tan importante conocer el ¿Cuándo? sino el ¿Cómo?

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Sin lugar a dudas el fenómeno del COVID 19 ha obligado a las autoridades, a realizar una modificación en sus agendas de gobierno y una refocalización de sus políticas públicas, con miras a lograr una gobernanza, sobre todo en materia de salud y educación, en tanto, por el lado docente ha promovido una redefinición en su misión, visión y objetivos, modificaciones en normas, contenidos, diseño curricular, planeación didáctica, recursos didácticos, así como estrategias innovadoras y técnicas creativas de enseñanza aprendizaje, entre otros. Considero que ante la pandemia, la educación ha pasado a una etapa de recomposición, que ha terminado por colocar al docente en el epicentro impulsor de la producción y difusión de conocimientos en los diferentes niveles educativos, con el apoyo de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). Estoy convencido que la pandemia ha trasladado la educación a una nueva dimensión, que a su vez ha promovido una reinvención del docente y un nuevo rol en el papel de los maestros, para infundir valores y generar saberes en sus estudiantes, pero por otra parte, también hay que reconocer que la pandemia ha afectado las oportunidades de aprendizaje, conocimiento e interacción que concede el aula a los estudiantes, más aún en el nivel de educación básica, ya que es donde se construyen los cimientos del conocimiento, que permite a los alumnos hacer frente a los retos de los grados escolares subsiguientes, lo que nos hace recordar la importancia y urgente necesidad de un regreso a las aulas, aunque estas ya no volverán a ser las mismas que una vez tuvimos en nuestras escuelas antes del surgimiento de la pandemia, porque los efectos producidos por el COVID 19 ya parecen irreversibles, lo que nos obliga a sociedad y gobierno, docentes y estudiantes, autoridades educativas y padres de familia, en el reconocer y terminar por adaptarnos a una “Nueva Normalidad” que apuntale la educación hacia el encuentro de una nueva fase de desarrollo denominada “Sociedad del Conocimiento” donde las TIC serán el gran aliado que permita de ahora en adelante la formación ciudadana moderna, lo que implica armar un andamiaje basado en consensos sociales y con una alta visión transversal. Pero insisto, no resulta exagerado afirmar, que la educación que se forja en las aulas es la que conduce a alcanzar un desarrollo humano integral, el aula es el espacio natural de enseñanza y aprendizaje, es la que proporciona el ambiente idóneo de interacción del docente con sus alumnos y del alumno para con sus compañeros, es el entorno estratégico que promueve la capacidad de pensar y de aprender a aprender, es el ecosistema vital donde se incentiva el desarrollo de las capacidades de los estudiantes, aún más en aquellos alumnos que tienen algún tipo de “Necesidad Educativa Especial”(NEE); sí bien, la educación virtual ha permitido que los estudiantes reciban algún tipo de educación, esto no reemplaza los beneficios y reforzamiento de aprendizajes que se logra con el apoyo de los recursos y materiales didácticos dentro del aula, comparado a los que actualmente se entregan de manera virtual para estudiar y practicar en casa.

Me queda claro que ante la “Nueva Normalidad” es necesario el regreso a clases presenciales de manera gradual a las escuelas, con bloques de horarios rotativos, protocolos de seguridad claramente definidos y combinandos las “Clases a Distancia con las Presenciales”, es decir, bajo un esquema mixto. Ante este escenario, el debate gira en torno al ¿Cómo hacer? este retorno presencial en condiciones seguras, considerando que las instituciones educativas tanto de naturaleza pública y privada, tienen grandes contrastes en cuanto a sus presupuestos e infraestructura educativa para cumplir y dar seguimiento a los lineamientos emitidos por las autoridades oficiales en la materia, además la diferencia en su capacidad para contar con un buen stock de materiales de limpieza y artículos sanitizantes, a ello se le suma la gran brecha de desigualdad que existe en materia de los sistemas escolares de agua potable, para su suministro, conducción y guarda en cisternas o tinacos en forma óptima, para asegurar la higiene, desinfección y sanitización de bebederos, lavamanos y baños de las escuelas, para así garantizar la adopción de prácticas de higiene elementales pero sumamente esenciales, como el lavado constante de manos. Por otro lado, está el tema de los docentes que tienen “Comorbilidades” o riesgos diagnosticados en su salud, que deberán seguir desde casa ante su vulnerabilidad e inminente riesgo de contagio por COVID 19, lo que alerta sobre la urgente necesidad de que el proceso de vacunación llegue a cada uno de los maestros y estudiantes del país. Ante la noticia nacional sobre el posible “Regreso a Clases Presenciales” como lo será en el vecino “Estado de Jalisco” el próximo mes de marzo, habrá que estar expectantes en cuanto a los procesos y protocolos instrumentados por las autoridades educativas y de salud en esa entidad para convivir con esta nueva enfermedad, para adoptar las prácticas y medidas que resulten positivas en nuestro “Estado de Zacatecas”, el cual sin pretender ser pesimista y aun reconociendo que la pandemia es un tema transversal que involucra a los tres niveles de gobierno y sociedad, veo a nuestras autoridades locales con mucha pasividad en relación al tema, y con poca disposición a contribuir a resolverlo, como si estuvieran consintiendo que se prolongara por más tiempo el esquema actual, en función del esquema de ahorros que les está generando la inactividad de los diferentes planteles educativos, aunque este vaya en detrimento de la educación. Desde mi perspectiva, considero que hasta el momento en el Estado, no existen las mejores condiciones para un regreso presencial a clases, hasta en tanto no se implemente un sistema de salubridad seguro y confiable para atender a las diversas instituciones que integran al sector educativo de la entidad, entre los que se encuentran, los más de 4 mil planteles de educación básica, así como que invariablemente, se cumpla con la meta del 100% de los docentes vacunados. Al tiempo. ■

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